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Mientras tantoMe ven, luego existo

Me ven, luego existo


 

Desde la lógica de los medios, el mundo se divide entre lo que es visible y lo que no. Lo que se ve, existe. Es identificable, etiquetable, comprable. Es real.

 

Durante siglos la cartografía se dedicó a certificar la existencia de los lugares representándolos en mapas. Mapear es hoy un término de moda en el argot de la cultura contemporánea. Se suele usar en referencia a hacer visible algo que de otra forma permanecería oculto o desconocido, dotándolo de una cierta estructura visual que ayude a conocerlo.

 

El pasado día 9 de marzo se presentó en el CA2M de Móstoles la web Mapear Madrid, destinada a dar visibilidad a todo tipo de agentes relacionados con las artes visuales y la cultura contemporánea en la Región de Madrid, a partir del autoregistro libre y gratuito. Una interesante iniciativa llevada a cabo por el colectivo de mediación cultural Pensart, y apoyada por el gobierno regional de Madrid. El mapa, que crece constantemente, contiene a día de hoy 567 referencias, a las que se puede acceder desde distintos criterios de búsqueda (categoría profesional, tipo de espacio, financiación,…). En una primera mirada, sorprende tanto la intensidad de la actividad como la precariedad económica con la que ésta suele tener lugar (en un 75%, con financiación propia y presupuestos inferiores a 1000 euros por proyecto). De esta forma se hace visible la particular situación de Madrid, donde en los últimos años ha surgido un amplio tejido de producción artística y cultural a partir de colectivos y asociaciones que han encontrado en la falta de implicación de las instituciones locales el estímulo necesario para su tremenda energía y dinamismo.

 

Quizás el logro más espectacular que este movimiento ha conseguido es la reciente cesión por parte del Ministerio de Cultura del enorme edificio de la antigua Tabacalera, del s. XVIII, en el barrio de Lavapiés, para su uso temporal como centro social autogestionado. El experimento está servido. Sin necesidad de okupaciones ni actitudes airadas, los colectivos tienen ante sí una oportunidad única de explorar la autogestión y los métodos asamblearios y comprobar su validez a la hora de producir cultura real. La aventura se me antoja complicada, casi una trampa, pero sin duda se presenta apasionante. Pueden seguir su desarrollo a través de latabacalera.net.

 

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