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Mientras tantoNazis en Mongolia

Nazis en Mongolia


 

Mongolia es un de los países que más inversiones ha recibido en los últimos años en el sector de la minería. Con unas grandes reservas de cobre, uranio, oro y carbón, el país se ha convertido en un destino privilegiado para las inversiones de las grandes compañías extractoras. China destaca entre todos los países inversores en el país, con algo más de un 50% de toda la inversión realizada en Mongolia desde 1990. A las reservas tradicionales se han sumado importantes descubrimientos geológicos en la inhóspita geografía del desierto del Gobi, con uno de los climas más extremos del planeta.

 

Mientras miles de millones de dólares entran en el país, las condiciones de vida de una gran parte de la población no han aumentado tanto como deberían. O esa es al menos la impresión de la población, entre la que se ha extendido un fuerte sentimiento nacionalista y xenófobo. No terminan de entender por qué, si su país es tan rico y atractivo para las empresas extranjeras, la población local no se beneficia de esa riqueza. También les cuesta aceptar que el país se haya convertido en un destino atractivo para miles de trabajadores extranjeros –se calcula que en la capital Ulan Bator viven unos 20.000– mientras que un parte considerable de la población local –el país cuenta con unos tres millones de habitantes– se ve abocada a desempeñar los trabajos peor retribuidos o se encuentran en situación de desempleo.

 

El aumento del nacionalismo xenófobo está provocando que se registre un número creciente de agresiones contra los expatriados, llevadas a cabo en muchos casos por miembros de grupos más o menos organizados en torno a la ideología nazi. En el siguiente reportaje de un canal de televisión francés se recogen entrevistas con algunos de estos neo nazis, que reconocen efectuar razias sistemáticas en busca de extranjeros.

 

 

Desde la desaparición de la Unión Soviética, en Mongolia, como en algunas repúblicas centroasiáticas, las autoridades han venido favoreciendo la recuperación del culto a la figura de Genghis Khan. Motivo de orgullo nacional, Khan representa un vínculo con un pasado glorioso, un refugio sentimental contra las inclemencias de un presente inequitativo al que se enfrente cada día una gran parte de la población mongola.

 

Los neozazis mongoles no tienen reparos en hilar un discurso que combina las loas a Hitler por su “el buen trabajo” llevado a cabo con los judíos –los judíos para estos grupos serían los chinos– con la reivindicación de Genghis Khan (Chinggis Khan, según su pronunciación) como el padre fundador de Mongolia, hombre fuerte y digno modelo a seguir.

 

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