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Mujeres y hombres bilingües de Nueva York

 

New York

 

Mis hermanos y yo: los bilingües, los que marchan por esta tierra 

Llegué a una ciudad armado con una camisa blanca, una décima de Nicomedes

como memoria

Y aprendí.

 

Entré a mirar las calles sin nombre, a 

indagar en el laberinto que era a los 28 años

A ser el otro.

 

En todo caso, es cierto que la búsqueda es la meta. También que todo está bien si no tienes una sola, si ellas cambian

como las olas que siguen acercándose

sin saber cómo las va a tocar el viento.


¿Cómo encontré lo que soy?

Difícil definirlo

Cuando aún no te arrepientes de seguir buscando mientras otros se sientan

a esperar la muerte.

 

Bilingüe: hombre de poca fe en un idioma. Hombre de escasísima fe en una sola nación

Tal vez sean los años: un libro son muchas vidas,

Los libros son las vidas que te llevan hacia el mar

El solo mar, el negro mar de donde viene todo

Porque de las grandes historias que se han contado

tantas han sido inspiradas por un hombre ciego

A él, que nos obligó a ver. 

 

Se arrastra el andador de Epstein por los pasillos del Graduate Center

Se amarra la bufanda para imitar el canto bohemio de Dublin

Dunbar estrella el puño contra la carpeta para imitar a un prestamista judío

Tuerce la sonrisa cuando lee las líneas de Portia

Joseph escupe una brisa cuando nos habla de Middlemarch

Carlin desmembra, con una cinta de saliva entre los labios, las líneas de la Tierra Baldía

Leemos en una biblioteca privada a una muchacha india que escribe una novela como si fuera Eliot

Un irlandés apoya su codo sobre el primer ejemplar de El Quijote

Una argentina muy pequeña achica las pupilas porque quiere explicarnos a Góngora

Una mujer de pelo blanco, muy dulce, que morirá de cáncer, baja la voz

cuando tiene que leer los Cantos y a Williams

(Si ese pelado hubiera sido más honesto me hubiera enamorado mucho antes de Gatsby, old sport)

Cómo levantarse en un cuarto de Brooklyn y no querer entenderlo todo

Cómo pisar una ciudad compleja y no querer volverse complejo como ella

Abrir el New York Times en el tren de las 7: 10 am a Grand Central

Sentarse en los escalones del Met y no querer leer a Salinger

Intelectual diminuto, paso a paso, tu búsqueda se hace más precisa, tus metas se tornan 

eventos, historias, fotos en Instagram.

 

¿Y qué más te preguntas? Piensas esta mañana, mientras golpea la lluvia y el riachuelo que te acompaña te recuerda que somos agua, somos polvo, somos hombres que llegan

y se van.

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