¿Cuál es el futuro del Periodismo? ¿Cuántos años de vida le queda a la prensa escrita? ¿Qué formación han de tener las nuevas hornadas de periodistas? ¿Cómo se han de rentabilizar los nuevos modelos de negocio periodísticos? ¿No estaremos viviendo otro auge puntocom pero en forma de proliferación de start-ups? Las preguntas de siempre, desde que irrumpiera Internet en la década de los 90, aunque más agudizadas después de dos décadas experimentando con la Red. ¿Dónde están las respuestas a estas preguntas? Navegamos en la incertidumbre cada vez que pretendemos surfear el futuro. Nos anclamos en los miedos de lo que aún está por venir y aún nos toca morder anzuelos que sirvan de soluciones para aprender a pescar bien en el negocio de un buen Periodismo en línea.
Es significativo que fuera Richard Gingras, el jefe de noticias de Google, quien inauguró el pasado mes de abril el International Symposium on Online Journalism (ISOJ). Dudo que Rosental lo seleccionara al azar y, dicho sea de paso, Gingras, con quien tuve oportunidad de charlar en el descanso, resulta cercano y amable en el trato, suscribo una cita suya el periodismo se hará por pasión y no por dinero, que me recuerda en cierto modo a Kapucinski cuando decía que cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante. Gingras, desde el corazón del gigante Google en San Francisco, y Kapucinski, al rescate del alma de África. Paradojas.
Gingras, en su ponencia titulada Creating the Future of News, insistió en la idea de ‘repensar todo lo que hacemos’, planteando más interrogantes si cabe ante lo que hoy se ciernen sobre todo el escenario digital. Reseño tres preguntas desglosadas en su discurso. Incluyo la versión en inglés para evitar errores de traducción porque los conceptos son complejos y pueden tergiversarse al ser traducidos. Pido disculpas al lector por tomarme esta licencia.
– In a marketplace rich with niche players, does an all-things-to-all people ‘portal’ product make sense? Might it better be thought of as a stable of focused brands?
– How do changes in audiences flows impact site design or endeed trigger the rethinking the very definition of a website?
– Given current and future advances in how news is gathered, organized and presented, does that not require a complete ‘digital first’ rethinking of editorial roles and workflow?
Y mientras los interrogantes permanecen, sigue revuelto el noticiario digital. A finales de esta primavera se anunciaba otro ‘huracán’ en New Orleans con la digitalización de contenidos del New Orleans Times-Picayune, y los diarios de la compañía Advance Publications en Birmingham Mobile y Hunstville (Alabama), un nacimiento ‘a la española’ el pasado 7 de junio del Huffington Post y un recuerdo al Watergate, el escándalo político que ruborizó la presidencia de Richard Nixon y que culminó con su dimisión un 8 de agosto de 1974. Todos los hombres del presidente sería la película que reencarnaría la arriesgada empresa de dos periodistas norteamericanos del Washington Post, Carl Bernstein y Bob Woodward.
Un Katrina digital y un Washington Post resentido
Un ‘huracán digital’ se ha llevado por delante cientos de puestos de trabajos de periodistas. El pasado 12 de junio, como informó el Blog de Periodismo para las Américas, 600 empleados de la prensa escrita fueron despedidos de Nueva Orleans y Alabama, que según el Instituto Poynter no es una cifra récord, sino consecuencia de la disminución de ingresos por falta de publicidad y la transición de lectores de prensa escrita a prensa digital. Los despidos de estas ediciones impresas son parte de una estrategia denominada lo digital-primero cuyo objetivo era centrarse en la producción digital, reduciendo de este modo, las ediciones impresas, como escribe la periodista del Centro Knight en Austin, Summer Harlow.
Con la llegada del 17 de junio, el Washington Post celebra el aniversario de uno de los episodios más interesantes del Periodismo de Investigación y de la Historia del Periodismo en Estados Unidos, el caso Watergate. Pero el titular del diario El Mundo es el siguiente: ‘El Washington Post celebra el Watergate mientras lucha por sobrevivir’. La corresponsal en New York del mencionado diario señalaba que, desde que comenzara la crisis, el Post ha ‘recortado’ unos 200 puestos de trabajo y apunta una queja enunciada por el defensor del lector, Patrick Pexton: ¿Cómo se podría llevar a cabo una investigación del calibre del Watergate cuando los reporteros locales y el equipo de investigación se está marchando?
El Washington Post es uno de los grandes periódicos en Estados Unidos que no cobra por la información online, informa la periodista del diario El Mundo, y agrega que el Post está probando un nuevo señuelo, una aplicación en Facebook, que ha recibido más de 21 millones de descargas.
Nace en España el Huffington Post
El 7 de junio aparece la primera edición del Huffington Post en España. Se traslada de este modo a España, uno de los diarios digitales más leídos en estadounidenses, impulsado por Arianna Huffington en el año 2005. Este diario es un claro ejemplo de adaptación al ecosistema digital; con un excelente uso de Facebook, de Twitter y de las redes sociales. Hasta qué punto no competirá el Huffington Post con el New York Times, cuando precisamente hoy, el periodista David Carr, del New York Times, subrayaba en un artículo que el número de visitantes únicos en el Huffington Post supera mensualmente al número del New York Times.
La portada del primer día del Huffington Post ‘a la española’ es la imagen de tres líderes políticos españoles, con la bandera de Europa de fondo y una enfermera que pide ‘silencio’. Adentrarse en el diario es percatarse de una mezcla variopinta de bloggers, que abarca desde políticos como Alfredo Pérez Rubalcaba, Patxi López, Alberto Ruiz-Gallardón o Felipe González, directores de cine como Santiago Segura y Álex de la Iglesia, hasta actores como José Mota y Toni Cantó, bajo la dirección de la periodista española Montserrat Domínguez.
En su presentación Huffington explicó la triple vertiente del diario como medio generador de noticias, plataforma de blogs y como un agregador de las mejores noticas que se publican en otros medios. Ahora bien, será cuestión de tiempo ver qué acogida tiene entre los lectores españoles, aunque Domínguez haya afirmado que la misión de este nuevo Huffington sea también la de atraer lectores procedentes de Latinoamérica y de Estados Unidos.