Lo he vuelto a hacer… Ayer… Me planté en los camerinos de Chévere, que estrenaban Curva España en la sala Max Aub de Matadero, y como murciélago que soy, pasé desapercibido… Había muchas cosas que ya sabía de los Chévere, pero me gustó mucho estar allí un rato con ellos… Y, como os demostré la otra vez, los actores y las actrices, en el camerino, frente al espejo, a veces hablan… Primero escuché a Patricia de Lorenzo, a quien nico me dijo que ya había visto en Eroski Paraíso unas cuantas veces y también en Eurozone y en Testosterona y en otro espectáculo cantando canciones… ¿Show sincero, creo que dijo que se llamaba? Y en Divinas palabras revolution… Y a Miguel de Lira dice que también le ha visto muchas veces… A veces me da mucha rabia que el perro inmundo ese del nico guau haya visto tantas cosas y yo ahí metido en Almagro tantos años… Y, claro, Chévere no se ha dedicado a Lope o a Calderón, y por eso al Festival de Almagro no han ido…
Bueno, hace casi un año exactamente tuvimos que cancelar las funciones de Curva España en Teatros del Canal y salimos corriendo de Madrid, espantados con lo que salía en la televisión, con lo que se nos venía encima… que aún no éramos ni conscientes… Un año después volvemos precisamente de las zonas con mayores restricciones y llegamos a Madrid y vemos que esto es una alegría… los teatros al 75% de aforo, la gente en las cafeterías, hay vida social, hay comercio… O sea, que salimos escapados, pero parece que volvemos al paraíso.
Carol, que nos ve pegarnos, en vez de separarnos se pone a leer lo que yo estaba escribiendo en su ordenador (soy un murciélago, no tengo ordenador propio; por ahora) me dice que Galicia sí que es el paraíso… «Cuando coges el coche desde Madrid hacia Galicia, y llega un momento en que dejas de ver el secarral, ese momento en que todo empieza a ser verde…» (Por cierto, vienen aquí mis paréntesis, que, como sabéis me gustan mucho… Alguien me dijo una vez que el madrileño es tan bobo que no tiene ni idea de que vive en un secarral de muchos kilómetros de diámetro. En fin…) Que me sigue diciendo Carol que quién hubiera pensado que alguien pudiera considerar Madrid el paraíso… Pero, claro, si en Madrid se pueden hacer cosas que en el resto de España hace tiempo que no están aún permitidas, pues… Eso mismo dijo ayer Xesús Ron, o Xron, el director de Curva España, de pie, sobre el escenario, en una larga reflexión mientras miraba en lontananza:
Volvemos un año después –exactamente un año después, con un día de diferencia– con el mismo espectáculo a la misma ciudad, pero a otro teatro más al sur…
Pues sí, eso es cierto, las Naves del Español, o más comúnmente llamado el Matadero, está más al sur que los Teatros del Canal.
Hace un año vivíamos en un contexto que no tiene nada que ver con el de ahora… En aquel momento, cuando estábamos en Canal, habíamos tenido una semana intensísima por el estreno, porque coincidió con que le dieron a Patricia y Miguel los premios a mejor actriz y actor por la película Eroski Paraíso. Y dos días después nos tuvimos que marchar de Madrid corriendo porque cerraron todos los teatros, pues una pandemia se abalanzaba sobre nosotros… Y luego tuvimos que estar confinados dos o tres meses…
En ese momento llegaron Leticia y Lucía, quienes también están en escena en el espectáculo y se encargan de… Os lo iba a decir, pero no, mejor veis la función. Xron no se dio cuenta de que ellas estaban allí, y siguió con sus pensamientos:
Ahora volvemos, y al llegar a Madrid, lo que percibimos son como signos de una normalidad anterior al Covid, que ya no forman parte de nuestra vida normal, porque en Galicia, sobre todo a nivel cultural, las restricciones han sido máximas durante todo este año, con los teatros al 30 % (que en realidad son teatros al 20 o 25%), con prácticamente todo cerrado y con una vida social muy restringida.
Aquí Xesús respiró profundamente, mientras la jefa de sala se acercó a ver si iba todo en orden y podría ir entrando el público… Pero ella, al verle tan concentrado, no le quiso molestar… Xesús continuó… Yo, que ya me siento madrileño de tanto teatro que veo por la capital, sentí que me lo decía a mí. De hecho, bajé de la vara de la que me había colgado y me senté en una butaca, como iban a hacer poco después los espectadores…
Y entonces, al volver aquí ahora, con el mismo espectáculo, en esta extrañeza de hacer una gira por España, en esta situación… Y ver esos pequeños gestos de resistencia que tenéis aquí en Madrid frente a la pandemia, es como querer seguir manteniendo aquella normalidad a la que ya está claro que no vamos a poder volver… Aquí se mantiene un poco ese espíritu…
Y en esos puntos suspensivos Xesús se quedó callado, pensando, supongo, en ese espíritu de resistencia madrileño… Eso sí –pensaba yo–, es un auténtico placer que vuelvan con el mismo espectáculo, es un auténtico placer que se haya recuperado Curva España en Madrid, y ojalá que los Chévere vinieran cada temporada por lo menos un par de veces…
De repente el plasta del dálmata insulso llamado nico volvió a mirar la pantalla del ordenador y dijo: «Los Chévere sí que tienen espíritu de resistencia, y no los madrileños… Después de cerrar la Nasa, y…» ¡Un momento, un momento! ¿La Nasa? Se lo tuve que preguntar. «¿La Nasa no es donde los astronautas?» Pero nico no hizo ningún comentario más, solo dijo que el que quiera saber, que pinche aquí y se compre ya la entrada para Curva España.
Entonces cruzó el escenario Miguel de Lira –al que, por cierto, no escuché ni una sola palabra antes de la función– con un aire inquisitorial, como si de un policía se tratara… Lo comprendí después viendo la función… Estaba ensayando para… No, no lo cuento… Tras él vino Patricia de Lorenzo vestida de… ¿De guardia civil? Sí, iba de guardia civil. Ella le dijo a sus compañeros algo así como:
Venid a ver la hermosísima cesta de fruta fresca que nos ha regalado el equipo del teatro como bienvenida… ¡Todo muy sano, como debe de ser!
Entonces todos se volvieron al camerino, y fue ahí cuando me puse a contar las butacas –que es algo que suelo hacer, aunque luego no me acuerde del número– y pensé «pues qué pocas para toda la gente que tiene que ver Curva España». Y empecé a escuchar ruidos de espectadores… Supuse que ya habrían abierto la puerta al público y que estarían ahí todos impacientes, restregándose alcohol por las manos… Así que me fui a camerino otra vez. Allí estaban los cuatro… Patricia se miraba de nuevo al espejo y se contaba a sí misma una anécdota graciosa del día anterior…
Ayer, cuando nos dieron las llaves de los camerinos, decidí irme a uno distinto al que habíamos usado cuando Eroski Paraíso en 2017. Bueno, ya tenía todo allí montado, el vestuario, las perchas, todo acomodado, y llegó Miguel y dijo: «no, no, tenemos que estar en el mismo en el que estuvimos la otra vez». Le hicimos caso y nos fuimos para el camerino en el que habíamos estado, en el que habíamos tenido tanto éxito, a ver si en esta ocasión es igual.
Ahí me dio mucha, pero mucha rabia, no haber podido disfrutar de ese éxito de Eroski Paraíso en esa misma sala años atrás…
Marcelo, el murciélago