Don Benito y señora
Don Benito y señora es uno de los nombres que, a modo de guasa, más se ha escuchado y leído en los corrillos virtuales conforme se acercaba el domingo 20 de febrero, el gran día. En realidad, aunque muchos no lo supiéramos, no se trata de un nombre original fruto de nuestro carácter espontáneo y bromista; esta coña ya circulaba por Don Benito (Badajoz, España) a finales del siglo pasado, cuando la idea de la fusión con los vecinos de Villanueva de la Serena pasó de ser una mera tendencia en algunos círculos intelectuales a integrarse de lleno en el debate público e institucional.
En el artículo titulado ‘Don Benito – Villanueva, ¿para qué?’, publicado en un medio local, el catedrático de Ordenación del Territorio y doctor en Sociología y Geografía dombenitense Julián Mora Aliseda, importante promotor de la causa, relacionaba este punto de inflexión en el modo de confrontar nuestra vecindad con un recurrente asunto que aún escuece entre buena parte de la ciudadanía. En 1997, Don Benito y Villanueva de la Serena quedaron excluidas del reparto de los campus universitarios a pesar de que juntas superaban económica, demográficamente y en área de influencia a otras ciudades extremeñas que sí fueron agraciadas. Los sectores sociales alzaron la voz y denunciaron sin éxito la injusta disparidad en dotaciones e inversiones públicas por parte de la administración. Un agravio comparativo que, recuerda el reputado académico, viene de lejos. Prácticamente dos siglos, pues ya cuando se conformó con carácter provisional la división provincial de España en 1822 durante el trienio liberal Don Benito era un municipio próspero a nivel nacional y, junto con Villanueva de la Serena, superaban en habitantes a 36 de las 52 nuevas capitales de provincia. Una década después la misma división territorial se mantuvo como definitiva sin que el sistema caciquil que regía en la zona se preocupara por reivindicar nada al Estado. Y así, con el paso del tiempo, se fueron perdiendo oportunidades, fuimos una y otra vez dejando escapar el tren.
Hubo que esperar a 1975 para que, a las puertas de la democracia, empezaran a darse los primeros pasos en común con la construcción a mitad de camino entre ambas localidades del ahora obsoleto Hospital comarcal Don Benito – Villanueva de la Serena. Desde entonces, y hasta el día de hoy, la posibilidad de una fusión ha sido representada alegóricamente como la formalización de un largo noviazgo, un acto matrimonial necesario. No obstante, por unos motivos u otros, la fórmula que ha imperado en todo este tiempo ha sido la del juntos, pero no revueltos y, más allá de alguna que otra declaración de intenciones e iniciativa, los pasos dados como pareja han sido exiguos y la idea de arrejuntarse nunca llegó del todo a concretarse.
Finalmente, el 20 de febrero, después de casi medio siglo y de seis meses anunciándolo a bombo y platillo, y si nada lo impide, Don Benito y Villanueva de la Serena se darán el sí quiero con el beneplácito de sus habitantes. Desde hace unas semanas el revuelo que se ha generado es considerable; no se habla de otra cosa. Para una gran mayoría, la noticia de esta histórica boda hace bueno el refrán de que nunca es tarde si la dicha es buena. Y es que, tal y como pregonan los arquitectos y partidarios de este enlace, todo son ventajas. En el caso de que pudiera haber algún tipo de riesgo o inconveniente, ya lo dice otro titular reciente: la vida es para valientes.
Sin embargo, existen también los que le dan la vuelta al refranero y recelan de esta iniciativa agarrándose al mejor malo conocido que bueno por conocer. Dentro de esta minoría están los detractores preocupados por la pérdida de unas señas de identidad –entre ellas el nombre– que como conurbación o mancomunidad (pareja de hecho) sí conservarían. Están también los escépticos que no se creen que la fusión, por arte de magia, tras muchas décadas de intentarlo sin éxito, no comporte ningún contra a la ciudadanía. Para unos y otros, por muy incuestionables que sean las ventajas económicas, toda la parafernalia creada alrededor de este bodorrio huele a chamusquina.
Quizá el mejor ejemplo de este último grupo sea un vecino de toda la vida que me encontré camino de FEVAL (Institución Ferial de Extremadura) la tarde del viernes, un tipo campechano que prefiere no dar su nombre. “Tú, fíjate. Ayer los alcaldes fueron a la [emisora de radio] Cope, soltaron una vez más su evangelio y a cada pregunta de la gente, la respuesta era la misma: ya se verá. Es decir, nos preguntan si queremos casarnos, pero sin dar a conocer la letra pequeña del contrato prematrimonial. No se trata de si hay boda o no, o de si es por amor o conveniencia. Es decir, no se trata del qué y para qué, sino del cómo y el por qué justo ahora”.
Don Benito y señora, más allá de la retórica sacramental, se trata de una burla disimulada que refleja el rol que para unos pocos dombenitenses debe jugar cada localidad en esta pareja. Don Benito, con casi un 50% más de habitantes que Villanueva de la Serena, tres veces más territorio y un mejor saneamiento en sus cuentas, representa para algunos esa anticuada idea del clásico cabeza de familia que debe manejar las riendas. Sin embargo, aunque así fuera o pareciera, lo que otros temen por experiencia es que este nombre esconda una realidad que no sabe de épocas ni de fronteras: de puertas para adentro el hombre propone y quien dispone es la parienta.
18 de febrero. La despedida de soltero
La Institución Ferial de Extremadura, conocida como FEVAL (acrónimo de la Feria de las Vegas Altas, el nombre que escogieron sus fundadores hace más de cuarenta años) es un consorcio constituido por la Junta de Extremadura, las diputaciones provinciales de Badajoz y Cáceres y el Ayuntamiento de Don Benito. Ocupa una parcela de doce hectáreas en el extremo oeste de la localidad y en sus cuatro pabellones de 5.400 m2 cada año se celebran numerosas exposiciones, presentaciones, eventos y ferias. De todas, la Feria Internacional AGROEXPO –con la participación de diez países de cuatro continentes– es su mayor reclamo y el mejor exponente del músculo económico de la región.
Este escenario le viene al pelo al acto de hoy, pues en esta soleada y fresca tarde de invierno las escaleras del edificio principal de FEVAL están repletas de personas engalanadas que se han dado cita para representar la siembra de una alianza. Las cámaras registran las sonrisas y los gestos de complicidad mientras todos aguardan a que den las siete y comience un evento a medio camino entre un acto final de campaña electoral y una despedida de soltero, una de esas en la que los novios, en vez de disfrutar por separado sus últimos momentos de libertad, celebran juntos la tan ansiada nueva etapa común en sus vidas. A pocos metros, en el exterior de la entrada al recinto, un moderno Citroën equipado con altavoces da la bienvenida con una musiquilla y un mensaje en bucle: “Nuestra unión multiplica. El 20 de febrero vota sí, yo sí me uno”.
Falta poco para que lleguen José Luis Quintana Álvarez, alcalde de Don Benito, y Miguel Ángel Gallardo Miranda, alcalde de Villanueva de la Serena, los novios, los dos del PSOE, junto al número dos de Ciudadanos a nivel nacional y miembro del Congreso de los Diputados, Edmundo Bal, y el alcalde de Madrid por el Partido Popular, José Luis Martínez Almeida. Estos últimos son los ilustres testigos de un compromiso que, según han contado los anfitriones, nació en 2019 durante un café poco después de las elecciones locales y autonómicas. Aprovechando la insólita alineación de los astros socialistas –gobierno nacional, autonómico y local–, coincidieron en el deber histórico que tenían de dar un paso al frente y unirse por el bien de las generaciones venideras. Sin embargo, tal y como llevan meses pregonando y el evento de hoy pretende demostrar, no es una cuestión de siglas o ideologías políticas, esta unión debe ser ejemplo de que, más allá de las luchas orgánicas, hay cosas en las que la clase política sí puede y debe ponerse de acuerdo.
La presencia del alcalde de la capital de España confirma la expectación y dimensión que la noticia de la unión ha ido adquiriendo con el tiempo. Desde su anuncio en septiembre de 2021, medios locales, regionales y nacionales se hicieron eco y han seguido cada uno de los pasos dados hasta ahora. Incluso la versión española de la cadena rusa Sputnik habló en su día del tema. Debe ser que, tras años promoviendo sentimientos nacionalistas y movimientos independentistas alrededor de Europa, lo de fusionarse por las buenas es una novedad para ellos.
Además del caché que aporta al evento, la asistencia de Martínez Almeida le añade también una buena dosis de morbo. El destino ha querido que sea el invitado de honor en un acto de unión y confraternización de la clase política mientras en las filas de su partido se ha desatado una guerra por el poder que le ha pillado en medio.
—¿Viene al final Almeida con la que le está cayendo? –pregunta uno de un corrillo de alcaldes y cargos regionales que se ha formado a la entrada.
—No sé, yo estoy esperando para verle y preguntarle qué tal le ha ido la semana, responde otro con sorna desatando la carcajada del resto.
A punto de caer la tarde aparece Martínez Almeida y se monta el revuelo. Los focos alumbran su salida del coche junto a Matilde García Duarte, coordinadora general de Alcaldía y su mano derecha.
—¡Alcalde! ¡Alcalde! ¿Podemos preguntar? –gritan desesperadamente los periodistas.
—No, no. No va a hablar, ni ahora ni después. Hoy los protagonistas son otros –responde García Duarte.
Una vez dentro, el auditorio, con sus 700 plazas ocupadas, está a reventar. Se respira ambiente de fiesta, como el de un gran estreno. Cámaras, flashes, aplausos y retransmisión en directo. Después de las fotografías protocolarias, la joven presentadora menciona palabras indicadoras de valores y sentimientos como esfuerzo, generosidad, ilusión o unidad y da paso al alcalde Don Benito, el primero en hablar. Seguidamente José Luis Quintana sube al escenario y, mientras desdobla y coloca sobre el atril los folios en los que tiene anotado su discurso, da la bienvenida a las autoridades y al resto de asistentes
—Este es el colofón de un recorrido que llevamos hecho los últimos meses. Un recorrido de un proceso que iniciamos Miguel Ángel y yo, que decidimos creer en nosotros, avanzar juntos, fortalecer nuestro territorio, aumentar nuestras posibilidades de crecimiento y hacer que las empresas se instalen aquí –comienza el alcalde Quintana.
Durante el primer semestre de 2021, antes del anuncio en septiembre de este proceso de fusión, los alcaldes encargaron un estudio de viabilidad a la Universidad de Extremadura lleno de fórmulas, teorías y predicciones. Según sus autores, desde el punto de vista macroeconómico y de economía regional, a la fusión no se le puede poner un pero. En términos agregados, el resultado de esta fusión sería inequívocamente positivo.
