Julia estaba ya entrando en un bar en la calle del Pez. Me hace gracia esa calle, porque no dice qué pez en concreto es… Pero bueno, esa es otra historia y os la contaré otro día. Hoy os cuento que Julia iba a entrevistar a María Pastor y Mariano Rochman, ella dirige una obra que se ha estrenado hace poco, una obra que ha escrito él. La obra se llama Anonimato, está programada en el Lara los sábados a las 18´15h. Julia había entrado en el bar y se había sentado a una mesa con una mujer, María Pastor. Habían empezado a hablar. Yo lo había visto todo a través del cristal. Entré también al bar y todos me miraron como si no hubieran visto un avestruz en su vida. Ignorantes… Me senté en una mesa al lado de ellas dos, me pedí un vaso de agua y un palillo, y me dediqué a escuchar. Julia le hizo una pregunta a María.
JULIA.- ¿De qué trata Anonimato?
MARÍA.- Anonimato es la historia de Iván, un hombre de mediana edad al que la vida le sonríe y que está esperando su primer hijo con mucha ilusión hasta que descubre que no es quien creía ser. Y entonces entra en una crisis de identidad al saber que su padre biológico es un donante de esperma, y que el que siempre había creído que era su padre, de quien guarda muy buen recuerdo y que murió cuando era un niño, resulta que no es su padre biológico. Justo a punto de ser padre se sumerge en una crisis de identidad. Para mí, el tema de la obra son los vínculos, la importancia que tiene el vínculo y el amor, más que la genética.
Anonimato – foto de Juanjo Molina
MANOLI.- ¡Qué interesante!
Como se me ocurrió hablar, ambas se giraron a mirarme.
MARÍA.- ¿Y ese avestruz quién es y por qué se mete en nuestra conversación?
JULIA.- Es una larga historia.
Julia pareció querer continuar su entrevista y obviar mi presencia.
JULIA.- ¿Cómo has abordado el trabajo?
MARÍA.- ¿Te tengo que contestar con un avestruz mirándome?
JULIA.- No hay más remedio. Me sigue a todas partes… Es inofensiva, te acostumbrarás enseguida.
MARÍA.- Bueno, para mí era importante alejarme de toda pretenciosidad y montar la obra de la forma más honesta posible. Y también era importante que fuera una obra amable y luminosa, como un cuento que contamos a los espectadores, incidiendo especialmente en el sentido del humor, que es lo que nos aleja de la pretenciosidad y hace que tengamos todos una mirada más benevolente y amable. Y para mí…
MANOLI.- Yo tengo mucho sentido del humor.
JULIA.- Nadie lo diría, Manoli… Perdona, sigue, María…
MARÍA.- Decía que para mí era un estímulo importante tener al autor en escena, porque así podíamos modificar muchas partes del texto. Y así ha sido, a medida que hemos ido ensayando, Mariano ha ido, bajo mi dirección, cambiando bastante el texto al servicio del proceso interno del actor y de lo que íbamos descubriendo en nuestra investigación.
En ese momento entró un hombre por la puerta, las miró y se sentó con ellas. Pidió perdón por llegar tarde. Yo le tuve que preguntar quién era, porque ellas parecían conocerle perfectamente, pero yo no…
MANOLI.- ¿Y tú quién eres?
MARIANO.- ¿Yo?
MANOLI.- Sí, tú.
MARIANO.- Yo soy Mariano Rochman, y…
MANOLI.- Ah, ¿el autor, actor y productor de Anonimato?
MARIANO.- Sí, ¿ha venido a verla?
MANOLI.- Aún no. ¿Me invitas?
JULIA.- Manoli, te pedí encarecidamente que no nos molestaras.
MANOLI.- Ya, pero estaba hablando con Mariano, no contigo. ¿Me invitas a ver Anonimato?
MARIANO.- Disculpe, pero he venido a una entrevista con Julia y…
MANOLI.- Eso ya lo sé…
JULIA.- Mariano, ¿me podrías decir qué trata Anonimato?
