La semana pasada, Benjamin Netanyahu recibió a Joe Biden en el aeropuerto Ben-Gurión para tratar la actual situación de Oriente Medio. De todas las declaraciones que se hicieron ese día, hay una que apenas recogió la prensa: el presidente de Estados Unidos advirtió a su homólogo israelí de que no cometiera los mismos errores que cometió su país tras el 11S. Y es que existe el riesgo de que las comparaciones entre los ataques del 7 de Octubre y las torres gemelas vayan más allá de una inesperada ofensiva terrorista con miles de muertos.
No dudo en condenar la atroz masacre de Hamás, y creo que su desaparición sería una buena noticia para la humanidad. Sin embargo, y quizá por mi condición de estudiante de relaciones internacionales, la operación militar que el gobierno de Israel pretende llevar a cabo me genera más dudas que certezas. Tal vez en los informes de los servicios de inteligencia y en las altas cúpulas militares se hallen las respuestas a mis preguntas. Pero ante la falta de explicaciones convincentes, encuentro consuelo en expresar mis inquietudes.
En primer lugar, ¿qué va a ser de la población civil de Gaza? Netanyahu ya advirtió que abandonasen el territorio del norte de la franja, pero ¿qué efecto tiene esta advertencia si Egipto se niega a abrir el paso fronterizo de Rafah? ¿Verdaderamente podrán huir o quedarán atrapados? En una zona con tal alta densidad de población como es Gaza, ¿puede una bomba discriminar entre un civil y un combatiente? ¿Cómo pretende Israel emprender esta operación sin que se pague un alto e injusto coste en bajas civiles palestinas?
¿Cómo reaccionará Estados Unidos? Hasta ahora existe un amplio consenso en la comunidad política norteamericana respecto al apoyo a Israel. Pero una parte importante de los jóvenes, la mayoría de la población musulmana y el sector más progresista del país empatiza con la causa palestina. Todos ellos votaron a Biden, y el presidente no puede permitirse perder muchos apoyos si quiere ser reelegido en 2024. ¿Cómo gestionará las divisiones entre su electorado? ¿Y la UE? Von der Leyen ha mostrado su incondicional apoyo a Israel, sin embargo Borell ha sido mucho más cauto, denunciando las víctimas de los bombardeos de Gaza. Ambos reflejan las dos almas que conviven en Europa. Hay una población que simpatiza con Israel, al haber sido también víctima del terrorismo islamista; pero hay otra que comprende las demandas palestinas y repudia el extremismo de Netanyahu y sus socios de gobierno. ¿Cómo convivirán estas dos almas occidentales? A medida que avance el conflicto y se den los excesos que ocurren en toda guerra, ¿se mantendrá el incondicional apoyo a Israel? ¿Cómo afrontará la Unión las contradicciones entre las dos posturas? ¿Puede Occidente mantener el moralismo que dice que inspira su política exterior sin entrar en conflicto con las ambigüedades que trae esta guerra?
¿Cómo se pretende ocupar Gaza? Siendo un terreno mayoritariamente urbano, ¿pretende Israel adentrarse en una guerra callejera, en la que se lucha calle a calle y el avance de unos pocos metros supone un alto coste en vidas humanas? Los medios de comunicación cifran en más de 360.000 los reservistas llamados a filas. ¿Es la magnitud de este ejército un reconocimiento implícito de la dificultad de su empresa bélica? ¿Cuál será el coste en vidas israelíes? Y en especial, dada la crueldad y dificultad de la guerra en las ciudades, ¿cuál será el coste en proporción con los avances logrados? The New Yorker publicaba hace unos días que oficiales israelíes reconocían en privado que el conflicto podría durar hasta diez años. Experiencias como Vietnam, Afganistán o Irak muestran que las democracias no aguantan bien las guerras largas, especialmente las ofensivas. ¿Será capaz la ciudadanía de Israel de mantener su respaldo a las acciones militares de su país a lo largo de una década? ¿Durante cuánto tiempo están dispuestos a mandar a sus hijos al frente sin la esperanza de una conclusión del conflicto a corto o medio plazo?
¿Qué ocurrirá tras ocupar Gaza? ¿La invasión garantiza el fin de Hamás y su actividad terrorista? Perdida toda esperanza de crear un estado palestino mientras haya soldados israelíes en su tierra ¿cuál será la reacción del pueblo palestino ante una ocupación de su territorio por su mayor enemigo,? Los bombardeos y los ataques, ¿aumentarán el apoyo de la ciudanía a Hamás y su odio a Israel? ¿Cuál es la posibilidad de que la población civil emprenda una guerra de guerrillas como han hecho tantos pueblos invadidos a lo largo de la historia? En definitiva, ¿puede Israel ocupar y pacificar la franja de Gaza sin que se dé una reacción violenta y negativa por parte de los ocupados?
Israel tuvo el 7 de octubre su 11S. Y como la primera potencia del mundo en su momento, piensa reaccionar con acciones militares. Pero, al igual que ocurrió con Estados Unidos tras la caída de las torres, la necesidad de acabar con el terrorismo no explica la adecuación ni la viabilidad de sus planes militares. Por ahora las únicas certezas que hay son la pérdida de vidas humanas y la perpetuación del conflicto que las provoca.
