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Mientras tantoMarcelo en la XXV Feria de Ciudad Rodrigo (III)

Marcelo en la XXV Feria de Ciudad Rodrigo (III)


(Se pueden leer todos los episodios aquí.)


Disculpa si te presento como que no te conozco en Ciudad Rodrigo – foto de Isa y José Vicente

TIAGO.- Papá, quiero ser pintor de obras maestras.

MARCELO.- Ah, muy bien, hijo. Pero para que una obra sea una obra maestra, tiene que pasar el tiempo.

TIAGO.- ¿Cuánto tiempo?

MARCELO.- Pues mucho, no sé.

TIAGO.- ¿Dos horas?

MARCELO.- Un poco más.

TIAGO.- Tres, entonces.

MARCELO.- Ya te lo explicaré cuando seas grande.

TIAGO.- Pero, papá, si ya soy grande…

Acabábamos de ver La mejor obra de la historia, de Spasmo Teatro, un espectáculo de teatro gestual sobre obras de arte, museos, vigilantes de museo… El público disfrutó mucho, y Tiago también, y volvió a cambiar de profesión, algo que ya esperaba… Pintor de obras maestras, como si fuera tan fácil…


Antonio Velasco en
El manuscrito de Indias – foto de Isa y José Vicente

En el Espacio en rosa estaba la veterana compañía Teloncillo con Coser y cantar, que no vimos, porque nos metimos a El manuscrito de Indias, de Teatro de Poniente, la historia de un joven del siglo XVI que se embarcaba en un viaje al Nuevo Mundo junto a un conquistador, buscando la fuente de la eterna juventud. Era un espectáculo ágil con un solo actor, Antonio Velasco, que contaba toda la historia e interpretaba a muchos personajes. Y Tiago, en vez de salir de la función queriendo ser un actor versátil, salió queriendo ser otra cosa…

TIAGO.- Ahora no me importaría ser conquistador.

MARCELO.- ¿Para qué?

TIAGO.- Para viajar.

MARCELO.- Bueno, ahora se puede viajar de otras formas.

TIAGO.- ¿Qué formas?

MARCELO.- Pues, tú, con las alas. Si no, ¿cómo has venido hasta aquí desde Fundão?

TIAGO.- Por cierto, ha dicho mamá que no voy a volver a Fundão en una temporada, que me voy a ir contigo a Madrid.

MARCELO.- ¡JA! ¡Que venga y me lo diga a la cara!

TIAGO.- (Entristecido.) ¿Qué pasa? ¿Que no quieres que vaya contigo a Madrid?

MARCELO.- ¿Y el cole?

TIAGO.- Ya me enseñas tú.

MARCELO.- No puede ser, Tiago…

TIAGO.- ¿Por qué?

MARCELO.- Porque yo, si no estoy durmiendo, me paso todo el día en el teatro.

TIAGO.- Pues mejor. ¡A mí me gusta ir al teatro!

No le di más vueltas al asunto, y me llevé a Tiago al hotel en que comían los acreditados, a ver qué pasaba ese día en la comida. Fue como el anterior, pero sin premios. Se presentó la Feria Internacional de Teatro y Danza de Huesca, que se celebra a finales de septiembre, pero el acto fue más breve que el día anterior, y enseguida sirvieron la comida. No recuerdo qué se comió, pero sí recuerdo el postre, pues había natillas, y Tiago se metió dentro de un vaso con natillas y no había quien le sacara…

TIAGO.- ¡Un poquito más!

MARCELO.- ¡No!

TIAGO.- ¡Un poquitito más!

MARCELO.- ¡Nooo!

TIAGO.- ¡Un poquititito más!

MARCELO.- ¡Que te he dicho que no!

TIAGO.- Papá, ¡si solo estaba jugando a ser Pepa Plana! ¿No te acuerdas de lo que hacía en la función cuando le echaban vino en la copa? Oye, ¿tú crees que Pepa Plana dará cursos de clown para murciélagos?

MARCELO.- Vamos, sal ya de las natillas y deja de decir gilipolleces.

TIAGO.- ¡Pero si es que allí en esa otra mesa hay unas natillas sin probar! ¡Voy a por ellas!

Como su madre con el farinato, pues el pequeño con las natillas. Se pasó toda la tarde hinchado y con dolor de barriga. Normal. No sé cuántas natillas se tomó, porque yo me fui a echar la siesta a mi caja de cereales. Solo sé que cuando llegué a ver Atra bilis, de Dos hermanas catorce, al Teatro Nuevo, él ya estaba colgado bocabajo en nuestro rincón favorito.


Atra bilis en Ciudad Rodrigo – foto de Isa y José Vicente

TIAGO.- ¿Qué es esto de “atra bilis”?

MARCELO.- Pues una obra de teatro de Laila Ripoll que se estrenó hace más de veinte años, y ahora otra compañía ha estrenado otro montaje a partir de ese texto y hoy lo vemos.

TIAGO.- ¿Pero qué significa?

MARCELO.- No lo sé.

TIAGO.- Pero, papá, si tú siempre lo sabes todo, que me lo ha dicho mamá.

MARCELO.- Tu madre solo sabe comer farinato y decir chorradas.

TIAGO.- Ya veo que no soy fruto del amor.

MARCELO.- ¿EEEH?

TIAGO.- Que no me concebisteis con amor.