MARIANO.- Bueno, pues trata fundamentalmente sobre la identidad, sobre de dónde venimos, quiénes somos y, cuando nos proyectamos en futuros hijos, quiénes van a ser y por ende quiénes seremos. La obra habla también de la paternidad, pero sobre todo habla de las relaciones humanas. Y hay algo que es muy femenino en esta paternidad, porque todo lo que gira alrededor de este hombre, los personajes centrales de su vida, son mujeres. Es una comedia dramática que plantea la pregunta de ‘¿qué harías si te enteraras de que no eres quien crees ser?’. Y abre un debate acerca de qué es lo que les pasa a las personas que de repente no tienen derecho a saber su identidad, ni de dónde vienen.
Anonimato – foto de Juanjo Molina
JULIA.- ¿De dónde surge la idea de escribirla?
MARIANO.- Hace dos años leí una entrevista a miembros de una asociación que luchan por el derecho a conocer la identidad de sus padres biológicos, y me fascinó, y a partir de ahí sentí que había una historia para contar. Ese fue el punto de partida para escribir la obra y enlazarla con cosas que a mí me pasan y que yo me pregunto.
JULIA.- ¿Cómo han sido los ensayos?
MARÍA.- Bueno, siempre hay dificultades, sobre todo porque para Mariano no es fácil, ya que, además de ser el protagonista, tiene que luchar como dramaturgo con la idea que tenía del texto cuando lo escribió. Y además sobre él descansa todo el peso de la producción. Pero los ensayos han sido un proceso muy agradable. Las actrices (Alba Alonso y Fanny Condado), Mariano y la ayudante de dirección (Estela Montejo) han contribuido a crear un clima de trabajo muy bueno. Y yo he podido probar mi forma de trabajo, nacida en Guindalera, que tiene que ver con el análisis activo, y que he podido consolidar de alguna forma en este proceso de ensayos, aunque ya la había probado anteriormente como docente y directora de pequeñas piezas. Ahora he podido constatar que funciona y ha sido un placer hacerlo.
MARIANO.- En eso estoy de acuerdo. Está siendo una experiencia muy rica, muy sana, estamos trabajando con mucha armonía en el equipo y creo que eso se trata de transmitir en la escena. Hemos hecho un trabajo honesto que creo que es digno de ser visto.
MANOLI.- Pues si es digno de ser visto, ¿me invitas para que lo vea, Mariano?
Mariano me miró con cara de no saber qué pintaba un avestruz tomando un café en la calle Pez. María me miró con cara de que no quería oírme más. Julia siguió preguntando.
JULIA.- María, ¿cómo ha sido dirigir al autor del texto?
MARÍA.- Bueno, eso siempre es delicado, porque evidentemente tiene en su cabeza una idea preconcebida de la obra, pero igual que la puedo tener yo también como directora… Después, en los ensayos, si prima el proceso antes que el trabajar sobre resultados, esas ideas preconcebidas que uno trae caen por su propio peso, porque hay que adaptarse a lo que uno va descubriendo sin traicionar, por supuesto, el espíritu de la obra. Y también hay que ponerse al servicio de los impulsos de los actores, de lo que ellos aportan. A mí me interesa mucho alejarme del naturalismo y buscar cierto estilo, y que la puesta en escena sea lo más desnuda posible, siempre al servicio de los procesos internos actorales. Busco la sencillez sin dejar de profundizar en las razones de los personajes. Busco la auténtica comunicación con el espectador. No es que se rompa la cuarta pared, es que en mi propuesta no existe. Busco la estilización de la verdad. Y que la dirección se note lo menos posible. Ese era mi desafío. Creo que Mariano ha acabado siendo muy generoso, se ha entregado por completo a la idea y ha terminado por confiar en el nuevo enfoque que le he dado a la obra.
JULIA.- Mariano, ¿cómo es la experiencia de que alguien dirija los textos que escribes para ser interpretados por ti?
MARIANO.- Bueno, no es la primera vez, y ha sido una experiencia muy grata. María ha aportado mucho al texto como directora y ha enriquecido muchísimo el texto. Siempre hay que hacer el ejercicio de entregarse, que a veces no es fácil, porque cuando uno escribe, y más en mi caso, que muchas veces dirijo, tengo un punto de vista, hago la primera dirección en la cabeza, y luego, cuando viene un director y te rompe todos los esquemas, hay que abrirse a eso, hay que escuchar. Y bueno, hay momentos donde hay que negociar cosas de texto, que a veces dice, ‘bueno, esto necesito cambiarlo’ y hay que ser generoso para poder cambiar… Y en algunos momentos también decir, ‘no, esto no me lo toques, porque cambiaría el sentido de lo que yo quise contar como autor’.
