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Materia de Toscana

Dante, Canto V del Infierno. Francesca da Rimini y su cuñado Paolo Malatesta están leyendo la historia de Ginebra y Lanzarote del Lago, tal vez la vulgata en francés antiguo del siglo XIII (la fuente principal de La Morte d’Arthur de Thomas Malory). ¿Cómo llegaron aquellas historias de la Materia de Bretaña a Toscana? ¿Dónde surgió la leyenda de la espada en la roca? Las vías del comercio y de peregrinación a las que ya hemos hecho referencia que unían la Europa del Norte y Francia con Italia a través de los pasos de los Alpes o desde la Provenza eran también el camino de llegada de ideas y modas culturales. Por ellas, según la visión tradicional, llegaron los trovadores y las canciones de gesta, y, naturalmente la Materia de Bretaña. Pero, ¿y si tuviéramos que dar la vuelta por completo a este relato y plantearnos que el recorrido fue a la inversa y que esas mismas vías de comunicación llevaron los temas y arquetipos artúricos desde la Toscana a la Provenza, y desde allí a Aquitania, a Bretaña, a Inglaterra? Esta es la tesis de un historiador, Mario Moiraghi, que ha contemplado todos estos datos bajo una nueva luz y ha establecido una interpretación absolutamente novedosa.

Eugenio III, Pietro Bernardo Paganelli en el siglo, pontífice de 1145 a 1153, cisterciense y pisano, amigo de San Bernardo y de los duques de Aquitania, constituye el punto central de la trama de referencias que encontramos en cualquier desarrollo del tema del Grial. Esa línea cultural que una las primeras fuentes del mundo de los trovadores y del Grial en un arco de 100 años. El Guglielmo de la leyenda se identifica con el primer trovador de nombre conocido, el duque Guillermo IX de Aquitania (el abuelo de Leonor de Aquitania), quien, siguiendo las instrucciones de San Bernardo, se retiró en la Maremma, cerca de Castiglione de la Pescaia para expiar su vida pecadora. La idea de un noble señor que en el curso de un peregrinaje en penitencia abandona riquezas y poder para convertirse en un campeón del espíritu ejerce una enorme fascinación. Los habitantes de Buriano, Tirli, Vetulonia, Caldana y Castiglione conservan su memoria y le rinden culto. La leyenda habla de un dragón que se comía a los niños y fue precisamente Guillermo/Guglielmo quien lo mató. Wolfram von Eschenbach engrandeció esta leyenda con su obra  Willehalm.

El relato del Grial se presenta como un texto con una fuerte impronta oriental. El análisis de muchos objetos presentes en la narración, de los lugares a las costumbres del tiempo, de los nombres de persona a las especies vegetales y animales que son recurrentes en las narraciones de Chrétien y Wolfram determina que estos elementos no son originarios de las tierras de Bretaña ni del mundo céltico. Se trata de un mundo cortés y caballeresco (el persa), bastante desarrollado y maduro, cuyos ecos llegan a Occidente a comienzos del siglo XII. Estos elementos son comunes y difundidos en Oriente, en el mundo iranio. Existe una afinidad evidente entre la búsqueda del Grial y la de los Reyes Magos, todos se ponen en marcha en un área claramente irania porque han visto una luz. Los tres caballeros del Grial, los tres magos. El fuego y la luz, la magia esplendorosa que fascina a Perceval/Parsifal…y a Galgano.

Entre los posibles vectores de la transmisión del corazón narrativo de la saga del Grial desde sus orígenes iranios es lógico pensar que tenga un papel fundamental la República Marinera de Pisa. La red de influencias que controlaba en aquel momento histórico anterior a su crepúsculo tras la derrota de Meloria (de los fondachi o albergues de comerciantes orientales a la navegación por el Arno hasta Florencia, de la presencia en el área de Chiusdino al control de gran parte de la Via Francigena) hace de Pisa una pieza clave en el tránsito cultural desde Oriente hasta Toscana y desde allí hasta Provenza y Aquitania. Los cistercienses, con su poderoso rol cultural en la Europa de aquellos tiempos, percibieron la fuerza tanto de uno como de otro mensaje (Galgano y el Grial) y la importancia que podrían asumir en sus proyectos para la sociedad de la época.

Galgano Guidotti fue un personaje histórico, nacido en el burgo de Chiusdino en el año 1148 y que falleció en 1181. Poco después de su muerte, en 1185, comenzó su proceso de canonización. San Galgano fue un santo pisano, pues en aquella época Chiusdino pertenecía al Volterrano, la diócesis de Volterra, que estaba en la órbita del arzobispo de Pisa y por ende de la República de Pisa. Un cisterciense, también pisano, escribió en torno a 1197 la Legenda Beati Galgani. El monasterio de Montesiepi, donde se encuentra el sepulcro de San Galgano y la abadía homónima, fue una fundación de cistercienses toscanos. El emperador Federico I Barbarroja, fallecido en 1190, fortaleció las relaciones entre la República de Pisa y el Imperio y apoyó la canonización de San Galgano. Rustichello da Pisa, el autor del Milione, el libro de las aventuras de Marco Polo, de quien ya hemos hablado, escribió hacia 1200 el primer gran texto italiano sobre la Tabla Redonda, la Compilazione, poco después del Perceval francés de Chrétien de Troyes (1190) y antes del Parzival alemán de Wolfram von Eschenbach (1210). Pisa, por tanto, se convierte en uno de los centros de difusión de la Materia del Grial, a la que bien podríamos llamar Materia de Toscana. Desde allí se extendió por Europa, siguiendo el curso de la Via Francigena la historia de un noble caballero que, prefigurando la aventura de San Francisco, lo abandonó todo para dedicarse a una vida de recogimiento y oración, como nos cuentan los frescos de Ambrogio Lorenzetti en la capilla, dejando su excalibur toscana firmemente clavada en una roca que aún podemos contemplar cuando visitamos la rotonda de Montesiepi en nuestra peregrinación a través de la belleza.

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