—Posteriormente conseguimos el apoyo de todos los grupos políticos. Se lo comunicamos a la prensa y recibimos rápidamente el apoyo inmediato de personas que crean opinión en todo el país. Recibimos también el apoyo de la Asamblea de Extremadura, de los dos senadores de la Comunidad Autónoma y el apoyo de toda la sociedad de civil –continúa destacando el alcalde.
De hecho, era tal el optimismo que rodeaba a la propuesta que, pesar de contar con el voto y aprobación de todos los concejales de cada ayuntamiento, los alcaldes lanzaron un audaz órdago democrático. Antes de ponerse manos a la obra con la hoja de ruta fijada para los próximos cinco años, debía realizarse una consulta popular para saber la opinión de los ciudadanos. Aún sin ser vinculante, se comprometían públicamente a no continuar con el proceso si no se alcanzaba el 66% de votos a favor en ambas localidades. Las encuestas de finales de septiembre les dieron la confianza y la tranquilidad que necesitaban y que ahora exhiben: más del 70% en Don Benito y en Villanueva de la Serena estaba a favor.
Después le tocó el turno a Abel Caballero, actual alcalde de Vigo desde junio de 2007 por el PSdeG-PSOE y desde 2015 presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), quien intervino telemáticamente a causa del luto que se vivía en Galicia tras el fallecimiento y la desaparición de varios marineros gallegos en Terranova. Comenzó su intervención dando ánimos y recordando la importancia histórica de este proceso. Posteriormente, refiriéndose a los 63.000 habitantes que tendría la nueva ciudad, afirmó que, a la hora de captar recursos estatales y europeos, así como con otros procesos y sinergias, “el tamaño sí importa”. Eso sí, hacía una advertencia: la responsabilidad es grande y la gestión es compleja. Esto último se supone que lo dice con conocimiento de causa, pues fue en el año 2013 en Galicia que se llevó a cabo la última de las tres fusiones de municipios que ha habido en España. Los pueblos de Oza dos Ríos y Cesuras, separados también por cuatro kilómetros, se fusionaron en uno solo, Oza-Cesuras. Aunque bien es verdad que la dimensión de aquella unión era mucho menor a esta, una década después, según cuenta la Cadena Ser tras hablar con sus vecinos, este matrimonio sigue levantando alguna que otra ampolla.
Llega el turno de Martínez Almeida y Edmundo Bal. El primero recalca el hecho de que todos los municipios del país van a mirar hacia aquí el domingo, porque también está en juego el municipalismo. “Tenemos mucho que agradeceros, nos estáis enseñando el camino para superar las diferencias”, decía el alcalde de Madrid, no sabemos si con la mente puesta también en su partido. El segundo, acostumbrado a ver cómo se lanzan los cuchillos en el Congreso, expresaba su deseo de que este raro ejemplo se contagie a toda España y que sea un modelo a seguir.
Durante sus discursos algunos de los asistentes han decidido salir del auditorio a tratar sus asuntos en los pasillos o directamente al bar del restaurante. Fuera, en las escaleras de la entrada, dos policías nacionales y otros dos municipales conversan.
—Bueno, ¿y ahora? ¿Habrá dos jefaturas o solo una? Pregunta uno de los municipales.
—A ver, la Policía Nacional supongo que se quedará dónde está. Nuestra jurisdicción pertenece a Don Benito y Villanueva, y la Policía Local de ambas depende de nosotros –responde uno de los nacionales. Lo que pase con la local no se sabe, hay incertidumbre.
—Pero, parece que, por lo que cuentan por ahí algunos, tampoco se puede preguntar, replico.
—Eso ya lo sabemos nosotros. Pero bueno, habrá que ver. Como todo, será lo que decidan los políticos, contesta el otro nacional.
—A mí me da igual. Aunque prefiero la vida de pueblo, si esto se convierte en una ciudad, pues habrá que adaptarse. Pero, desde luego, nada está claro –dice el otro policía local.
De nuevo dentro del auditorio es el turno de Miguel Ángel Gallardo, el último en intervenir. Pronuncia un discurso pausado y cargado de gestos y emotividad, tanto que, en ocasiones, se traba. Con sus gafas de pasta y su aspecto pulcro y juvenil parece un pipiolo. Sin embargo, a tenor de su currículum y por lo que me dicen quienes lo conocen, de inexperto o tonto no tiene un pelo. Nacido en junio de 1974 es diplomado en Educación Social por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y, a pesar de su juventud, se le puede considerar un viejo zorro de la política, pues lleva ocupando cargos de responsabilidad más de media vida. Con apenas veinte años ingresó en las Juventudes Socialistas y al año siguiente ya era el secretario general de dicha organización, cargo que ocupó hasta 2003, cuando fue elegido alcalde de Villanueva de la Serena. Desde entonces nadie le ha hecho sombra y se ha mantenido en el puesto casi dos décadas. De hecho, cada legislatura su mayoría ha sido más holgada. Desde el año 2015 ocupa también el cargo de presidente de la Diputación Provincial de Badajoz.
—Me siento orgulloso de Don Benito, profundamente orgulloso de Villanueva de la Serena y también de Extremadura porque con este proyecto nuestra Comunidad Autónoma se convierte en conquistadora de esperanza. (…) Muchísimas gracias, feliz 20 de febrero y viva el municipalismo.
Con estas palabras el alcalde termina su intervención. La presentadora, tras dar las gracias a José Luis y Miguel Ángel por hacerla partícipe de este histórico momento, invita a los “intervinientes” a que suban al escenario en lo que decenas de periodistas toman posiciones. El acto termina tal y como empezó: aplausos, sonrisas, fotografías, besos y abrazos. Justo debajo del escenario, el senador y ex presidente de la Junta de Extremadura por el PP, José Antonio Monago, se mueve de un lado a otro con prisas y un tanto desorientado. Busca la manera de subirse al escenario para salir en la foto junto a los alcaldes y a Edmundo Bal. Por su parte, Ignacio Gragera, alcalde de Badajoz, parece de los pocos que intenta mantenerse en un segundo plano, aunque finalmente accede a la petición de sus compañeros de Ciudadanos y sube para la instantánea de grupo.
Una vez fuera, en el hall, la gente posa en el photocall mientras espera a un Martínez Almeida que departe en un rincón con Manuel Viejo, periodista de El País que cubre esta historia de amor, además de la información política de Madrid para la sección de Local del periódico; seguramente uno de los pocos presentes que tenga una idea más o menos clara de lo que se está cociendo en Génova. Cuando terminan, la gente se acerca al alcalde de Madrid para sacarse una foto y expresarle su apoyo:
—¡Ánimo, alcalde! Si el Atlético de Madrid consigue salir de la crisis, tú también saldrás de esta –comenta alguien.
—¡Exacto! Esa es la clave –responde el alcalde mientras Matilde García lo conduce hacia el coche que le espera a la entrada.
La gente se va satisfecha. Cualquiera que haya leído la prensa y asistido a este evento no tendrá dudas del resultado de domingo. De hecho, hace una semana, El País lo daba por hecho y describía ésta como “una fusión sin fisuras”. Sin embargo, de camino al centro por la Avenida del Pilar me viene a la cabeza una publicación en Facebook de hace unos días que resume el ambiente que se respiraba en las redes sociales tras el bombardeo de mensajes, memes y carteles anónimos en contra de este proceso en las últimas semanas.
—¿Soy yo sola o alguien más se ha fijado? Cuando empezó todo este revuelo de la unión de Don Benito y Villanueva de la Serena pensaba que se unirían, pero visto lo visto… He hablado con mucha gente y la mayoría de ellos no quieren la unión… Esto se lleva intentando hace años, no es una idea nueva de ahora y no ha sido posible, así que por mucho que publiciten o salgan en noticias de la televisión, si el pueblo dice no, no hay nada que hacer. Y, aunque estoy a favor, veo que la mayoría no piensa como yo…
A mitad de la Avenida del Pilar me paro frente al bar de Guillermo Álvarez, conocido por todos como Yiye, que a modo de escaparate tiene expuestas en su fachada, entre otras muchas extravagancias, maniquíes vestidos de novia, una máquina de coser antigua o un retrete encima de una mesilla de madera sobre la que reposan también dos libros y tres cuartillas en las que destacan un VOTA NO en el centro. Detrás del retrete, apoyado sobre el vidrio, hay un cártel negro que reza: “REFERENDUM DBENITO, VOTE AQUÍ (sin dipTONGO)”. A la derecha, entre dos de los maniquíes, un folio A4 colocado en horizontal con el fondo amarillo y un puchero pintado en medio lleva escrito otro lema: “¡Stop! Pucherazo Don Benito despierta”. Al final del vidrio, además de otro cartel azul en el que se lee “Recuerda siempre mienten. Vota no”, hay un folio en blanco que se asemeja a una esquela. Debajo de la cruz, está escrito: “Salvemos la ciudad de Don Benito. 20 de febrero vota no. Don José Luis Quintana el mejor alcalde de Villanueva de la Serena de la historia. 19 de febrero a las 17.45 concentración expontanea frente al Ayuntamiento con el lema alcalde traidor alcalde dimisión con toda la corporación (se admiten pancartas)”.
—¿Has hecho tú el cartel de la esquela? –le pregunto a Yiye.
—¡Qué va! Ha sido un tipo que vino y nos dejó esto. Además, ni siquiera los había hecho él, se los estaba repartiendo a otro.
—¿Y vas a ir mañana?
—No, yo paso.
—¿Y eso?
—Pues lo que pasa es que, a mí, pues no me gustan esos rollos. Es decir, yo soy responsable de mis actos. Cuando vi todo esto… Espontánea con x y sin tilde, alcalde traidor, etcétera, dije que pasaba. Y el diseño. Le hice una sugerencia y dijo que no. Pues bueno, ya está. Además, a mí, no me gustan mucho las manifestaciones porque después te juntas con mucha gente que grita cosas que no me molan.
La mayoría de los que conocen a Yiye lo describen como un tipo peculiar, escéptico, culto y sin pelos en la lengua. Además de profesor de educación física en el instituto San José de Villanueva de la Serena y el colegio católico Claret de Don Benito, es instructor de tenis y baloncesto. De su pasión por la canasta nació hace más de una década una asociación y con ella un bar, el Rincón Pío Sound, que en sus orígenes estaba situado en la calle Luna. El propio Yiye lo definía en su día como un bar no capitalista. Además de por su cuidada estética y por ofrecer cerveza y combinados a precios muy reducidos, empezó pronto a ser popular y frecuentado por promover actividades culturales y conciertos de bandas totalmente desconocidas para la mayoría. Poco a poco Yiye y el Rincón Pio Sound se fueron haciendo un nombre a nivel nacional e internacional. Con el tiempo se trasladó a una nave de un polígono industrial y se fue creando una comunidad alternativa y underground, un reducto a lo comercial y a lo de siempre.
