“No todo son ventajas en esta apuesta por la entrada al universo digital”, me dice una uruguaya: “Los uruguayos, ya sabés, somos así. Siempre escépticos, frenando el entusiasmo”. Es cierto.
Como en ningún otro lugar del mundo, en Uruguay cada niño de la enseñanza primaria de la escuela pública y gratuita tiene su propio laptop. Y cada maestro. El Gobierno compró los ordenadores portátiles y se los entregó uno a uno. Además se organizaron las redes de conexión en todo el país para que nadie quedara excluido del acceso a Internet. Mientras tanto los niños ya están enseñando a sus padres y a sus abuelos cómo apropiarse de este instrumento para aprovecharlo en el día a día.
Esta campaña destinada a reducir la exclusión digital fue lanzada por decreto presidencial y no tardó más de tres años en hacerse realidad en todo el territorio nacional. Si se hubiera dado tiempo para intercambiar opiniones sobre el asunto, seguramente el “Plan Ceibal” no hubiera visto la luz del día. Hoy Uruguay es el único país que ha proporcionado el acceso a Internet a todos los escolares según el concepto OLPC (One Laptop per Child) . Ahora se está iniciando la segunda fase con la entrega de laptops a los alumnos de secundaria. También se les dará a los de enseñanza preescolar. El jardín de infantes es obligatorio ( y gratuito) a partir de los 4 años de edad.
Uruguay desarrolla y exporta software y espera crecer en este campo, poruque hay que invertir más en “brainpower”, en la materia cerebral, por ser uno de los pocos recursos naturales del país más chico de la región. Vamos a ver.
El objetivo es formar una nueva población de NATIVOS DIGITALES, que aprendan el lenguaje tecnológico como un idioma materno. La idea parece bien encaminada. Los uruguayos lo admiten, pero nunca falta una buena ración de escepticismo. Una investigadora del Plan Ceibal advierte que ” hay cada vez más jóvenes de percepción itinerante. Son los que se conectan rápido con todo , saben manejarse al mismo tiempo en muchos campos diferentes pero pierden la capacidad de profundizar porque están demasiado determinados por la situación contextual. No tienen paciencia, no toleran las pausas, que son un elemento fundamental de todo buen diálogo. Una generación de nativos digitales que no saben por qué hacen lo que hacen, que no tienen tiempo para reflexionar y justificar por qué no tienen tiempo. .”
El impacto de las nuevas tecnologías es muy peculiar en un país que ha sido durante largo tiempo muy estático, donde la gente siempre ha tenido paciencia para charlar tomando mate , calma para reflexionar y tiempo para poner freno al entusiasmo.