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No a la guerra: hora de despertar

 

Imagen Pixabay_NoName_13

a sociedad mundial en general desde lo ocurrido tras el posible escape del virus de un laboratorio que afectó a toda la humanidad, poniendo en peligro la subsistencia humana por jugar con virus peligrosos que pueden producir catástrofes globales, nos enfrentamos ante un mutismo silencioso social, donde el miedo es el factor principal que hace paralizar las acciones democráticas y la libertad de expresión de los ciudadanos. Antes el virus que nos mintieron de donde procedía, ahora con la guerra por temor a una invasión rusa ¿Alguien se lo cree? Grandes analistas de geopolítica afirman que Rusia no está bajo ningún concepto en la necesidad de invadir Europa. Bastante tiene ya con los problemas de su país.

Con la pandemia, hemos visto cómo nos decretaron leyes anticonstitucionales, como murieron miles de personas por negarse las Autoridades el traslado a los hospitales de nuestros mayores encerrados en residencias, como nos obligaron a ponernos unas vacunas que aún no eran suficientemente seguras, cómo se hizo negocios con las mascarillas y los test del virus, como políticos corruptos y empresarios se aprovecharon del miedo para ganar millones de euros mientras se reían a nuestras espaldas. Estamos viendo como las denuncias por las muertes en las residencias se están archivando y como hasta hoy, silencian lo que de verdad ocurrió en el mayor de los encerramientos obligados ilegales que criminalizaban a los que salían a pasear o no se ponían las vacunas. Fue sin duda un escenario donde han tomado buena nota los responsables mundiales para saber cómo con el miedo  pueden manejar a millones de personas a su antojo.

Ahora está ocurriendo igualmente con esas decisiones de  nuestros políticos de desviar nuestro dinero para matar, para seguir alimentando una guerra con la amenaza de una Rusia bélica que puede invadirnos, de gastar 800.000 millones de euros para alimentar a las empresas de armamento, desviándolo de las necesidades básicas de los ciudadanos. Sin pasar siquiera por el Congreso, se anuncia 1.000 millones de euros de España para Ucrania, para la guerra, para la muerte, mientras que deniegan la financiación de 11 fármacos de los 19 aprobados por ser indispensables para los enfermos de cáncer.

Este es el panorama con el que nos enfrentamos actualmente. No podemos permitir que unos políticos y voceros en los medios de comunicación, nos amenacen con el miedo de la guerra o que debemos llevar tropas a Ucrania donde nada se nos ha perdido. Seguramente que los hijos de los políticos, sus mujeres, sus familias, sus nietos o ellos mismos, no se prestan de forma voluntaria con sus cuerpos a ir a una guerra. Sin duda, quien está en peligro de hacerlo son los hijos y nietos de los ciudadanos en general, de nuestras familias, en un fracaso inaceptable de la diplomacia. La Unión Europea se ha vuelto belicista hasta al máximo y así han comenzado los conflictos mundiales. La bandera de la paz debe ser la que ondee en las instituciones europeas y en los estados nacionales.

Nuca el mundo está más cerca de una tercera guerra mundial por unos políticos y diplomáticos ineptos, que engañan y mienten, y no conocen la realidad geopolítica. Ocultan sus intereses y empujan al resto a ser irresponsables. Mientras, las empresas de armamento se están frotando las manos y las corrupciones y pagos de comisiones ilegales se multiplicarán nuevamente en detrimento de una sociedad cada vez menos libre. Los medios de comunicación alientan  lo que les ordena y de esta forma el círculo del miedo se cierra con el ciudadano callado y escondido en sus graves problemas que les afectan a sus vidas diarias.

Debemos despertar y llenar nuestros balcones de banderas blancas. Muchas veces lo he pedido y las palabras siempre se han perdido en el silencio de las letras perdidas. Debemos salir a la calle para mostrar nuestra repulsa por las decisiones políticas belicistas de nuestros gobernantes y decir claramente “No a la guerra” como ya lo hicimos una vez. La fuerza la tiene el ciudadano. Esto no va de partidos o colores, esto va de la paz y el amor entre toda la humanidad.

Imagen Pexels Anna Shvats

Estamos a un paso para que alguien extremista, un error, una acción individual de un estado, un atentado de falsa bandera o simplemente un malentendido, desemboque en acciones bélicas  y se cumpla lo que muchos voceros televisivos y políticos desean.

¿Es que acaso no hemos aprendido de la historia que nos llevó a guerras fratricidas entre hermanos y naciones hermanas? ¿A caso no queremos felicidad y seguridad para nuestros hijos y nietos? ¿Dónde está la diplomacia que debe de imperar entre todas las naciones? Si nuestros políticos belicistas han fracasado en las relaciones internacionales, los ciudadanos debemos tomar el timón y rechazar públicamente sus decisiones que realizan sin consultar con los parlamentos.

¿Decir no, es no! No a la guerra, no al aumento de gastos militares, no a las mentiras ni a la desinformación, no a los gritos de guerra belicistas de los voceros televisivos y columnistas de los medios de comunicación, no a la intervención militar fuera de nuestras fronteras, no al engaño de los ciudadanos, no a los belicistas de los diputados europeos, no a cerrar nuestros ojos ante la evidencia y la mentira.

Debemos ser conscientes que nos jugamos la estabilidad de nuestro planeta. En lugar de unirnos todos para solucionar la crisis climática y poner fin a los peligros en que nos enfrentamos  por la destrucción de los ecosistemas planetarios y en  lugar de cumplir el objetivo de Desarrollo Sostenible número 16 sobre la Paz y Justicia, nuestros representantes europeos hacen lo contrario, poniendo el foco en una posible invasión de Rusia a Europa y  llevando el miedo nuevamente a la población civil, robando nuestro dinero para armas en lugar de para el bienestar de la sociedad y la tranquilidad y pagando sus sueldos por llevarnos a conflictos bélicos que no deseamos.

Hay que despertar de esta pesadilla y poner fin con nuestra actitud del no a la guerra, para dejarles bien claro que la paz debe ser el primer eslabón de la cadena social internacional. Lo que hagamos hoy será la semilla de libertad que germinará en las generaciones futuras.

Llamamiento de Jeffrey Sachs en el Parlamento Europeo:

https://www.youtube.com/watch?v=u2mgmb-3UvU

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