En el primer Rincón Pio Sound, el de la calle Luna, apareció por primera vez en 2005 un grupo de Sunderland, en el noreste de Inglaterra, llamado This Aint Vegas que, tras su paso por la localidad, grabó un disco titulado The night Don Benito saved my life (La noche que Don Benito salvó mi vida). Desde hace dos años Yiye regenta en solitario un bar muy cerca del primer Rincón Pío Sound, con el mismo rollo y la misma estética, y, del mismo modo que la banda dedicó un disco a Don Benito, Yiye decidió llamar este local igual que la banda, This Aint Vegas. En las últimas semanas This Aint Vegas se ha convertido en uno, sino el único, de los bastiones del no a la fusión.
—Yo he iniciado un movimiento y de ese sí me responsabilizo.
El movimiento al que se refiere Yiye obtuvo notoriedad a raíz de un vídeo de once minutos que el día 16 de febrero corrió como la pólvora en las redes sociales. En él aparece con un micrófono y un altavoz subido al borde de la fuente de la Plaza de España. Además de otro profesor que le grababa y alguna que otra persona que pasaba por ahí, parece no haber nadie que le secundara o le escuchara y el único sonido que se aprecia es el de los numerosos pájaros que pueblan los árboles que el Ayuntamiento planea retirar para llevar a cabo la reforma de la plaza.
—Hola, buenas tardes. La educación sin reflexión no es educación, es adoctrinamiento –comenzaba su discurso–. Hemos tenido la desgracia de vivir durante estos días la presencia de dos alcaldes en los institutos y en los colegios pidiendo el voto a nuestros alumnos para que convencieran a sus padres y abuelos. Tiene que haber reflexión con el referéndum. No ha habido reflexión porque se ha eliminado la palabra no. 1984, el libro de George Orwell, se eliminaban palabras para que no existieran. Este es el referéndum en el que se han gastado 500.000 euros de dinero público para hacer una campaña del sí. Es incomprensible que en una cuestión tan importante no haya habido ese análisis de por qué si y por qué no. Directamente dijeron que no había ninguna inconveniencia. Y bueno, este es claramente un planteamiento que elimina una de las opciones.
Continuaba su intervención desplegando un folio que, según él, contiene diez razones para que Don Benito se quede como está. En primer lugar, hablaba de defender la identidad de una población con más de quinientos años de historia. A partir de ahí, se dedica contrarrestar las ventajas que dan los promotores del sí con propuestas concretas para, entre otros, temas como cultura, economía o educación.
Al día siguiente, es decir, ayer, volvió a circular otro vídeo suyo, esta vez de cinco minutos. Mismo lugar, mismo plano, mismo ambiente y distinta cita para empezar. “La madurez es aquella edad en la que uno deja de engañarse a uno mismo. Ralph Waldo Emerson. Todos mis alumnos la conocen”.
—El segundo vídeo no lo había visto, el primero sí me llegó –comenta Enrique, un cliente habitual del bar con el que comparto barra.
—El segundo lo hice porque el alcalde llamó al centro en el que trabajo para llamar la atención a mi director. Quizá me calenté un poco más porque estoy contando como me vulneran, como me violan. Así es como me sentí, y me indigné –responde Yiye.
—Me pregunto si el progreso que quieren traer es el mismo que hay en Villanueva. Que vengan multinacionales como Decatlón, Leroy Merlin, Carrefour que jodan el comercio local a cambio de dar trabajo a cuatro y pagar sueldos de mierda. ¿Para eso queremos ser una ciudad? –se pregunta Enrique.
De camino a casa me encuentro con otro vecino.
—¿Te has leído el informe de la universidad?
—Lo tengo impreso y lo he leído por encima.
—Pues léete bien las reflexiones del equipo redactor del proyecto.
Pasado un rato le hago caso y posteriormente le escribo.
—Habla de vislumbrar un horizonte a largo plazo, pensando a escala global, pero considerando el interés local. También habla de que es un proyecto insólito en España, pero eso no quiere decir que no se deba intentar, ¿no?
—Sí, pero lee más abajo –me responde.
—Se ha vislumbrado el camino a seguir, si bien se trata de un modelo de integración que no está definido, ni a nivel teórico, ni con experiencias reales.
—¡Ahí está! Yo estoy a favor de la unión y de mejorar, pero esto es un poco el cuento de la lechera. Ni se te ocurra poner mi nombre, que paso de meterme en líos.
19 de febrero. Jornada de irreflexión
Uno de los mayores motivos de orgullo de los calabazones –nombre por el que somos popularmente conocidos– en relación a su historia reciente es el haber sido, junto con Badajoz y Cáceres, una de las tres sedes del Banco de España en Extremadura durante parte del siglo XX. A muchos eso les da una idea de la categoría e importancia que siempre ha tenido Don Benito, pues el Banco de España generalmente se encontraba en ciudades muy grandes o en capitales de provincia. La sede se ubicó sobre el solar de la antigua Posada de la Plaza, en un –para aquella época– faraónico edificio de estilo ecléctico de tres plantas inaugurado en 1948 y que hace esquina con la calle Arroyazo. Tres décadas más tarde la sede fue cerrada y el Banco de España donó el edificio al Ayuntamiento. A partir del año siguiente, en 1979, se convirtió en el Palacio Municipal de Don Benito.
Los soportales de este edificio y los de al lado son paso obligado –sobre todo cuando llueve o el sol aprieta– para cientos, si no miles, de personas a diario. Testigos de ello son los grupos de jubilados que pasan el rato y comentan todo tipo de asuntos sociales y privados sentados en los bancos situados junto a la entrada del Ayuntamiento. Se prevé que hoy, a partir de las 17.45, sean también testigos de algo que en Don Benito no es muy frecuente, una protesta espontánea y multitudinaria. Sin embargo, pasados quince minutos de la hora prevista, han hecho acto de presencia no más de diez personas. Se ven más policías que manifestantes. En los bancos de la entrada del Ayuntamiento se encuentra tan solo una señora que observa impasible el panorama. Me paro a hablar con ella. Prefiere no dar su nombre, por si acaso.
—El que ha organizado esto no está –comenta decepcionada la señora.
—¿Y quién es esa persona? –le pregunto con interés, pues hasta ahora no encontré a nadie que supiera decírmelo.
—El del bar de la Avenida del Pilar.
—Pues a mí me dijo ayer que él no ha sido.
—Pues ahí tenía el cartel en la puerta del bar. Toda la gente dice que ha sido él porque ha salido en un video hablando. A lo mejor no ha sido ni él, no sé –responde justo antes de que otra señora mayor le invite a que se una al grupo que está en la plaza.
—No, no, yo me quedo aquí a gusto sentada.
—¿Y usted cómo ve el asunto? –le pregunto cuando la otra señora desiste.
—A mí me gustaba más Mariano Gallego. Mira el hospital, por ejemplo. Mariano lo tenía bien atado para que estuviera detrás de la residencia y este alcalde de ahora se juntó con el de Villanueva de la Serena para ponerlo allí, después de Muebles Ávila, donde termina Don Benito. Yo creo que estos dos quieren hacerse famosos y pasar a la historia como los que unieron a los dos pueblos.
—Pero bueno, este asunto ya lleva tiempo.
—Eso ya lo sé yo. Aunque nací en otro pueblo, me vine aquí con trece años y llevo más de cincuenta. Me siento más calabazona que otra cosa. Desde que llegué se hablaba del tema, pero no se ponían de acuerdo. ¿Sabes? Yo creo que esto lo tienen todo planeado y lo de los votos es una tapadera.
—¿Por qué? Al no tenerlo en su programa electoral han decidido preguntar a la gente. En teoría, si sale el 66% o más, tira para adelante. Pero si sale menos de 66%, no.
—Pero saldrá de una u otra manera. Ya verás. Hay mucha gente que en privado dicen que no, pero después no son valientes en público. Estaban diciendo ahí que hay jóvenes que decían en alto que el perjudicado será el comercio pequeño y están a favor del no, y por lo visto les han callado. Parece que, si das tu opinión, o te callan o te tachan de paleto. Eso no me parece muy democrático.
—Además, si quieren conocer la opinión de la gente, para qué se gastan medio millón de euros en la campaña del sí. Eso no lo dicen por ningún lado…
—En las redes sociales no se habla de otra cosa –le contesto.
—¿En dónde dices?
—En Facebook y WhatsApp
—¡Ah, bueno! Eso no lo sé. Lo único que sé es que hace unas semanas iba paseando por la calle y vimos una reunión o algo y una chica le preguntaba al alcalde si iban a traer la Universidad y él decía que no, que la Universidad está en Badajoz y Cáceres, que quizá se pueda crear alguna escuela o algo así y que se puedan convalidar algunas asignaturas. Unos días más tarde iba paseando con mi marido y vimos que había otra reunión. Entonces le dije a mi marido: vamos a entrar a ver qué dicen. Y resulta que ya decía lo contrario: que sí, que vamos a crear facultades, que van a venir empresas y no se qué. ¿Cómo saben ellos si van a venir empresas? ¿Han hablado ya con ellas? ¿Entiende lo que quiero decir? Yo no sé de política ni nada de eso, pero, los impuestos, por ejemplo. Dime tú ahora mismo si, después de unirse algunos de los pueblos tiene alguna trampa, ¿quién se lo come? Pues los ciudadanos. Pero bueno, como te digo, es solo un ejemplo, yo no sé si tienen trampas o no.
En ese momento se cruza delante de nosotros un hombre de unos cincuenta años de Mengabril, un pueblo a siete kilómetros de Don Benito, que en los últimos meses se hizo popular por pasearse por el centro con su cabra atada como si fuera un perro.
—La cabra se llama Versus. Yo he venido porque ella también está en contra de la fusión –comenta el tipo.
—¡Ay, el de la cabra! ¡Me encanta! ¡Ven acá con ella! –gritan desde la plaza.
—A este paso voy a tener que empezar a cobrar algo.
Tras despedirme de la señora, acompaño a Versus y a su dueño hasta donde está el grupo, entre el Ayuntamiento y la Iglesia de Santiago. Contando a los dos, en total hay 17 manifestantes. Varias mujeres mayores, tres personas de mediana edad, un matrimonio, dos niños y cero pancartas. A pesar del panorama, se lo toman con guasa.
—¡Cuánto tiempo, José! ¿Dónde te metes? ¡No hay quién te siga la pista! Vamos a tener que contratar a los espías que le han puesto a Ayuso para dar contigo –me saluda una conocida de la familia.
—En Ámsterdam por unos meses. Tenía cinco días libres y he venido el fin de semana para saludar y asistir a la boda –le contesto.
