Home Mientras tanto Marcelo en el XXV Festival de Teatro Clásico de Peñíscola (III)

Marcelo en el XXV Festival de Teatro Clásico de Peñíscola (III)

(Puedes leer los episodios anteriores aquí.)

Vale, como recordaréis, estaba volando, huyendo de Roberto, un murciélago de Peñíscola con muy malas pulgas que me había soltado en toda la cara que el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola era suyo. Y, como era de noche, y estaba todo muy oscuro, me choqué contra algo, el muro del castillo, quizá, y caí… Me choqué contra el muro del castillo, como los que, hace siglos, venían desde el mar e intentaban atacar el castillo y se daban de bruces contra el muro, y no podían escalar, y…

Caí, y me mojé. No recuerdo mas. Cuando desperté estaba amaneciendo, y yo estaba mojado en la copa de un árbol. Un montón de pájaros me miraban. Uno de ellos, el portavoz, habló. Se llamaba Eulogio. Tenía acento gallego.

EULOGIO.- ¿Quién eres?

MARCELO.- Primero de todo, se dice buenos días.

Se quedaron sorprendidos con mi respuesta y hablaron entre ellos. Al rato, Eulogio volvió a dirigirse a mí.

EULOGIO.- Buenos días. ¿Quién eres?

MARCELO.- Mi nombre es Marcelo, y voy de festival en festival y de feria en feria.

EULOGIO.- ¿De festival en festival y de feria en feria?

MARCELO.- Me estoy recorriendo España este verano para ver teatro.

EULOGIO.- ¿Teatro? ¿En el mar?

MARCELO.- No, en el mar, no. En los festivales de verano. El mar me da asco.

Hubo un gran revuelo entre los pájaros.

EULOGIO.- Remigia dice que te ha encontrado en el mar.

MARCELO.- ¿Quién?

EULOGIO.- Remigia. Esa urraca de ahí. La del tupé. (Señala a Remigia.)

MARCELO.- Es que me caí al mar. Estaba huyendo de un murciélago de aquí que quería hacer conmigo albóndigas.

EULOGIO.- ¿Albóndigas?

MARCELO.- Bueno, no me dijo exactamente qué quería hacer conmigo, pero no me esperé a comprobarlo. ¿Y vosotros qué hacéis aquí?

EULOGIO.- Hemos venido a ver nuestra obra.

MARCELO.- ¿Presentáis una obra en el Festival?

EULOGIO.- No, pero la obra se llama Els ocells, es decir, Las aves. Y hemos venido de toda España. Yo soy de Santiago de Compostela.

REMIGIA.- Y yo soy de Albacete. Somos primos.

MARCELO.- ¿Todos?

REMIGIA.- Es que nuestra familia es muy numerosa.

MARCELO.- ¿Y venís a ver a La calòrica?

REMIGIA.- Venimos a ver Las aves.

MARCELO.- Las aves, de La calòrica. Sí, la vi en Madrid.

REMIGIA.- En Madrid no, la venimos a ver a Peñíscola.

EULOGIO.- Estamos en Peñíscola.

REMIGIA.- Es que con el golpe y el chapuzón te has quedado turulato, como mi primo Raimundo, que se cayó al Ebro y le pilló una góndola.

MARCELO.- ¿Una góndola en el Ebro?

REMIGIA.- Eso dicen.

MARCELO.- Perdona, sé de lo que hablo. Yo, la vi en Madrid.

REMIGIA.- ¿La góndola?

MARCELO.- Las aves.

Otro revuelo general de los pájaros. Al rato, seguí hablando.

MARCELO.- Que es una obra que ahora está aquí en el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola, pero que antes estuvo en Madrid y yo la vi. Es que soy de Madrid. Y veo todo lo que quiero.

Revuelo general de los pájaros. Chillidos agitados de urracas. Una de ellas se acerca a Eulogio y le dice algo al oído. Después, Eulogio me habla de nuevo.

EULOGIO.- No te las des de listo. Nosotros también vemos todo lo que queremos, lo que pasa es que muchas veces no queremos ver nada. Pero si queremos, lo vemos. Y hoy tenemos una reunión de urracas de toda España para ver Las aves.

MARCELO.- Pero Las aves es mañana sábado. Hoy es viernes y toca otra obra, No es amor, de Lara Misó y Colectivo sin par.

REMIGIA.- Nosotros queremos ver Las aves porque habla de nosotras. Todas las demás obras, si no hablan de nosotras, nos dan igual.

MARCELO.- Todas las obras hablan de nosotros.

REMIGIA.- Tú estás mucho peor que Raimundo.

MARCELO.- Mejor que no vengáis a ver No es amor, porque es en el Salón Gótico, que nunca se había usado ese espacio para el Festival de Teatro, y no cabemos todos. Yo la veré, pero vosotros no.

Otro revuelo general. Remigia se adelantó y me miro ofendida.

REMIGIA.- Eres un listo. Si lo sé, no te rescato del agua.

MARCELO.- Bueno, yo tampoco te he pedido que me rescates.

Entonces el revuelo fue mucho mayor. Alguno no podía creer lo que estaba oyendo. La verdad es que quizá sí que me debió sentar muy mal el golpe, porque yo no soy así con los desconocidos. Trataré de pedirles perdón en algún momento… Pero no hoy, porque hoy me voy a un supermercado a dormir un poco… Cuando me seque. ¡Mira que caerme al mar! ¡Qué asco!

