Se pueden desgranar todas las verdades sin fecha de caducidad de El príncipe en un soliloquio que desde el siglo XVI ha retumbado en la mente de todo estratega ambicioso hasta el año en curso. El actor Fernando Cayo escancia en forma de monólogo al lúcido texto de Maquiavelo, conformando una reflexión sobre el poder político al tiempo que cuestiona la dudosa ética de no pocos políticos, que olvidan el bien común en su afán por perpetuar su poder. En estos momentos convulsos de corrupción y agitación social nadie se quedará indiferente.