—¡Cojones, estamos cuatro gatos! –exclama una señora que se nos acerca.
—Al principio éramos cinco y ahora estamos quince, ¡hemos triplicado! –responde una que está a su lado.
—Bueno, pero tenemos muchos policías –dice otra con ironía.
—Doce he contado yo –comento.
—Pues eso, casi a uno por persona. Fíjate si nos temen…
—Es que estamos esperando a que vengan los antidisturbios. Hasta que no empiecen los palos la gente no se anima –dice la primera provocando la carcajada del resto.
En ese momento llega una mujer bien abrigada y cubierta con una mascarilla que, según me cuenta, lleva unos meses enferma y, aunque apenas sale de casa, quería dar la cara y apoyar la manifestación.
—La gente es un poco bocachancla, convocan una manifestación y reparten carteles, pero después no aparece –se lamenta.
Desde el ventanal del balcón del Ayuntamiento se corre ligeramente la cortina y alguien nos hace fotografías con el teléfono móvil.
—Espera que voy a sacarle yo también una foto a él.
Poco después aparecen del otro extremo de la plaza dos periodistas con una cámara.
—¿Quiere hablar alguien para Canal Extremadura?
—No, no, gracias –responde la mayoría casi al unísono.
—Han visto la cámara y se han dispersado todos –le comenta la reportera al cámara.
—Es que, claro, nadie quiere salir en la tele hablando en contra del alcalde porque luego estás señalado y pueden que vayan a por ti –se excusa el padre de familia justo antes de que los periodistas desistan y se vayan por donde han venido.
Falta poco para que el sol se ponga y decido volver a This Aint Vegas. Dentro del local Yiye está solo atendiendo en la barra a pesar de que el número de clientes supera con creces el número de personas de la manifestación.
—Yiye, en la Plaza de España la gente preguntaba por ti –le comento nada más llegar.
—¿Y eso? –responde él mientras prepara unas bebidas.
—La gente pensaba que eras tú el que organizaba la manifestación y te echaban en falta. De alguna manera, parece que te han erigido el líder…
—De la manada –termina la frase riéndose. En los últimos días me ha llegado gente contándome sus problemas y las cosas que están sin arreglar en su calle. ¡Si yo no soy el alcalde! Como te decía ayer: Yo he iniciado algo con mis vídeos y de eso sí me responsabilizo. De hecho, he atendido a los de El País y el Hoy.
—A mí me ha sorprendido ver tanto movimiento en las redes sociales, pero, después, muy poca movilización.
—De eso hablábamos ayer aquí. De hecho, creo que el que hizo los carteles y el que los repartió tampoco fueron hoy a la manifestación.
—Eso es tirar la piedra y esconder la mano.
—Mira –me dice dirigiéndose al ordenador que tiene al fondo de la barra–, yo he ido de nuevo hoy a las 15:30 a la plaza con el altavoz y he puesto el audio de un video muy guay que he montado. Esta vez he sido más sutil, si cabe.
Se trata de un videoclip del grupo americano de rock alternativo Pixies, Where is my mind?, que forma parte de la banda sonora de la película Trainspotting. Ya al principio del videoclip, con el primer punteo de guitarra, se corta el vídeo por un momento y aparece el anterior alcalde de Don Benito diciendo “¡Qué vergüenza!”. Suena la batería y se vuelve a cortar el vídeo. ¡Delante de toda la población mintiendo! ¡En contra de Don Benito! ¿Usted nos va a dar lecciones de urbanismo? Cuando va a sonar el estribillo, otra pregunta de Mariano: ¿Cómo es, Valdecañas? ¡Forzar una ley para solucionar un problema que usted había creado!
Esos cortes con las imágenes y las palabras de Mariano Gallego corresponden a un pleno del Ayuntamiento que fue muy sonado. Mariano Gallego Barrero, además de abogado, maestro y parlamentario en el Congreso de los Diputados entre 2008 y 2011, fue durante veinte años alcalde de Don Benito por el Partido Popular. Falleció en junio de 2015 con 70 años a causa de un cáncer siendo aún regidor en funciones. Exceptuando su primer mandato entre 1995 y 1999, el resto de legislaturas fue reelegido con mayoría absoluta. Durante ese tiempo tuvo como principal opositor a José Luis Quintana, el actual alcalde.
Más allá de la buena marcha del PP a nivel nacional por aquel entonces, la figura de Mariano Gallego era muy respetada por parte de los ciudadanos. Además del desarrollo de varios polígonos industriales y de un tejido de pequeñas empresas, los vecinos y diversos medios han destacado la transformación urbanística que se vivió en la localidad durante buena parte de su mandato.
Precisamente, el 26 de septiembre de 2011, en un pleno ordinario del Ayuntamiento, el grupo socialista le echó en cara a la entonces edil de urbanismo la no solicitud de una subvención de casi seis millones de euros para la construcción de una urbanización que, según José Luis Quintana, tendrían que ser abonados por los propietarios. La concejala le pedía no echar la vista atrás y remar todos juntos hacia adelante a lo que Quintana reaccionó metiendo el dedo en la llaga. Fue entonces cuando Mariano Gallego tomó la palabra y, además de acusarle de mentir descaradamente y de actuar con malicia, aprovechó la ocasión de recordarle lo que pasó en Valdecañas. Un asunto que, una década después, y a las puertas de su consagración en la política, le ha explotado en toda la cara.
La isla de Valdecañas está situada en el extremo oriental del embalse homónimo, cerca de la frontera entre la provincia de Cáceres y Toledo. En el año 2007, la Asamblea de Extremadura aprobó, con los votos a favor del PSOE y del PP (los únicos partidos que ocupaban todos los escaños) que Isla de Valdecañas fuera un Proyecto de Interés Regional (PIR). Eso permitió recalificar los terrenos donde se iba a construir un resort turístico, ya que hasta ese momento se trataba de una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y, por tanto, terreno no urbanizable. Ese mismo año comenzaron las obras sobre algo más de 130 hectáreas de terreno protegido. Esto provocó la reacción de los ecologistas, que denunciaron el proyecto. En 2011 una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura daba la razón a los ecologistas y consideraba ilegal el PIR aprobado por la Asamblea en 2007. Obligaba a reponer los terrenos ya construidos a su estado original y se paralizaron las obras cuando ya estaba la primera fase del proyecto listo –80 chalés, un hotel y diversas instalaciones–.
José Luis Quintana que, al igual que su homólogo villanovense ha desempeñado numerosos cargos políticos durante un cuarto de siglo, era por aquel entonces consejero de Fomento de la Junta de Extremadura, prometió a los compradores que se recurriría la sentencia en el Tribunal Supremo y que la ganarían. Mientras tanto, se modificó la Ley del Suelo para intentar dar cobertura legal al PIR. Sin embargo, el Tribunal Supremo ratificó la primera sentencia y desde entonces, después de varios recursos, alegaciones, informes y trámites, el mismo tribunal obligaba hace apenas dos semanas, y en última instancia, la demolición completa del complejo Isla de Valdecañas.
Tras revisar el videoclip y el pleno de 2011, Yiye vuelve a hacer sonar su música en el local. En las mesas de alrededor se habla, entre otras cosas, del nombre de la nueva ciudad –“Don Benito que no lo toquen”, dicen algunos–, de los veinte años que llevan para construir el nuevo hospital y de la subida de impuestos que presumiblemente nos espera para contrarrestar la promesa del incremento salarial que conllevaría la fusión.
—Mañana pensamos ir a una mesa electoral para vigilar qué hacen con los votos –asegura Yiye–. Piensan que lo tienen hecho, pero se pueden llevar un chasco de los serios.
20 de febrero. El gran día. ¿Novia a la fuga?
La calle Mesones de Don Benito es la más corta y estrecha de las cinco vías de acceso a la Plaza de España. Haciendo esquina con la calle Olivillo se encuentra una casona típica del centro que, desde hace casi seis años, sirve de sede del salón de plenos del Ayuntamiento y de la Asociación Profesional de Agricultores y Ganaderos de Don Benito y Comarca. Será uno de los veinte colegios electorales habilitados para la consulta popular y se espera que José Luis Quintana vaya a votar a las 09:30.
A quince minutos de que llegue el alcalde van apareciendo con cuentagotas los más madrugadores, en su mayoría personas mayores. Los numerosos medios que han asistido a la cita aprovechan para hacer planos generales e intentar hablar con los vecinos.
—¿Le puedo sacar una foto? ¿Querría hablar conmigo? –pregunta un fotógrafo de prensa.
—¡No, no, no!
—Ese tiene pinta de haber votado que no, porque no quiere dar la cara –comenta el periodista al resto de colegas.
Dentro del edificio, en la primera habitación a la izquierda, Manuel Viejo, el periodista de El País, habla con los dos vocales y el presidente de una de las mesas electorales.
—¡La cosa está que arde! En las redes sociales hay mucha controversia. Lo mismo sale el sí que sale el no –comenta Viejo.
—Sí –contesto–, parece que hay suspicacias entre la gente sobre qué va a pasar con las papeletas, quién las custodia y las cuenta.
—A ver –interrumpe uno de la mesa–. Es el secretario general del Ayuntamiento, que es un cargo estatal, ¿Cómo no te vas a fiar? Como yo dije a uno: Si tú te vas a empadronar y no te fías del funcionario, mejor no lo hagas.
—Yo partidarios del no en los últimos días sí me he encontrado, pero es difícil dar con alguien que quiera dar la cara –comenta Viejo cuando salimos afuera junto al resto de periodistas.
—La gente es muy echada para adelante en las redes sociales y hasta parece que hay una campaña organizada y un apoyo muy grande al no. Pero una cosa es estar en tu casa delante del ordenador cagándote en todo y otra dar la cara –dice uno de la radio.
—Yiye es un poco revolucionario. Me decía que esto parece una dictadura y que estaba todo manipulado. Eso no se puede decir. Por el tono parece que tiene inquina o algo personal. Ya le dije que ese argumento no lo puedo sacar –añade Viejo.
En ese momento, girando la calle aparece José Luis Quintana y rápidamente todos toman posiciones.
—¡Buenos días! –saluda escuetamente el alcalde sin pararse, con una sobriedad que sorprende después del baño de masas y del tono triunfal que en los últimos meses ha caracterizado sus actos.
Una vez en la mesa electoral saca el carnet y se lo entrega a la funcionaria de turno: “Quintana Álvarez, José Luis”.
—José Luis, ¿qué tal? ¿Hay confianza? –le pregunto justo después de introducir el sobre.
—Sí –responde un tanto desorientado ante la avalancha de flashes.
—¿Llegamos al corte?
—Sí, sí.
