La sola mención de su nombre ya despierta pasiones: Marilyn Monroe. Tal vez el mundo ya no necesite ver más fotografías de Marilyn Monroe, quizás las hayamos vistas todas. Pero sea como fuere, parece que siempre queremos volver a verlas de nuevo. Por algo será, porque el icono de Norma Jeane sigue ejerciendo fascinación entre nosotros. Nos hemos acostumbrado a esa imagen de inocencia y de sabiduría: la sonrisa de Judy Garland, los ojos de Ava Gardner. Una niña que ha crecido demasiado pronto permanentemente insatisfecha y caprichosa, pero dulce. Algunas imágenes de esta exposición, «Marilyn Monroe: a british love affair», en la National Portrait Gallery, nos son familiares; otras, no tanto. En ella encontramos portadas de revistas y fotografías que van desde 1947 a 1962 y reconstruye ese “british love affair” con Marilyn que, al final, es la historia de amor del mundo con la mítica actriz, icono indiscutible de nuestros tiempos.