Según Daniel Innerarity, la facilidad que nos dan las redes sociales para relacionarnos sólo con gente que piensa como nosotros puede llevarnos a la estupidez colectiva. Quizá suene exagerado, pero debemos reconocer que internet está muy bien acondicionado para crear círculos de autocomplacencia donde -bien pertrechados de likes, retuits, FFs y demás menaje del halago- mantenernos y mantener a los demás seguros de sí mismos y a salvo de contaminaciones ideológicas.
Al mismo tiempo, los buscadores han aprendido a cribar la realidad para decirnos exclusivamente lo que queremos oír y garantizar el confort de nuestros hábitos y nuestras ideas, las de siempre, las que nos permiten no sufrir, no dudar, consumir.
Innerarity opina -citando a Scott Page- que en las sociedades es más importante la diversidad que la competencia, y que Amazon sería mucho más enriquecedor si después de comprar un libro nos recomendara justo los que proponen tesis opuestas.
El filósofo vasco dio el otro día una espléndida conferencia en Madrid. En ella, a la vez que mostraba sus temores ante la inevitable sobrecarga de información que la Red genera, reconocía que la complejidad es el signo de nuestro tiempo, y que gestionarla mal es una forma peligrosa de ignorancia. La única solución, encontrar caminos de significado en el laberinto, es decir, saber discernir qué cosas son relevantes en internet y aprender a conectarlas entre sí.