Una vez fuera, se coloca en medio de la calle en lo que los periodistas y las cámaras le rodean. Entonces saca un papel y comienza a hablar con la voz quebrada:
—Bueno, pues estamos ante, eh…, eh, para cambiar el futuro de Don Benito y Villanueva de la Serena y probablemente del municipalismo en España. Es una consulta en la que tenemos la oportunidad de cambiar el rumbo natural de la historia, el rumbo natural de nuestro pueblo. Creo que desde la Constitución Española no hemos tenido nunca una elección tan transcendente donde no votamos por los próximos cuatro años. Toda España nos está mirando y vamos a dar una lección para que las próximas generaciones tengan más oportunidades, que restando siempre se pierde y sumando siempre se gana
—Se le ve verdaderamente emocionado, alcalde.
—Sí, parece por su voz a punto de romper a llorar. Llevo 26 años en la política y tengo colmadas todas mis aspiraciones políticas en todos los sentidos, pero jamás he tenido en mis manos, en manos de mis vecinos, una decisión tan trascendente e importante como la que tenemos. Yo lo he dado todo. He tenido una lucha titánica en favor de que salga el sí. Yo tengo mi vida hecha, pero mis vecinos no la tienen, los jóvenes no la tienen y los que estamos en política tenemos la obligación de mejorar la vida y la realidad de la gente.
Tras esta frase se marcha un tanto cabizbajo mientras los periodistas nos quedamos comentando la jugada.
—Cuando ha dicho “yo ya lo he dado todo” ha sonado un poco a derrota, con un miedo y una incertidumbre que no ha transmitido durante los últimos meses que se le veía muy convencido. Creo que está cagado –comenta uno.
—Nosotros en el periódico tenemos preparada ya la portada del sí y del no, por si acaso. Les voy a proponer al periódico que si sale él no se titule “Novia a la fuga”.
—El otro día hablé con un chico de 20 años que me decía: ¡A mí no me interesa la política, pero voy a votar que no! José Luis me dijo después que, en esta parte del pueblo es donde está la parte más reacia y que más ruido hace.
—Yo ya he dicho a la hora que votaré, por si queréis ir los medios. Yo aquí tirando fotos a todo el mundo y no va a haber nadie que me haga la foto –bromea una periodista de Villanueva de la Serena.
—En Villanueva lo tenéis hecho, no hay emoción.
—¡Si, es verdad! Pero bueno, lo comento por si acaso.
En ese momento sale por la puerta una pareja de ancianos. Uno de los fotógrafos se acerca hacia donde están.
—¿Ha venido a votar?
—¿A qué si no? –responde la mujer.
—¿Y han votado a favor o en contra de la fusión?
—Cada uno hemos votado una cosa –responde la señora mientras el marido intenta zafarse de la foto.
—Estamos con la quiniela, ¿tú que piensas? –le preguntan al fotógrafo que departía con los ancianos.
—Entiendo que el alcalde esté asustado porque estos días se ha movido el no en redes sociales, pero otra cosa es que se traslade al mundo real. Yo creo que sale sí también aquí.
—El alcalde necesitaba de esa motivación, se le veía muy de bajona.
—Pues yo me he cruzado con mucha gente que no quería hablar y siguiendo la lógica hay más noes de los que pensamos. El único, un hombre mayor, el pobrecito está casi ciego. Me ha mostrado su papeleta y me ha preguntado. ¿En esta pone sí?
—Fijaos en la confianza que tendrían que se han impreso más papeletas del sí que del no. ¡Pero muchas más!
—Sí, en el voto anticipado fui a la Casa de la Cultura y había como seis cajas con papeletas del sí y una caja como a la mitad con las papeletas del no.
—Lo que está claro es que, aunque gane el sí, si participa poca gente o ganan por poco quedará deslucido.
—Me estoy dando cuenta de que son menos cinco y el alcalde de Villanueva vota a las 10:15. Vámonos a toda hostia que no llegamos.
En menos de un minuto me quedo solo junto a un político local de la oposición.
—En Villanueva va a ser arrollador. Donde no lo tengo tan claro es aquí.
—Como cambian las cosas. Con lo seguro que lo tenían –comento.
—A ver, todos estamos a favor de la unión. El único pero que le he visto a este proceso es la rapidez y la premura. Esta mañana me han entrevistado los del Canal Extremadura porque he sido el primero en votar a las 09:00 y he dicho que creo que lo único que legitima cualquier proceso de este tipo es la participación. También he dicho que no es de recibo preguntar a la gente y que se pueda influir en el voto. Gran parte del no va a ser por incertidumbre y falta de información. Más que por el sí, la campaña debería haber sido informativa, porque ni yo ni nadie se cree que no existan contras. Nadie se cree que, en un matrimonio, donde al principio todo es muy bonito y todo son buenas intenciones, no haya después ningún inconveniente.
—Pero bueno, si todos los grupos políticos estabais de acuerdo, sería por algo, ¿no?
—Desde el punto de vista político está claro, pero desde el punto de vista económico todavía no me han sabido decir que tipo de armonización fiscal o qué impuestos aplicarán. Por ejemplo, el tema de las plantillas municipales. El informe de la Universidad dice que se propondrán en su momento jubilaciones anticipadas y traslados de funcionarios. ¿Se hará? ¿Qué es lo que harán? Aunque dicen que ha habido mucha información, creo que hay lagunas. ¿Por qué no trabajar con el grupo de expertos y con las cosas más claras pedir el voto en las municipales?
—Por lo que he leído y escuchado, algunas de las propuestas, como el hospital, se llevan proyectando hace tiempo o directamente ya están en marcha.
—Por suerte, Mariano Gallego tuvo visión y en 2005 se redactó un plan de ordenación urbana por un mismo equipo para las dos poblaciones para que el crecimiento de estas fuera al unísono e igual. Eso sí fue un problema que estos se han encontrado resuelto. Evidentemente tener el plan urbanístico es muy importante, pero el tema económico sigo sin tenerlo tan claro: Villanueva tiene privatizados servicios que Don Benito no, Villanueva no tiene cosas que Don Benito sí tiene…
En ese momento aparece un conocido suyo arquitecto.
—¡Qué pronto has votado! Aunque, la verdad, es que tampoco es que hubiera muchas opciones para pensar. Sí, no o en blanco.
—O una rodajita de chorizo como nos hemos encontrado alguna que otra vez. Los políticos tenemos ese San Benito.
—No lo tengo tan claro que vaya a salir la cosa.
—En nuestro partido teníamos una encuesta interna. En Villanueva arrasaba, pero en Don Benito era el 64%. Y eso que todavía no salió el movimiento del no. Creo que, como decía antes, todo dependerá de la participación.
A la conversación se une Soledad, una joven profesora del barrio.
—¿Has venido a ver el show total? Al final hacemos las cosas como borregos. Todo rapidito, a lo bestia para que la gente no pueda pensar.
—Bueno, espera a ver. Que lo mismo sale que no y todo se va al garete.
—Bueno, eso es relativo, replica el político, yo le he escuchado decir al alcalde que si esto no sale adelante tendrá que salir de otra forma. La consulta popular no era necesaria para este proceso.
—Entonces sí que se lía gorda, porque después del paripé que han montado. No va a tener contestación por el proceso en sí, sino por las formas. Mas que un matrimonio por conveniencia parece un matrimonio forzado.
—¿Y qué me decís del nombre? –pregunto.
—Bueno, responde de nuevo el político antes de dispersarnos, esto tiene un horizonte mucho más grande y todos los que apelan a la identidad no lo van a ver. Esto es más para las generaciones venideras.
Sea como fuere, la suerte parece está echada. En una jornada histórica 51.000 personas estaban llamadas a las urnas para decidir si crear o no la que sería tercera ciudad con más habitantes de Extremadura y la segunda en PIB regional. El día pasa sin muchos sobresaltos. Se ve menos movimiento y agitación que en los días previos a la boda. El cielo está despejado, hace un tiempo casi primaveral y parece que mucha gente ha decidido pasar el domingo en el campo. A las 20:00 se cierran los colegios electorales y a las 21.00 comienza un programa especial de Canal Extremadura para retransmitir en directo la ceremonia nupcial.
El lugar elegido es el Instituto Luis Chamizo, frente al hospital comarcal, a medio camino entre las dos localidades. Ambos representan un claro ejemplo de las infraestructuras y los recursos que ya comparten ambos municipios. De hecho, tal y como destaca el presentador del programa, aunque el instituto pertenezca a Don Benito, está más cerca de la Plaza de España de Villanueva de la Serena que la de Don Benito. Y bueno, me pregunto mientras le escucho, ¿dónde se ubicará en un futuro la Plaza de España de la nueva ciudad?
Mientras se siguen contando los votos el presentador introduce a los tres tertulianos que le acompañarán. En primer lugar, el catedrático Julián Mora Aliseda, que en su primera intervención vuelve a obsequiarnos con una lección de Historia. En esta ocasión se remonta varios siglos más atrás.
—Este es un día clave para la historia de ambos municipios. Y digo historia porque, fíjense, desde el año 1234 que este territorio se reconquista, estaban unidos y en 1305 es cuando se separan. De este Instituto para allá pasa a ser la Orden de Caballería de la Serena y la zona de Don Benito se queda dentro de una villa de realeza. Por eso empiezan a crecer por separado, con vistas a proteger su territorio. Ahora es el momento para volvernos a encontrar.
Después llega el turno de Valentina Fuertes, empresaria y vice presidenta de la asociación empresarial APYME Vegas Altas – La Serena.
—La unión hace la fuerza. Si las dos ciudades están unidas va a ser mucho mejor para todo el territorio, para toda la comarca.
Por último, toca presentar a Pedro Rivero, profesor de la Facultad de Económicas de la Universidad de Extremadura y uno de los autores del informe de viabilidad al que los alcaldes llevan meses agarrándose.
—Entiendo que esta fusión tiene una relevancia fundamental para lo que son los vecinos de los municipios y de las entidades locales que pertenecen a ambos términos. Pero, a su vez, tiene una relevancia a la hora de establecer un modelo de futuro en ciertos aspectos del municipalismo que necesita sin duda alcanzar una optimización en lo que es la gestión de sus recursos. Ojalá hoy sea un día el cual marque un antes y un después en cómo configuramos la gestión del municipalismo en nuestro país. En España estamos hablando que tenemos 8.200 municipios en números redondos y en los países de nuestro entorno se ha ido produciendo un proceso de aglutinación de servicios en dichos municipios. ¿Para qué? Pues para al final afrontar los retos que también tenemos en términos de gasto, endeudamiento y recursos públicos. Tenemos que lograr que los servicios públicos que prestamos a nuestros ciudadanos se puedan prestar cada vez con mejor calidad, pero a su vez optimizando recursos que son limitados.
