Home Mientras tanto Nadie conoce a nadie (Juan Bonilla) y las armas químicas

Nadie conoce a nadie (Juan Bonilla) y las armas químicas

—Los gases letales o nerviosos son básicamente tres. El tabum, propuesto por el fisiólogo alemán Wirth en 1935 para ser usado militarmente, el sarín (compuesto de monoisopropil-metil y fluorofosfato), tres veces más tóxico que el anterior y treinta veces más venenoso que el fosgeno, y el somán, algo más tóxico aún que el sarín, descubierto por químicos nazis ya casi finalizada la guerra, en 1944. Más recientemente se han fabricado gases aún peores, por ejemplo el VX, puesto a punto por el Ejército norteamericano en los años sesenta y que en 1968 provocó la muerte instantánea de seis mil ovejas que pastaban a cincuenta kilómetros del centro donde se produjo un pequeño escape. El gas VX es diez veces más mortífero que el sarín. Cinco kilos lanzados sobre un campo de fútbol matarían instantáneamente a la mitad de los espectadores. Para obtener gas tabum como el que se utilizó en el atentado del Tren de Alta Velocidad basta un laboratorio convenientemente equipado, como el que cuenta la Facultad de Químicas, de donde proceden las sustancias con las que se superó la octava prueba del juego.

Hay vida más allá de Oppenheimer, o antes de Oppenheimer, mejor dicho. Ya entonces los militares pedían a los científicos maneras de matar mucho y rápido. Son cosas que no ayudan a mejorar la imagen de la ciencia. Ahí están unos buenos ejemplos, el sarín, el tabum, el gas VX, y como dice Juan Bonilla al alcance de cualquier loco prácticamente. Yo mismo he estado buscando información de alguna de estas sustancias para la redacción de estas líneas y me da ahora reparo que el señor algoritmo se sospeche que soy terrorista

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