Julia Cotilla se dio la vuelta y me miró con gran cabreo.
JULIA.- ¿Por qué me sigues?
MANOLI.- Me gustan tus entrevistas.
JULIA.- Pues te las lees, pero no tienes por qué perseguirme por toda la ciudad cada vez que salgo de casa. Esta mañana te has venido detrás de mí al súper, al estanco, al cajero…
MANOLI.- Era por si acaso ibas a hacer alguna entrevista.
JULIA.- Voy a llamar a la policía como sigas así.
Julia Cotilla, mi entrevistadora favorita, salió disparada, probablemente pensando que me daría esquinazo, pero no lo consiguió. Es que yo soy un avestruz y corro muy rápido. Entró en el bar de la semana pasada, el que está frente a la Cuarta Pared, es decir, justo en la acera de Lagrada. Ella entró en el bar. Yo me quedé mirando tras el cristal. Ella saludó a un hombre y se sentó con él alrededor de una mesa. Entré, me senté en la mesa de al lado, a la espalda de Julia, y me puse a escuchar. Él se llamaba Jorge Jimeno, de la compañía Montajes en el abismo, que tenía en cartel una obra en Lagrada.
JULIA.- ¿De qué trata El cortacésped?
JORGE.- El cortacésped toma las tesis del sociólogo y escritor Hartmut Rosa para tratar el régimen competitivo en el que nos hallamos inmersos a todos los niveles, que parece conducirnos a toda velocidad, entre depresiones y ansiedades, a una búsqueda imposible, la de una felicidad que pareciera que cada vez está más lejos.
¿Hartmut? Qué extraño nombre. Desde luego, no es nombre de avestruz. Tendré que investigar…
JORGE.- Hartmut propone que la solución está en darnos cuenta de que lo que realmente nos hace felices es resonar con el entorno, justo lo contrario de lo que hacemos, que es instrumentalizar todo lo que nos rodea bajo el nombre de recursos humanos, naturales, económicos, a la vez que nos culpamos por no aprovechar bien el tiempo. Y para hacerlo, tomamos como ejemplo lo que mejor conocemos, la vida de una pequeña compañía de teatro.
JULIA.- Madre mía, sí que lo traías estudiado. Pero… ¿Me puedes contar más llanamente qué pasa en El cortacésped, sin desvelar mucho?
JORGE.- Pues una pequeña compañía de teatro, como la nuestra, lleva más de dos décadas trabajando gracias a una ayuda del Ministerio de Cultura, pero un día reciben una noticia: la ayuda va a ser sustituida por un coach que les conducirá a través de un proceso de mentoring hacia la aceleración digital propia de estos tiempos.
JULIA.- ¡Anda! ¿Está basada en hechos reales?
JORGE.- Bueno, espero que no. Pero todo podría pasar. En cualquier momento las ayudas públicas se pueden convertir un coach…
JULIA.- Es una comedia, deduzco.
JORGE.- Sí, es una comedia.
Muy bien, a mí me gustan las comedias. Estuve a punto de decirlo en voz alta, pero me contuve, porque Julia aún no se había dado cuenta de que yo estaba en el bar. En vez de decir nada, hice venir al camarero para pedirle en voz muy baja una ración de albóndigas.
JULIA.- ¿Qué es para ti la comedia?
JORGE.- Pues, desde el punto de vista de lo que yo escribo, es reírme sobre todo de mí mismo, de mis miserias e incoherencias al intentar sobrevivir y encajar en esta sociedad repleta de absurdos.
JULIA.- ¿Por qué hacer comedia en estos días?
JORGE.- En estos tiempos de polarización y extremismos, tiempos muy preocupantes, la comedia puede ser un bálsamo que nos una; pero una comedia que no hiera, que no ridiculice, sino que nos permita reconocer nuestras miserias y dificultades y reírnos juntas de ellas, al mismo tiempo que nos remueva.
El camarero me trajo unas albóndigas. Pero entonces se dio cuenta de que soy quien se fue sin pagar su ración de albóndigas la semana pasada. Así que le tuve que pagar por adelantado. Menos mal que esa misma mañana acababa de vender mi huevo gordo del día anterior. Te hago un resumen: soy un avestruz, pongo un huevo gordo cada dos días, y lo vendo para poder comprarme entradas para el teatro, porque como no soy un murciélago como mis compañeros de supermercado, tengo que pagar entrada… Ellos entran volando; yo, si vuelo, llamo mucho la atención…
JULIA.- Si te pudieras ir de cañas esta misma semana con Hartmut Rosa, ¿qué le preguntarías?
JORGE.- Pues le preguntaría si hay alguna posibilidad de encontrar la resonancia dentro de este sistema competitivo capitalista, y como creo que la respuesta es que no, pues le preguntaría cuál es el primer paso que hay que dar para ir tumbándolo sin que estalle por los aires y nos corte la cabeza a la humanidad entera.
Mira, vaya cosas que quiere preguntar la gente. Yo si me fuera de cañas con este señor Rosa, le preguntaría que cuál es su color favorito, por ejemplo. Como sea el rosa, pensaré que estamos hechos el uno para el otro. También le podría preguntar su número de la suerte…
JORGE.- Eh… No te des la vuelta ahora, Julia, pero ceo que detrás de ti hay un avestruz comiendo albóndigas.
JULIA.- ¿Otra vez ese maldito pajarraco? (Se gira muy enfadada.)
MANOLI.- ¡Tú sí que eres una pajarraca!
JULIA.- ¡Lárgate, Manoli, y deja de perseguirme!
MANOLI,. Vale, ¡me voy cuando ese chico me prometa que me deja una invitación para ver El cortacésped en Lagrada! ¡Y espero que ese día vaya Hartmut Rosa a ver la función, que le quiero conocer!
JORGE.- Me temo que lo primero es más fácil que lo segundo…
Manoli, el avestruz
El cortacésped de Jorge Jimeno
Dirección: Verónica Gracia
Intérpretes: Eva Sáez, Ruinas Planchuelo y Jorge Jimeno
Intérpretes de reemplazo: Jorge Arche y Ana de la Hoz
Escenografía y vestuario: Sandra Espinosa
Diseño de iluminación: David González
Producción: Montajes en el Abismo
Del 6 al 15 de diciembre de 2024 en Teatro Lagrada