A las 21.10 el presentador conecta con una compañera que desde el estudio de Mérida informa de cómo va el resultado de la votación. En Villanueva de la Serena el escrutinio está siendo muy rápido. A esta hora ya se han contado el 91,95% de los votos de los cuales el 93% son a favor. En Don Benito la cosa va más lenta. Hasta ahora solo se han contabilizado el 30% de los votos, de los cuales el 68% son a favor.
Tan solo quince minutos más tarde, mientras el profesor Rivero habla, en la esquina superior derecha de la pantalla se ve un cuadro con los datos del recuento en Don Benito actualizados. El sí va ganando con tan solo un 64,3% de los votos. El presentador y los invitados aún no lo saben. Solo cuando acaba su intervención el catedrático Mora Aliseda dan de nuevo paso al estudio. En Villanueva de la Serena ya está el 100% escrutado y el 93% ha dicho que sí. Ahora todos los focos pasan a estar puestos en Don Benito. Con el 50% escrutado el resultado es el mismo que indicaba el cuadro de antes: gana el sí con un 64% de los votos. En estos momentos todo está en el aire y es entonces cuando saltan las alarmas.
El presentador pregunta por los resultados a Valentina Fuertes. Parece un poco desconcertada. Suspira y expresa su sorpresa. “Pensaba que en Don Benito también arrasaría”. Continúan como si nada las conexiones en directo, las entrevistas, los datos y los análisis de los tertulianos, pero el suspense ya está servido. A las 21:51 conectan con el Ayuntamiento de Don Benito para hablar con Ana Bahamonde, la portavoz del consistorio. Al fondo se ven a varios trabajadores municipales escrutando los votos a toda prisa.
—¿Ha sufrido en algún momento temor a que no se pueda producir esta fusión? ¿Temen que el sí no supere ese 66%? –pregunta la periodista.
—A ver, todo el mundo tiene derecho a decir lo que piensa a través de su voto y es muy respetable. Sentiría una honda pena por la oportunidad perdida. Pero, evidentemente, seguiría trabajando por mis vecinos al cien por cien, yo y toda la corporación.
—Bueno, pues ya queda poco para saber el resultado definitivo.
—Si Dios quiere sí, porque estamos todos con los nervios a flor de piel.
Durante la siguiente media hora continua el debate en el Instituto Luis Chamizo.
—Julián, me ponías antes el ejemplo del Brexit. Mira al final lo que pasó, que el Reino Unido se acabó separando de la Unión Europea. No sé qué tipo de similitud le encuentras a lo que podría pasar aquí.
—Si observamos lo que está ocurriendo en el Reino Unido, es mucha la gente que se arrepiente de haber tomado esa decisión de salir de la UE, sobre todo la población joven. No olvidemos que quienes votaron mayoritariamente que no fueron las personas mayores a las que se les convenció de que el motivo de las deficiencias en el sistema sanitario y de que sus pensiones fueran más bajas tenía que ver con el hecho de que aportaban más de lo que recibían. Y así obligaron a la generación joven a quedarse en un mercado más reducido con muchas limitaciones labores. Se les convenció con motivos que llegan más al corazón que a la cabeza (…) Esto de ahora es realmente muy importante, no solo para los que están, sino para los que viene. Yo creo que a veces perdemos la perspectiva esa y somos muy egoístas sin pensar en quien nos sucede. Y ahí es donde nos jugamos la partida. Esto es como la Champions League, que al final la copa es compartida por todos. (…) A vueltas con lo del matrimonio, decir también que el barón, por muy adinerado que sea, necesita a una mujer para generar reproducción. En este caso producción, tenemos más producción si tenemos más tamaño demográfico, además de otro tipo de oportunidades que se abren. Yo creo que eso no se evalúa lo suficientemente y forma parte de este hándicap que estamos así ahora en esa situación de incertidumbre que nos va a tener yo no sé hasta qué hora de la noche. Por otro lado, estamos en una situación muy emocionante.
Emoción, incertidumbre y también confusión porque, para cuando el catedrático termina de hablar hace casi una hora que ha saltado la noticia. Desde las 21.45, con el 54% escrutado y un 63,2% de votos a favor, la página web donde se informaba del resultado del escrutinio ha dejado de funcionar. El alcalde de Don Benito lo anunciaba en Twitter. Algo no va bien. Durante un tiempo ha habido un baile de cifras y los datos aportados por unos y otros diferían. Los invitados parecen prepararse para lo peor, se masca la tragedia.
—Aunque en Don Benito se quedase en el 65,9% o el 64%, estamos hablando de unas mayorías absolutísimas –comenta el catedrático.
—Sí, en conjunto es evidente –concuerda el profesor Rivero. Me da igual el 60, 65 o el 70 por ciento. Ojalá que sea el 70% en el caso de Don Benito. El mensaje final es un mensaje de que en su conjunto las dos poblaciones tienen un gran interés en esta unión. Otra cosa es que haya un porcentaje de gente que haya querido propugnar por una no unión. Lo que está claro es que, lo decía Einstein en esta frase conocida por todos: solamente haciendo cosas distintas obtendrás resultados diferentes.
A partir de las 23.00 el verdadero interés y toda la presión se trasladan al Ayuntamiento de Don Benito, donde Domingo Díaz, reportero de El Español, se preguntaba lo que el resto hacía desde sus casas: ¿Qué está pasando? Los funcionarios siguen contando las últimas 4.315 papeletas del voto anticipado, que al parecer será el que decida. Además de periodistas, en el Ayuntamiento se agolpan varios vecinos que fueron a ver lo que pasa en primera persona. Pasado un rato, con buena parte del recuento hecho, el secretario del Ayuntamiento se marcha a una sala y cierra la puerta. La explicación que se daba en ese momento era que tenían que dilucidar si contar o no los votos nulos. La policía también se acercó por si en algún momento las emociones se desbordaban y había gresca.
Mientras tanto, en Canal Extremadura se hacían eco de los primeros memes que empezaban a circular: “En recuento viene en tren” o “Putin viendo el Referéndum de Don Benito y Villanueva y recogiendo apuntes de cómo hacer el recuento para el de Crimea”. Pasada la medianoche, el profesor Rivero se anima y aporta su toque de humor. “A este paso el tema no será el nombre, sino cuando será el día festivo, si el día 20 o el día 21 de febrero”.
Finalmente, a las 00.20 horas, en el Ayuntamiento de Don Benito el secretario salía de la sala con la cabeza gacha y se dirigía a los medios que allí se encontraban: “El resultado definitivo es el siguiente: total de votos emitidos 15.132 (apenas un 50% de participación); total de votos sí 10.028; total de votos no 5.026; total de votos en blanco, 78. El porcentaje de votos sí respecto al total de votos válidamente emitidos es el 66,27%”. Mientras la reportera de Canal Extremadura lo cuenta en directo al fondo pueden verse a los funcionarios abrazarse efusivamente. Por su parte, los tertulianos respiraban tranquilos y expresaban su alegría. Veinte minutos más tardes, los alcaldes Quintana y Gallardo se fundían en un sentido abrazo en el Centro de Formación de Empleo antes de comunicar los resultados y celebrarlos con sus seguidores.
El alcalde de Don Benito comienza su intervención pidiendo disculpas por los retrasos y recordando que podían haber llevado a cabo la fusión simplemente por la vía del pleno municipal, pero decidieron arriesgarse. Justo después de terminar, y tras los aplausos, dedica con un punto de soberbia una frase a los que “insultan en las redes y demás”: “Cuando Roma locuta, causa finita”.
Después de cuatro horas, la retransmisión de Canal Extremadura termina. Mientras el presentador se despide puede verse al fondo como los alcaldes contestan las preguntas de la prensa.
—¿Qué es lo que ha pasado a puerta cerrada en ese lapso de tiempo? –pregunta el reportero de El Español.
—No sé, yo no he estado ahí.
El comité de expertos, la suegra y los influencers
Habían pasado tan solo unas horas desde que se conocieran los resultados definitivos de la consulta popular y los alcaldes de Don Benito y Villanueva de la Serena ya estaban en directo en el programa Espejo Público de Antena 3 anunciando a toda España la buena nueva. Aunque tenían cara de cansados, se muestran exultantes, sobre todo Miguel Ángel Gallardo, el de Villanueva de la Serena, que no abandona la sonrisa ni ante las pullas de Susanna Griso.
—Señor Quintana, por poquito no alcanzan los dos tercios y no sale adelante la consulta –comienza comentando la presentadora.
—La verdad es que nosotros no queríamos aprobar con un cinco, queríamos aprobar con buena nota. Y aprobar con buena nota era dos tercios. Por lo tanto, estamos muy muy contentos del resultado que se produjo ayer –contesta con convencimiento el alcalde de Don Benito.
—Claro, pero los dos tercios es el 66,6 % y han llegado al 66,27%. Por eso lo digo, si llegan a poner por ley lo de los dos tercios, no hubiera salido la consulta adelante. Pero bueno, lo vamos a dar por bueno… Señor Gallardo, voy con usted. Y le quería preguntar, ¿por qué los de Villanueva de la Serena estaban más de acuerdo que los de Don Benito?
—Es cierto que sudamos la camiseta, pero lo importante es que logramos el objetivo y ahora se abre un nuevo tiempo. Es verdad que el resultado en Villanueva fue más claro, pero le puedo asegurar que me alegró casi más que en Don Benito se alcanzara el 66%, precisamente porque ganábamos todos o no ganaba nadie. Y en este caso ganamos todos.
A esa misma hora ya llevaban tiempo circulando por las redes sociales una nueva hornada de memes y varios vídeos en los que ciudadanos de Don Benito se grababan diciendo a cámara lo que hasta ahora no habían hecho en público. Muchos expresaban no estar a favor de la fusión, pero la preocupación y la indignación de todos en este momento era la sombra de duda que se cernía sobre la consulta. Que el recuento público acabara a puerta cerrada generó muchas sospechas y a muchos les dio alas.
Poco después diferentes agencias y medios a nivel nacional se hacían eco de la rueda de prensa del primer partido político que se desmarcaba de la imagen triunfal de los novios y pedía una auditoría que despejara dudas, que probara que “realmente ganó el sí”. Para la coordinadora de Unidas Podemos en Extremadura, Irene de Miguel, “la imagen que se dio fue bastante lamentable y la participación bastante triste”. La cosa no quedó solo ahí. A pesar de haber apoyado la fusión desde el principio, a toro pasado se dieron cuenta de que en los últimos seis meses “no se han expuesto los beneficios y los perjuicios de esta fusión de manera clara y transparente”.
Al día siguiente de nuevo un gran evento se cernía sobre Don Benito y Villanueva de la Serena. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitaba ambas localidades para reiterar su apoyo al enlace recién celebrado. Lo que se suponía una fiesta y un baño de masas acabó siendo una pesadilla y a punto estuvo de ser un campo de batalla. Muchos de los que el día anterior se grabaron y dejaron comentarios en las redes sociales se dieron cita por la tarde en la Plaza de España junto con un grupo de agricultores que por la mañana habían cortado la autovía.
