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Nadie sabe de lo que es capaz hasta que se pone a hacerlo

Este texto pertenece a la serie Remembranzas

Unas palabras del Fundador de Solidarios

Todos sabéis que nuestro servicio social comenzó ayudando a transportar, desde sus casas a las diversas Facultades de nuestra Universidad Complutense de Madrid, a alumnos con alguna seria discapacidad motora. Otros alumnos, formados por nosotros aprovechando los Seminarios de mi asignatura y después, de todo el campus, al comprobar el gran servicio humano que pusimos en marcha y con la información de este servicio se extendió a todas las Facultades y Centros de la UCM, por orden del Rector Villapalos, para animarlos a que fueran solidarios aportando estos datos: Nombre, domicilio y el horario que tenían, de mañana o tarde, en su Facultad o Ingeniería y si tenían un medio de locomoción para recoger en sus casas a otros alumnos con esa discapacidad motora. Por la parte de atrás de este escrito, la diríamos a quienes necesitasen este servicio que nos dieran los mismos datos para cruzarlos con los de los voluntarios. Recordad, entonces no disponíamos de PC y los hacíamos en grandes encerados. Pero lo conseguimos.

Al mismo tiempo que asumíamos otros servicios en Cottolengos, hospitales, personas mayores que vivían solas, y como oferta de voluntarios sociales bien formados, a otras ONG serias y responsables que eran expertas en otros servicios.

Entonces, un día sonó mi teléfono y un antiguo alumno mío me decía que ingresaba en un Centro Penitenciario para cumplir una larga condena en el viejo CP de Segovia: “No me falle, Profesor”. No sabemos cómo sucedió, pero, al cabo de 15 días, un sábado temprano ya estábamos dentro de la prisión, acompañado por un par de “voluntarios solidarios” dentro del CP, viejo, frío y desalmado a sábados visitando a quien había pedido que no les fallásemos. “Si tú me dices ven, lo dejo todo”, canta el bolero. Para nosotros, si alguien nos pide ayuda está claro que nos necesita, a nosotros nominalmente, porque no lo piden al “lucero del alba”. Todavía hay gente que “espera” y “espera” … que “alguien” le pida ayuda no sé por qué medio de mensaje. Mientras no “escuchan” el formidable grito de que alguien me/nos necesita.

Han pasado unos 40 años y yo vivo jubilado, pero Profesar Eméritus y voluntario en la ONG, trabajando sin cesar, pero al ritmo de los 82 años cumplidos. No me aburro nunca. Ahora llevo meses, con ayuda de veteranos voluntarios que me recogen para acudir cada semana al CP de Sito del Real, porque ya no puedo conducir, pero desarrollando un Proyecto que, desde hace años me obsesiona, y que en parte estábamos haciendo en los CP que la ONG visita cada semana en varios CP de Madrid y en los de otras provincias: Sevilla, Granada, Murcia etc.

Cosas que pasan: comencé en una cárcel y empleo mis días, relaciones, contactos etc. en poner en marcha este proyecto: Que, en todas las cárceles de España, para empezar, y de acuerdo con los diferentes módulos, niveles y necesidades de los CP… Bibliotecas de seis a diez mil libros: novela, poesía, historia, psicología, biografías, libros de viajes, teatro, arte, obras de Premios Nobeles y de los Premios de mayor calidad y categoría. Bien organizados, catalogados y con un servicio por los diversos módulos o celdas semanal. Pero en algunos módulos ya tenemos en marcha seleccionadas bibliotecas con miles de libros. Por eso me siento ocupado, contento y con un desafío esperando la formación del nuevo Gobierno y ya contactando a “enlaces” para que la Dirección Gral. de Prisiones nos siga ayudando en el transporte, pero ahora para toda España.

¿Cómo obtenemos esos miles y miles de libros? Pues de jubilados y viejos profesores que no saben qué mejor destino darles a unas personas que lo que tienen es tiempo y nosotros cuidamos el buen funcionamiento que lo mantenga, cuando yo ya no esté. Ah, y si alguien os dice que es una locura… sonreíd y seguid adelante. Llevamos décadas escuchando cosas semejantes. “Pueden, quienes creen que pueden”. “Lo hicieron porque no sabían que era imposible”. “Nadie sabe de lo que es capaz, hasta que se pone a hacerlo”. Y en la última sábana que colgó durante años en nuestra facultad, “Si nadie nos tiene que mandar, ¿a qué esperamos?”. Esta es la historia auténtica de nuestros anhelos, esfuerzos, dificultades y éxitos.

José Carlos Gª Fajardo,
voluntario y fundador de Solidarios para el Desarrollo. ¡Pasad la palabra! Nadie sabe de lo que es capaz hasta que se pone a hacelo

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