Escapé volando de las urracas, que me miraban con los ojos como platos. Y me fui a un supermercado a echar el día hasta que llegara la hora de la función. Realmente estaba agotado. Antes de meterme en la primera caja de cereales que encontré, pude escuchar algo interesante a alguien que estaba comprando ciruelas. Hablaba de cómo había cambiado el festival a lo largo de los años. Por lo poco que entendí de la conversación, debió ser alguien que había estado en la primera edición del festival, y se llamaba Toni Pastor.

Esto empezó hace 25 años como un encargo casi directo porque querían hacer algo cultural en el castillo. Lo llamaron así, “algo cultural”, y se lo encargaron a Pep Cortés, un actor de Alcoi que vivía en esos años en Castellón. Pep Cortés era un activista del teatro y dirigía en Alcoi, y en Castellón… Le pidieron que hiciera algo en el Castillo de Peñíscola en verano, y yo estuve con él en la primera edición. Luego he estado alguna edición más. Recuerdo alguna anécdota fantástica, por ejemplo, con Ananda Dansa, estaba entrando el público y un técnico estaba acabando de enfocar un foco y se subió a las varas con el público entrando y trepó y se puso en el medio del escenario y una vara se dobló y cayó el suelo, y con el público ahí se recolocaron las luces y se hizo el espectáculo… Bueno, anécdotas hay muchas…

Yo ya no escuché más anécdotas porque tenía un sueño atroz. Cuando desperté, en una caja de bolas de chocolate (estas no me gustan, pero fue lo primero que encontré), era ya casi la hora de la función. Me acerqué al castillo. Poca gente, porque era un espectáculo de danza en una sala más pequeña que el patio de armas. Una propuesta arriesgada, dirigida por Lara Misó, que resultó ser una delicia. Dos chicas, Wilma Puentes y Julia Cambra, bailando dentro de unos círculos concéntricos iluminados, en ocasiones con movimientos repetitivos y esquizoides, en ocasiones daban miedo. Cuando el público entraba, ellas estaban en un círculo que giraba, y adoptaban posturas imposibles, más tarde salieron de ese círculo central… No te cuento más, pero sí te diré lo que Lara Misó contaba sobre esta visita a Peñíscola:

Cuando desde el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola nos dijeron que querían esta pieza, me pareció muy interesante por su parte que apostaran por una propuesta arriesgada que no es para todos los públicos. Me parece genial que se introduzcan estos espectáculos en estos contextos, y que empiecen a fusionarse el teatro, la danza y las artes vivas, que no tenga por qué haber solo festivales monotemáticos de una única disciplina. Así que, a ver si hay más.

Pues muy interesante, sí, haber visto esto en un festival veraniego de teatro clásico. En eso pensaba yo cuando vi que Lara seguía hablando.

No es amor surge de una residencia de investigación que nos proporcionó el Instituto Valenciano de Cultura y Espai La Granja, y se estrenó en el Festival Dansa Valencia el 6 de abril de este año. Ahora estamos con la distribución, a ver qué posibilidades tiene, y dónde puede encajar, porque creemos que también es muy interesante la disposición del público alrededor, que lo sitúa en una posición muy vivencial.

Y entonces Lara y el resto de integrantes de la compañía se pusieron a desmontar los círculos, para poderlos cargar en la furgoneta.

Justo en el patio ya había comenzado el montaje de Els ocells, que se hacía la noche siguiente. Claro, es que no sé si sabes que en los festivales de verano, cuando las funciones son al aire libre, el montaje de luces se hace la noche antes. Eso lo he aprendido yo desde pequeñito en Almagro (mi pueblo). Un joven que andaba por allí, y que resultó ser Israel Solà, el director de Els ocells, le contó a alguien algo muy interesante:

Hombre, para nosotros es muy guay venir aquí al Festival de Peñíscola, porque es nuestro primer bolo en un teatro así, al aire libre, en un castillo. La implantación es un reto. Subir todas las escenografías hasta aquí, con la furgoneta, ha sido una odisea, no sé si sabes que esto es una especie de laberinto, entre las callecitas. Pero tenemos muchas ganas. La obra, después de haberse estrenado en el Festival Temporada Alta en 2018, ha estado en la Sala Beckett dos temporadas, y también en el Centro Dramático Nacional, y lleva muchísimos bolos por Cataluña. Hemos empezado ya a trabajar por España. Después de Peñíscola, iremos a Ribadavia, Olite, a varios sitios así…

Y siguió montando la escenografía. Yo me quedé un poco ahí mirando, colgado de una barandilla que llevaba a la parte alta del castillo. Pero…

No os había dicho nada aún porque no apareció hasta ese momento. No me refiero a las urracas, no, sino a Roberto, ese murciélago maldito que me había hecho estrellarme contra el castillo la noche antes. Yo me disponía a ir a dormir cuando se me presentó allí mismo en el patio de armas con otros dos amigos murciélagos…

ROBERTO.- ¿No te había dicho que este festival era mío?

MARCELO.- Vete al cuerno.

ROBERTO.- ¿Sabes jugar a la escoba?

La escoba es un juego de cartas en que… Bueno, para qué te lo explico, si sabrás perfectamente qué es. El caso es que Roberto quiso jugarse el festival conmigo a la escoba. Y yo accedí. Pero ahora no te voy a contar lo que pasó, porque es ya hora de la siesta y será mejor que me vaya al súper, para estar listo para ver Els ocells.

Continuará…

Marcelo, el murciélago

 


No es amor – foto de Pilar Diago

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