Entre los asistentes también se encontraba Yiye con su altavoz y su micrófono.
—¡Podían haber metido en las urnas todos los votos que hubiesen querido! ¡Se descuajaringó! Solamente tenía la tapa, el, eh… l precinto de la tapa de arriba ¿Y la de abajo qué? ¡Ninguna garantía! ¡Tenía que haber sido público y no fue público, no fue público! Se metieron a cocinar los resultados. ¡Vaya pucherazo! (…) ¡Vergüenza! ¡Vergüenza! ¿Por qué tenemos que dar siempre vergüenza y pena? Vamos a defender nuestros derechos de una vez, señores –proclamaba Yiye mientras algo más de un centenar de personas le aclamaban frente al Ayuntamiento.
Poco después los agricultores se dirigían a la parte sur de la plaza, frente a dos conocidas cafeterías. Al presidente no se le vio, pues habían cortado la calle Mesones y puesto vallas metálicas para contener a los manifestantes. Tal y como mostraban los vídeos en directo, una vez llegaron las autoridades al salón de Plenos empezaron los pitos, las voces y los insultos. La gente intentó apartar las vallas y fue ahí cuando se empezó a liar. Además de porrazos por parte de la policía, voló alguna que otra silla de las terrazas. Por suerte, los ánimos se calmaron y la cosa no fue a más.
Los días siguientes el runrún del pucherazo seguía resonando. El Partido Popular de Don Benito abogaba en un comunicado por el consenso de todas las posturas ya que “en algunos momentos ha dado la impresión de que el sí era una imposición más que una opción”. La discrepancia, declaraba el portavoz popular, “debe ser no solo respetada sino tenida en cuenta para poder optimizar el proceso”. Por otro lado, en varios artículos y comentarios, muchos destacaban que “conviene no burlar a los menos para evitar que este matrimonio nazca viciado de nulidad”. Ya se sabe, lo que mal empieza
Tuvo que pasar más de una semana para que alguien del Ayuntamiento se pronunciara. El 1 de marzo salía publicado en un medio local el “demoledor” informe que el secretario de Don Benito presentó en el pleno de febrero contra las sospechas del escrutinio. Luis Ángel Martín Peyró afirmaba que “se actuó de manera excesivamente escrupulosa con el recuento; la ocasión y la importancia histórica de la consulta lo merecía. Es imposible efectuar el recuento del voto anticipado de manera más absolutamente transparente y pública”. Respecto al hecho de encerrarse tras el escrutinio del voto anticipado el secretario argüía que “las personas que intervinieron en el recuento se desplazaron a un despacho anexo, no a ningún cuarto o habitación como de manera despectiva se ha indicado. ¿Qué se hizo en ese despacho? Se confeccionaron con respecto al voto anticipado las tres actas que exige la Ley”.
La fusión había empezado a rodar y parecía que con este informe se daba por zanjado el tema, al menos durante el tiempo que el comité de expertos decidiera el nombre de la nueva ciudad. Sin embargo, además de insuficientes, las explicaciones del secretario parecían haber llegado tarde. Desde hacía varios días se estaba gestando un movimiento ciudadano que pretendía articular el descontento y la frustración popular y, sobre todo, prometía dar guerra.
El 24 de febrero un par de personas crearon un grupo en Telegram llamado ‘No a la fusión’. Paradójicamente, uno de sus primeros mensajes rezaba: “¡Deberíamos usar este grupo para unirnos! ¡Juntos no nos podrán parar!”. En menos de 24 horas se habían unido al grupo más de 200 personas, algunas de ellas sin haberlo solicitado. Por lo que me contaban, el grupo era de lo más variopinto. En él se juntaban jóvenes, mayores, estudiantes, abogados, influencers o profesores. Desde bien temprano se fueron alternando propuestas sobre los pasos a seguir con mensajes sectarios de gente cuya principal o única aportación era descalificar.
Al día siguiente, los administradores emiten un comunicado que acababa con una frase clara: “¡Recordad, no se debe opinar nada en este grupo!”. Sin embargo, la tendencia continuó siendo la misma: mientras unos proponían la creación de una asociación o un partido político otros seguían con sus insultos y ataques a políticos, periodistas y todo lo que estuviera a la izquierda. Con el paso de los días el número de miembros del grupo crecía y a mediados de marzo superaba los 300. De entre todos, ninguno con tanto renombre e influencia como el youtuber que se unió el 19 de marzo.
Isaac Parejo, conocido como InfoVlogger, es un joven dombenitense afincado en Madrid que en sus redes sociales se define como editor audiovisual, comunicador, bloguero y adicto a la información. Se declara gay de derechas, contrario al aborto y detractor acérrimo de la comunidad LGTBIQ+ y de las políticas de igualdad y género del gobierno actual. En septiembre de 2017 creó un canal en YouTube que a día de hoy tiene más de 300.000 suscriptores. Entre sus vídeos más recientes y de mayor éxito destacan El psicópata de la Moncloa, Se acabó, hay que destruirlos o Paseando por Chueca con Rocío Monasterio.
Dos días después del ingreso de Isaac Parejo en el grupo No a la Fusión, trece personas –entre las que él no estaba– constituyeron formalmente la asociación Siempre Don Benito, con la que se pretendía frenar el proceso de fusión en marcha y canalizar las propuestas que iban surgiendo. Ese mismo día, el 21 de marzo, coincidiendo con el inicio de la primavera, salió a la luz un vídeo promocional de Antena 3 en el que los alcaldes de Don Benito y Villanueva de la Serena aparecían frente a los carteles de los dos municipios, sonrientes y con un ramo de flores representando una pareja de recién casados muy bien avenida. El vídeo encendió los ánimos de los integrantes de grupo y, además de las críticas y las descalificaciones habituales, se fue perfilando una manifestación que tendría lugar el día 2 de abril y en la que Siempre Don Benito sería presentada públicamente.
Amparado en su fama y con la ayuda de varias personas del grupo que le secundaban, al poco tiempo de llegar, Parejo se puso a manejar el cotarro y a marcar algunas pautas. Algunos de sus incondicionales no solo lo aceptaban, sino que se congratulaban: “es nuestro caballo de Troya, nuestro as en la manga, un tipo con capacidad de concentración ciudadana”. Ese mismo día apareció por el grupo otro bloguero, en este caso de Villanueva de la Serena, que se ofrecía para promocionar la manifestación en su canal. Se llevó un caluroso recibimiento por parte de unos cuantos y también algún que otro zasca. En concreto el de una chica que no consideraba lo más adecuado publicitar la protesta en el canal de un youtuber que utiliza en su fotografía de perfil y en sus videos simbología franquista. Más de uno minimizó o justificó el asunto y se acabó haciendo caso omiso a la observación de ella.
La última semana de marzo Isaac Parejo seguía mostrando dotes de liderazgo e intentaba movilizar al grupo.
—Si alguno quiere imprimir el cartel en grande y pegarlo en algún lado también estaría genial. E id pensando en frases que queráis decir para el video. En plan: nos quieren subir los impuestos, quieren arruinar Don Benito, el pequeño comercio se irá a la mierda, el PSOE gobernará por siempre en la nueva ciudad (que esa última realmente es la razón de la fusión).
El viernes 1 de abril, el día antes de la manifestación, la secretaria y el tesorero de Siempre Don Benito eran entrevistados en la Cadena Cope Don Benito – Villanueva.
—Aseguráis que no se alcanzó ese porcentaje del 66% de síes a favor de la unión en Don Benito comenta la periodista.
—Antes de responder me gustaría aclarar que esta concentración no solo la convocamos nosotros, sino que tenemos el apoyo de InfoVlogger y desde aquí queremos darle las gracias –comienza diciendo la secretaria Pilar Aparicio–. Y bueno, contestando a tu pregunta, nosotros mantenemos que no se llegó a ese 66% porque en un pleno del 14 de octubre todos los miembros de la corporación aprobaron que fuera el 66% de los participantes, y esa es la palabra clave aquí. Cuando se produce la consulta, recuentan los votos, ven que no están llegando a ese 66% y lo que hacen es, a puerta cerrada, cambian de criterio y, en lugar de decir participantes, dicen que será el 66% de votos válidos emitidos. Entendemos que un ciudadano que ha ido a votar, que ha metido el sobre en la urna, ese voto puede ser considerado nulo por x motivos, pero esa persona ha participado.
—¿Tenéis pruebas de que hubo fraude tal y como declaráis?
—Si analizas numéricamente los resultados se llega a un 65,97% por los motivos que indicaba mi compañera –responde el tesorero Miguel Ángel Adamez–. Decidieron quitar los votos nulos y pasaron a ser no participante, pero, si voy a votar y se me apunta en una lista yo sí he participado y me debe tener en cuenta. Como veían que no llegaban, cambiaron la norma y llegaron a ese 66,27%.
—Pero, lo que el Partido Popular dice al respecto del voto nulo es que se trata de un voto emitido no válido sin efecto jurídico alguno, teniéndose por no formulado, que la nulidad es absoluta y, por tanto, no se contabiliza.
—Pero es algo que han dicho a posteriori después de la consulta. ¿Por qué no pusieron en el acta del pleno votos válidos emitidos?
—¿Pero no puede ser solo un defecto de forma, aunque vosotros no lo asumáis así? Porque, al fin y al cabo, la Ley Electoral General dice que el voto nulo no cuenta.
—Entonces, si nos ceñimos a la Ley, me gustaría que echaran un vistazo a la cantidad de artículos que no se han cumplido dentro de esta consulta. El más grave de todos, que el recuento debe ser público y no fue así durante el voto anticipado porque se encerraron hora y media. Además, en el programa de Canal Extremadura se puede ver en la mesa electoral que no se estaba enseñando ningún voto. En unas elecciones no se permite tocar el voto a nadie que no sea el presidente de la mesa y los dos vocales, y en las imágenes se ven hasta siete personas recontando.
—¿Pensáis recurrir?
—Sí, de hecho, estamos en contacto con un despacho de abogados de Madrid especialista en estos temas, con lo cual pedimos la colaboración ciudadana, porque es un presupuesto demasiado alto debido a la complejidad del tema y ante las consecuencias que pueda tener el asunto.
—El alcalde dijo ayer que sí, que recurráis, que ojalá recurráis porque así se acabará con toda esta situación de una vez.
—Es muy fácil disparar con pólvora de Rey porque sus gastos los pagamos todos nosotros.