MANOLI.- ¿Puedo hablar?
JULIA.- No.
Vaya, qué maleducados son con un pobre avestruz que lo único que quiere es una invitación al teatro… En ese momento a Mariano le sonó el móvil, pidió perdón, y se levantó para contestar.
JULIA.- ¿Cómo ha sido dirigir un espectáculo, tras más de dos décadas como actriz? ¿Te ha sido más fácil dirigir precisamente por ser actriz?
MARÍA.- Pues dirigir después de haber sido actriz, tengo el presentimiento que ayuda, porque entiendes por lo que están pasando los actores, inevitablemente, te has visto ahí en muchas ocasiones. Aunque son cosas muy distintas. Para mí ha sido de gran ayuda haber estado de asistente en los talleres de mi padre, Juan Pastor, y en obras que ha dirigido en las que yo no he participado como actriz, y así he ido poco a poco consolidando una metodología tras muchos años de investigación en Guindalera. He aprendido, sobre todo en los últimos años como docente, y cuando he empezado a animarme con la dirección, que lo interesante no es demostrar lo que sabes, sino ponerte en la mente del que aprende, o del que diriges. En ese sentido, como me he visto muchas veces en el otro lado, creo que ha resultado bastante más favorable para todos.
Anonimato – foto de Juanjo Molina
JULIA.- ¿Cómo está recibiendo el público este Anonimato?
MARÍA.- Una cosa que me está gustando mucho de las funciones es que la gente al salir habla de los temas de la obra, y creo que eso es buena señal. Es lo que me parece más interesante y por lo que trabajo como actriz, no para que hablen de lo maravillosos que están los intérpretes o lo bien que he hecho mi trabajo, sino que hablen de los temas de la obra. Y eso está pasando, la gente sale y empieza a hablar de este tema, que creo que se está abordando poco. El tema del donante se utiliza en algunas ocasiones, pero yo nunca había visto un conflicto que girara en torno al hijo del donante. Y lo que también me ha motivado mucho, es que nos hemos puesto en contacto con una asociación de hijos de donantes, han venido a los ensayos, hemos podido tener con ellos un encuentro para conocer su punto de vista, porque siempre en estos casos de donación de óvulos o de esperma solemos pensar en las madres solteras, o en las familias que quieren tener hijos y no pueden, pero nunca nos ponemos a pensar en el hijo en cuestión. Estas asociaciones no exigen que el donante reconozca la paternidad, sino que luchan por el derecho a conocer su origen si así lo desean. Y eso es importante, ahora que la fecundación asistida está a la orden del día. Es interesante centrarse en el punto de vista del hijo del donante, cómo abordar este tema, si decírselo o no, cuándo decírselo, de qué manera… Ha sido muy esclarecedor poder hablar con algunos de ellos, porque toda esta obra de teatro está basada, seguro que te lo contará Mariano cuando acabe su llamada, en un caso real con el que estamos en contacto, y esperamos que pueda venir pronto a ver la función.
En ese momento llegó la camarera a decirme que si aparte del vaso de agua y el palillo, iba a pedir algo más. Ahí fue cuando le dije que no había vendido ninguno de mis huevos gordos y que no tenía dinero para consumir nada. Y la tía me echó. Menudo carácter tenía. Para un avestruz que entra en toda la historia de ese bar… En fin… Que no pude escuchar el resto de la conversación. Pero sí que pillé a Mariano al salir y le volví a decir que si me dejaba una invitación… Y me dijo que este sábado. Así que este sábado voy a ir al Teatro Lara a ver si hay una invitación a mi nombre. Aunque, ahora que lo pienso, no le dije mi nombre…
Manoli, el avestruz
Anonimato
de Mariano Rochman
Dirección: María Pastor
Reparto: Mariano Rochman, Alba Alonso, Fanny Condado
Producción: Doble Sentido Producciones
Sábados a las 18.15h, en el Teatro Lara