Nací en Madrid, hija de pintor y de madre cuya educación se fundamentó en hacer libres a sus hijas. Siempre tuve la oportunidad de indagar diversas disciplinas, siempre fascinada por todas las artes. Estudié Bellas Artes y Artes Escénicas a un mismo tiempo, pero siempre me sentí confusa por no poder seleccionar una técnica específica en la que centrarme. Pinto, fotografío, bailo, hago vídeo y estoy especializada en arte de acción, pero aun así nunca he dejado de dibujar.
El tiempo, cada vez más estrecho y fugaz, va reduciendo mi normalidad y mis lugares de trabajo se acotan, aunque siempre encuentro espacio en una servilleta que me mira, un cuaderno que casualmente es de proporciones exactas a mi bolso, un folio abandonado o un trozo de publicidad. Siempre hay lugares de transición; reuniones, conferencias, largas llamadas, recorridos y viajes que desean aflojar impulsos escondidos y que, sin exigencias, ni juicios, ni pretensiones aparentes, codician salir a jugar.
Son dibujos realizados a partir del azar; una línea y aparece el diálogo.
Son dibujos que no comprenden la goma de borrar, ya que se apoyan en el error para dar vía al imaginario inconsciente.
Son dibujos realizados en momentos de espera, utilizados para apaciguar la expectativa que depara un lugar o un encuentro.
A los caracteres que aparecen los llamo Mapujos porque trazan mapas y requieren tiempo de observación hacia diferentes caminos de lectura. Este nombre aborda esta raza de personajes aparentemente tiernos, pero al mismo tiempo melancólicos, irrisorios y agresivos.