Tengo la sensación de que mi suerte se acabó. No tengo dinero para pagarle a la casera y ella me ha botado a la calle. Tampoco tengo novia que me dé alojamiento, así que no tengo más opción que dormir en un parque o en un banco. Y para más remate, hoy, buscando algún trabajo que me dé dinero, se me pinchó la bicicleta.
Enciendo un cigarro y pienso en lo que debo hacer. El poco dinero que tengo está bailando en mi bolsillo derecho. Cuando se acabe, si no logro cambiar mi situación, será el fin de todo. Debo administrarlo con sabiduría.
El humo del cigarro sale por mi nariz y pronuncio unas palabras en voz alta para escucharme.
– Vamos, Manuel, lo primero es lo primero. Necesitas una cámara para la bicicleta. Eso son seis euros menos en el bolsillo. Recuerda lo que dice el manual del buen ciclista: “Bici sana, mente sana”.
Entonces, restando seis, dispongo de veinte euros.
– Eres pobre, pero tienes gustos de hombre rico. – Continúo hablando en voz alta–. Ahora, Manuel, elige con calma la obra de teatro que veras el fin de semana.
Sonrío y apago el cigarro. La respuesta es fácil. Hace unos días un amigo me envío un mail con la siguiente recomendación:
Manuel,
Vamos a ver esta obra, creo que te gustará…
El río en llamas una comedia, y tragedia a la vez, donde nos encontramos con dos seres sumidos en la vorágine de la ambición y el poder. Un matrimonio, él, Concejal de Parques y Jardines del Ayuntamiento; ella, una mujer astuta y arribista que le presionará para que tenga ambición, prospere y llegue a ser Alcalde. Dos muertes les abrirán el camino para cumplir sus objetivos.
Viernes y sábados de noviembre a las 20:30 en la sala El Montacargas. El director es Miguel Morillo. Actúan Aurora Navarro y Manuel Fernández
¿Te recuerda algo la trama, Manuel?
¿Te apuntas?
Saludos,
Si tuviera un ordenador le respondería:
Querido amigo, es Macbeth… Macbeth; y por su puesto que iré. Necesito una reflexión desenfada sobre la corrupción en el poder. Necesito ver la caída de un personaje ambicioso para comprender qué es lo que estoy haciendo mal. Necesito reír para alegrar mi cuerpo.
Amigo, te aseguro que estaré ahí.
Un chucho ladra a lo lejos…
El sábado iré a la sala El Montacargas, veré El río en llamas y luego me tomaré una caña, como siempre. Solamente me alcanzará para una, pero mientras la beba pensaré en la obra… pensaré en que siempre uno puede estar peor.
Manuel Rodríguez