Recién terminé a Lya, una de las tres matrioskas lectoras confeccionadas en mi gineceo. Esta muñeca es un encargo hecho a la medida para una jovencita salvadoreña del mismo nombre, que usa gafas negras y que ama los libros. El título del que está leyendo, Real Politik, fue solicitado especialmente. En unos días las dos Lyas volarán hacia Alemania, para continuar los estudios universitarios.
Las otras matrioskas lectoras que he hecho tienen también sus particularidades. Una de ellas –concluida en marzo del 2015– fue un regalo para el poeta Alfonso Kijadurías y su mujer, Marta Celia. El diseño incluye girasoles, flor favorita del escritor quezalteco, así como un libro en cuyo lomo se lee el apellido del poeta. La matrioska Alfonsina alterna su residencia entre Vancouver, Canadá, y Quezaltepeque, El Salvador, acompañando a sus dueños.
La tercera rusa lectora es Aurora, homenaje a Julio Cortázar, el gigante terrible, autor de Rayuela. Ese es precisamente el título que lee la muñeca. Su nombre es el de la primera esposa del escritor, Aurora Bernárdez. La matrioska, que data de hace un año, la puse a la venta en la tiendita que mantengo en Etsy, donde tuvo la suerte de encontrar a su dueña, en Philomath, Oregon, Estados Unidos de América.
Las tres muñecas fueron hechas con la misma técnica: dibujadas a mano alzada sobre tela de manta en color crudo; pintadas con crayolas y con marcadores para tela de marca Sharpie; bordadas a mano en diversas puntadas; cosidas con una tela estampada en la parte de atrás; rellenas con fibra de poliéster, retacitos de tela e hilos, y una bolsita de arena; finalmente, firmadas en la base con mi nombre y con su nombre.