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Mientras tantoMelancolía

Melancolía


Imagen Pedro Pozas Terrados. ¿Cuántos sueños quedan atrapados en los candados cerrados de las ilusiones?

Cuando el silencio atraviesa las paredes de mi piel, mi alma tiembla, enmudece, busca la luz de la esperanza y el refugio sagrado de mi universo callado.

Deambulo por los solitarios caminos que me ha tocado vivir. Avanzando a veces y otras, con lágrimas en los ojos al ver un mundo tan incierto y lleno de engaño.

Los sueños de descanso alteran mi ánimo. ¿Qué quieren? ¿Qué buscan? Me siento confundido. Busco esa luz que me acompaña y encuentro un faro apagado, una llama perdida en el acantilado de mi tristeza. Busco palabras que alienten  mi caminar. Aromas de pasión que hagan mi cuerpo temblar.

Versos amargos. Sonrisas que se mezclan con lágrimas de flores. Soledad confundida y llanto de tinieblas que me hacen confundir la noche con el día, la sonrisa con lágrimas, el viento con la llanura del desierto y las olas del mar con tempestades inciertas. Oliendo el polen de la mañana y aspirando su aroma, siento escalofríos en la noche callada.

Sólo, con mis recuerdos, con mi voz sellada, el cielo se agita cada mañana y hacen en mí florecer, canciones bellas al alba, melodías que acunan mis sentimientos.

Y llega la calma. Los ojos se cierran. El cansancio envuelve mi ser y nuevamente mis sueños vuelan sobre un campo de espigas y en cada latido de mi corazón, se escapa un suspiro, un beso al infinito y un abrazo que sólo busca calor en medio de tanta agitación.

Abro mi cuaderno y escribo para que los impulsos que salen de mi yo, puedan ser leídos por tu yo y formar un dúo  que pueda llegar a los luceros, a las estrellas, al cosmos donde nos espera el gran viaje al que nos tenemos que preparar aunque no queramos volar.

De esta forma tranquila y sosegada, mi piel que se va transformando en surcos profundos, se niega a marchitarse y se esconde en los versos de un poeta fracasado, de un escritor humilde que lucha por un mundo mágico que se va de nuestras manos, que rebota entre el odio y el amor, que no sabe encontrar el rumbo de su salvación.

El canto de los pájaros suaviza mis sentimientos y mis oídos recrean la melodía dulce de un día cualquiera.

¿Cuál es la razón que sostiene la clave de mi corazón?… ni yo lo sé. Son preguntas que quedan en el aire y se derriten sin ser contestadas diluidas por las gotas de lluvia. Hay tantas, que muchas veces es mejor callar y mirar hacia adelante sin volver la vista atrás, con grandes recuerdos que no se pueden olvidar.

Y de esta forma llega la noche, la penumbra, las estrellas, el universo y esa dama que desde allí arriba nos protege sonriendo, velando por nosotros. Y los ojos se cierran para una vez más soñar y despertar.

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