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¿Músico o mercader?

 

Quizás mi largo silencio se haya debido a que no han ocurrido cosas especialmente interesantes relacionadas con la música, o no me han ocurrido a mí, o sí han ocurrido pero no me han interesado, o ha sido simplemente una larga etapa silenciosa… Hace unos días mantuve con mi mujer una conversación interesante. La premisa era: ¿Qué características tiene una persona para ser considerada como músico? Las conclusiones se pueden aplicar a cualquier artista.

 

La duda surgió porque tenemos muchas amistades relacionadas con el mundo de la música. Unas de manera profesional y otras no, pero algunas de ellas se consideran músicos y, sin embargo, no son consideradas como tal. Y no es que se establezca un debate sobre su condición o no de músicos, sino que hay algo, una especie de acuerdo tácito, que no otorga ese título a algunos que sí consideran merecerlo.

 

Lo primero que tuvimos que definir en nuestra conversación fue el significado de “músico”. Como para todo, hay una definición academicista: “Persona que toca un instrumento musical o compone música, en especial si se dedica a ello profesionalmente”. Para la Real Academia de la Lengua es la “persona que se dedica al arte de la música o lo ejerce, especialmente como instrumentista o compositor”. Pues conozco a muchas personas que se ajustan a estas definiciones y no son considerados músicos. A mí las definiciones siempre se me quedan cortas o, mejor dicho, cojas. Olvidan matices importantes. En el caso de la música, del arte en general, es que su ejercicio implica una filosofía de la vida y un objetivo claro. El ejercicio del arte cuenta con un ingrediente, casi diría que tan importante como el talento, que es la necesidad de expresión del artista sin pensar en que la recompensa será otra que la propia satisfacción de dicha expresión. Y esa fue la conclusión a la que llegamos y la clave del dilema: El objetivo. Consideramos músicos (artistas) a quienes crean por necesidad sin esperar en obtener un beneficio contante y sonante, no los consideramos a quienes se autodefinen como músicos (artistas) pero su objetivo es un beneficio contante y sonante. El arte se debe practicar sin pensar en el público ni en los beneficios; por puro placer. De no ser así, no eres artista (músico) sino un mercader, que también hay que tener arte para serlo. Pero es otro tipo de arte. ¿No os parece?

 

@Estivigon

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