MARCELO.- Mira, Tiago, no es momento de hablar de eso ahora, que ya va a empezar la función…

Afortunadamente empezó la función, porque, si no, a ver por dónde salía yo… Atra bilis estivo interesante, con un velatorio a un muerto al que creo que ninguna quería, pero ahí estaban, ante el ataúd… Tiago se quejó de la tripa durante toda la función. Yo le decía que se callara y que mirara al escenario. Cuando acabó se sentó en una butaca. Qué vergüenza, un murciélago sentado como un humano. No se lo dije. Esperé un rato a ver si había vuelto a cambiar de profesión…

TIAGO.- Ahora tengo una duda. No sé si quiero ser viuda, o loca vestida de blanco.

MARCELO.- Pues muy bien. ¿Sabes lo que viene genial para el dolor de tripa? Volar para tirarse pedos. Así que, venga, levántate de esa butaca y vamos…

Nos dimos unas cuantas vueltas por la ciudad, hicimos el recorrido de las murallas, llegamos al río, subimos de nuevo, sobrevolamos los alrededores… Hasta que, media hora más tarde, estaba a punto de empezar La metamorfosis de Gregor, de El Aedo, en Afecir, y nos colgamos para verla. En esa función lamenté mucho no tener el móvil de Carol (la cajera del súper donde yo vivo en Madrid) para votar por Instagram. Es que es una obra en la que se vota un camino u otro y, por tanto, cada función es distinta, según lo que haya votado el público, e incluso… No os digo más. Solo que trata del suicidio en adolescentes, y el director, Jesús Torres, dijo que suele ir acompañada de un coloquio posterior con representantes del Teléfono de la Esperanza. La metamorfosis de Gregor estaba interpretada por el joven actor Diego Olivares, al que la gente creía adolescente, pero luego escuché que tenía algún año más que el personaje. Aunque no muchos más… Diego Olivares se los llevó a todos de calle. Esa expresión la digo porque la usa mucho Carol, supongo que querrá decir que gustó mucho, que todos se quedaron encantados con él. Tiago también. Aunque le tuve que explicar qué era eso del suicidio, porque con su tierno año de edad, casi, no sé si lo entendió bien…

MARCELO.- No.

TIAGO.- ¿Por qué no?

MARCELO.- Pues porque no, no puedes ser eso, no te puedes tomar este tema tan superficialmente… Ayer querías ser padre, un rato más tarde, binguera, después, timador…

TIAGO.- El martes también quise ser mosquetero, eso no te lo dije, pero me entraron ganas de ser mosquetero después de ver Los tres mosqueteros.

MARCELO.- Bueno, pues todo eso me parece bien, pero lo de ahora, no.

TIAGO.- ¿Entonces qué me recomiendas ser de mayor?

MARCELO.- Y yo qué sé, Tiago, queda mucho tiempo.

TIAGO.- No queda tanto, que yo soy muy precoz.


Diego Olivares en
La metamorfosis de Gregor – foto de Isa y José Vicente

Ese día nos habíamos perdido unas cuantas de calle, por ejemplo, El guardián de las palabras, de generacionARTes, Trans(H)umância, de Kopinxas y Kasumay de Circo Los, y una de danza, Disculpa si te presento como que no te conozco, de La pequeña victoria Cen y Miguel Barreto. No creáis que no me sentía fatal por haberme perdido alguna, pero es que todo coincide con todo. ¿Y si me he perdido alguna imperdible? Uf, qué difícil es esto de tener que elegir qué espectáculo ver en una feria…


El guardián de las palabras en Ciudad Rodrigo – foto de Isa y José Vicente

La del Patio de los Sitios fue Las que limpian, de A panadaría, una función que yo había visto ya en el CDN en Madrid (es coproducción con el CDN), pero que en el Patio de los Sitios funcionó mejor, pues es más fácil hacer una manifestación contra el dueño de los hoteles que explotan a las camareras de piso con una grada llena de gente, que con cuarenta y pocos espectadores en el sótano del María Guerrero. Lo único que estropeó la función fue Sabina revoloteando y tirándose pedos por el escenario. Pero bueno, al menos lo de los pedos, los humanos no lo notan…


Las que limpian en Ciudad Rodrigo – foto de Isa y José Vicente

Lo que sí oí por ahí es a alguien que decía que le había gustado mas Elisa y Marcela… y yo pensaba lo mismo, pero Tiago entonces volvió a cambiar de profesión.

TIAGO.- Pues ahora no sé si ser camarera de hotel, dueño de hotel, o presidente del gobierno.

MARCELO.- Bueno, será mejor que lo consultemos con la almohada.

TIAGO.- ¿Con la almohada?

MARCELO.- Es algo que dicen los humanos… Claro, nosotros lo tendremos que consultar con los cereales.

TIAGO.- ¿Los cereales hablan?

MARCELO.- Déjalo, Tiago.

TIAGO.- ¿No vamos al bar? Quiero chupar vasos de cerveza… Las natillas me han dado sed.

Entonces apareció Sabina para decirnos algo importante (para ella).

SABINA.- Eh, vosotros dos, os tengo que decir algo importante: voy a dejar el farinato.

Y Sabina, tal que vino, se fue.

Continuara…

Marcelo, el murciélago


Trans(H)umância de Kopinxas en Ciudad Rodrigo – foto de Isa y José Vicente

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