Finalmente, el sábado día 2 de abril, Siempre Don Benito se presentaba en la Plaza de España delante de unas 300 personas –500 según los convocantes–. Además de Isaac Parejo con su particular estilo y verborrea, habló ante el público Yiye, el presidente de la asociación, quien, entre vítores, apuntaba a la identidad, la parcialidad y la falta de transparencia del proceso como los principales motivos de la creación de Siempre Don Benito.
Diversos medios acudieron también a la cita. Para eldiario.es “la extrema derecha de Don Benito agita ahora el no a la fusión con Villanueva”, mientras que La crónica de la Nueva Ciudad, un periódico nacido en enero “con vocación de contribuir a la fusión de los dos municipios”, califica la convocatoria como una “tímida protesta”. Esto último desata la ira de Issac Parejo.
—¿Crónica de la Nueva Ciudad? Ja ja ¿Pero qué mierda es esa? ¿Alguien sabe quién se encarga de ese panfleto? –pregunta en el grupo de Telegram–. Hay que saber cuánto nos cuesta ese periódico y hacer una campaña con carteles con lo que nos ha costado cada intervención en un programa de tv o radio. Voy a ir a saco. Hay que atacar los tentáculos de esta gente.
—Creo que, mientras divagáis con estas cosas, el objetivo del grupo se pierde y mientras la fusión sigue adelante –rebate uno antes de ser invitado a largarse del grupo.
Parece que, aunque consiga tirar para adelante, este matrimonio será de todo menos aburrido. Queda por ver el nombre que el comité de expertos se inventa, además de en qué acaba el asunto de la denuncia. Sea como fuere, lo que es seguro es que al alcalde de Don Benito le ha salido un grano en el culo influencer y al de Villanueva una suegra puñetera.
El nombre de la discordia
El 2 de abril, el mismo día de la manifestación y la presentación de la plataforma Siempre Don Benito, casi a la misma hora, emprendía un viaje con mi viejo Seat Ibiza desde Ámsterdam a Sarajevo. Tras seis meses de ausencia regresaba a la ciudad y al país en el que me instalé en febrero del año pasado. El trayecto fue un continuo cruce de dimensiones hacia un mundo completamente diferente. En apenas dos días pasé de las tierras planas de Países Bajos y Alemania a las majestuosas montañas nevadas de los Alpes austríacos y Eslovenia. Solo cuando llegué a Croacia el sol le daba un aire más festivo al paisaje y sentí de verdad la primavera. Sin embargo, tres kilómetros antes de llegar a Bosnia y Herzegovina, dos casas destruidas destacaban dentro de un terreno quemado e inerte, como si fueran de alguna manera un indicador o una pista de la Historia presente y de la realidad en la que estaba a punto de introducirme. Desde el puesto fronterizo de Gradiska podía ver una iglesia ortodoxa junto a una bandera de la República Srpska y al fondo el alminar de una mezquita.
Aunque entonces lo desconocía, cuando llegué el 4 de abril por la mañana a Sarajevo, el vicepresidente de la plataforma Siempre Don Benito, Francisco Javier Sánchez, acababa de conceder una entrevista a una emisora de radio local. En ella exponía el mismo argumentario y utilizaba las mismas palabras que su compañera Pilar Aparicio tres días atrás: Parcialidad, fraude, falta de transparencia, falta de respeto y pérdida de identidad. Ante la pregunta de la periodista, se desmarcaba de las voces y los carteles que pedían la cabeza del alcalde y su grupo municipal.
—Yo no pido la dimisión de José Luis Quintana, ni mucho menos. Yo lo que pido es que se acepte el resultado de la consulta y que, si en un futuro se vuelve a repetir, se dé todas las garantías.
—¿Cómo nace esta asociación?
—Esta plataforma no se hubiera creado si se hubiera llegado al 66% de votos a favor sin ningún tipo de fraude. Habrá gente que piense que esto es un tema de rivalidad entre dos ciudades próximas, pero no tiene nada que ver. Mi mujer, por ejemplo, es de Villanueva de la Serena.
Durante el resto del mes de abril una comisión paritaria de 14 expertos seguía debatiendo qué nombre darle a la nueva ciudad mientras que Siempre Don Benito continuaba empeñado en parar a toda costa un proceso que, según los alcaldes, no tenía marcha atrás. La plataforma, en cambio, lo tenía claro: a cada paso que dieran se iban a encontrar en el camino una piedra gorda que esquivar.
A pie de calle era mucha la gente que abogaba por no complicarse la vida y Don Benito–Villanueva sonaba como la opción más coherente. De hecho, un periódico deportivo había utilizado ya este nombre al escribir sobre el futbolista dombenitense Pedro Porro. Sin embargo, las bases se mantenían firmes y señalaban que la nueva denominación no debía contener ninguna de las palabras de los nombres actuales.
A mediados de mayo, el comité de expertos pidió un par de semanas más de margen. Por lo que decían, “no se trataba de una empresa fácil”. Era complicado agradar a todos. Sin embargo, parecía aún más difícil no contentar a nadie, como finalmente sucedió.
El 31 de mayo por la noche, el presidente de la Comisión de Trabajo para el estudio, identificación y propuesta de la denominación del futuro municipio resultante de la fusión de Don Benito y Villanueva de la Serena, Julio Carmona, daba a conocer en una rueda de prensa los dos nombres propuestos: Concordia del Guadiana y Mestas del Guadiana. Según Carmona, en la decisión final habían dado importancia a aspectos ligados al territorio que unen a ambas localidades. El caso de Concordia obedecía a “guiño al pasado, signo de identidad histórica de Don Benito, Villanueva y su entorno”, mientras que el de Mestas consideraban que también satisfacía la demanda de los plenos municipales en cuanto a la búsqueda de “valores históricos, culturales y topónimos de ámbito geográfico de influencia”.
Dentro del Ayuntamiento se escuchaban las voces, los insultos, los silbatos y las sirenas que venían de la calle. Unas horas más tarde, las redes echaban humo: ¿Mestas vacilando? o ¿qué Mestas contando? eran algunos de los juegos de palabras utilizados para expresar el rechazo a los nombres.
—Se trata de un trabajo documentado y argumentado –defendía el José Luis Quintana.
—Ha sido un proceso honesto y democrático, a la altura de las circunstancias –aseguraba Miguel Ángel Gallardo.
Al día siguiente el alcalde de Villanueva de la Serena asistía a un congreso sobre comunicación en materia de violencia de género y le volvían a preguntar por el tema.
—Comprendo las reacciones a dos topónimos tan rompedores, tan diferentes y tan distintos, pero hay que ser capaces de empezar a familiarizarnos con ellos.
No tardó ni veinticuatro horas en rectificar sus palabras.
—Por encima de todos, de los 42 concejales y de los alcaldes, está el interés popular. No podemos hacer oídos sordos a una realidad que está en la calle –declaraba junto a José Luis Quintana en rueda de prensa.
Habría que esperar otro casi mes y medio para conocer el nombre definitivo. Durante este tiempo la plataforma Siempre Don Benito no cesó en su afán por demostrar las irregularidades del proceso. Además de la demanda presentada en los juzgados, había solicitado en más de una ocasión sin éxito las actas de la consulta popular al Ayuntamiento. Además, habían declarado hace tiempo que tenían en mente crear un partido político y concurrir a las elecciones municipales del año próximo.
Finalmente, el 20 de julio, se dio a conocer el nombre definitivo: Vegas Altas. Un nombre que al parecer contaba con mayor aceptación y que es utilizado por muchas empresas de la zona. Sin embargo, cómo no, había un pequeño problema. El nombre coincide con el de una pedanía dependiente de Navalvillar de Pela, otro pueblo a 40 kilómetros de distancia, y se les ocurrió cogerlo prestado sin preguntarles primero a ellos. Sin embargo, no hacía falta, porque habían encontrado una vía legal para ello. Al carecer de entidad jurídica propia no habría problemas y, de hecho, se contaba ya con la aprobación del Ministerio de Política Territorial. Entonces, ¿para qué preguntar? Pues bien, aun teniendo la ley en contra, y a pesar de las posteriores disculpas y ofrecimientos, los vecinos de Vegas Altas anunciaron que habrá denuncia al canto.
Otro que reaccionó al nuevo nombre es Yiye. Sigue estando activo como presidente de Siempre Don Benito, aunque, según me cuenta, no formará parte de ningún futurible partido político debido a su visión anarquista de la vida. Después del anuncio del nuevo nombre se presentó en la plaza de España, que se encontraba ya vallada para las obras de reconstrucción, y colocó dos placas de metal igual en forma y color a las que ya había. Encima de ellas pintó en letras grande, entre otras cosas: This Aint Vegas Altas (Esto no es Vegas Altas). Stop Pucherazo.
Con la elección de este nombre se pretendía zanjar uno de los principales asuntos, el de la identidad. José Luis Quintana ya recordaba unos días antes algo que se venían repitiendo desde hace tiempo, Don Benito y Villanueva de la Serena serán distritos que mantendrán su nombre actual y seguirán apareciendo en los carteles de carreteras y autovías, quién sabe si incluso en los mapas.
—No sé si esto cambiará algo porque el mal ya está hecho. Desde el principio el problema no ha sido el fondo, si ha habido un puñado de votos de diferencia o el tema del nombre, el problema han sido las formas, me decía un amigo mientras conversábamos sobre el asunto.
En estos momentos, mientras escribo estas palabras, me encuentro en Srebrenica, un lugar en el que hay de todo menos garantías; un lugar en el que, treinta años después del genocidio, las huellas de la intolerancia siguen estando presentes todavía; un lugar en que la identidad adquiere una dimensión mucho mayor y en el que la división está a la orden del día. No pretendo, ni mucho menos, comparar una y otra situación, pero no puedo evitar que, aunque mi cuerpo esté aquí, mi mente y mi alma se encuentren divididas. Unas veces lo encuentro raro y otras le veo todo el sentido.
El otro día me presentaban a una persona a la salida de un evento y me preguntaba de dónde era. De España, le contesté. Si, pero, ¿de dónde? De Extremadura, una región cerca de Portugal y Andalucía. Si, pero, ¿de qué ciudad? Tuve que explicarle que, mientras mi carnet de identidad no diga lo contrario, soy y seré de Don Benito. Sin embargo, una vez solo, me preguntaba a mí mismo: ¿De dónde es alguien que ha vivido durante casi veinte años en siete países y dos continentes diferentes? ¿De dónde se siente alguien que lo mismo te suelta un acho, un vaffanculo o un Hajde?
Posdata: El 26 de julio, el Juzgado número 2 de lo Contencioso Administrativo de Mérida admitía a trámite el recurso interpuesto en abril por Siempre Don Benito contra las irregularidades observadas en el proceso de fusión de las ciudades. Dos días después, la Junta de Extremadura otorgaba la Medalla de Extremadura a la fusión Don Benito y Villanueva de la Serena. Parece que a esta historia aún le queda algún que otro capítulo…