Aquel día me dolían las piernas como si fueran de madera prestada
Julio 2006
Manolo Millares. La destrucción y el amor
Entré
Vi el primer cuadro
Negro
O rojo
O ambos
Un agujero en medio
Un agujero rasgado físico sólido
Vértigo
Más agujeros
más negro más rojo
blanco también después
Monstruos
Heridas cosidas toscamente con cuerdas inacabadas
Un agujero negro sin fondo Un descenso continuo
Temblor
Manolo Millares trabaja sus cuadros
con todo el cuerpo
como un obrero que levanta una casa o que la derrumba
Enfebrecido
Ciego quizás
Mirando sólo hacia dentro
Sus cuadros me duelen tanto como mis piernas de madera
O más
Es lo lógico
Es lo mismo
Estoy casi dentro
Gritos
Ya sólo veo sus agujeros negros
Los agujeros negros de Millares
Sé lo que está ocurriendo
Sé porqué lo hace
Sé adónde va
Él sabe (per-fec-ta-men-te) que no acaban nunca
Pero tiene que hacerlo
Horadar hasta el final
Pero no hay final
Pensamiento-alarido: ¡Ven!
Voy
Arrojarme por sus agujeros negros
Al final sin final
“[…] me encuentro bien solo, terriblemente solo. Me encuentro bien, sólo con el profundo agujero ya sin disimulos ni bruñidos diurnos, todo el día para mí en el trajinar y esa gran comodidad del bajar y subir inesperadas”.
“En realidad – todo el mundo lo sabe – mi cuerpo se encuentra a gusto allí, a miles de metros bajo tierra y pienso que es el sitio del que no debería salir jamás.”
Manolo Millares
Memoria de una excavación urbana
Madrid, enero de 1971