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No apto para todos los públicos

¿Se acuerdan de mi primer post Las pajas mentales de Karmele? Ya, ya sé que no tendrán mis colaboraciones situadas a la altura de las obras de Nabokov, pero bueno, a lo mejor se acuerdan… total, por preguntar. En fin, que en aquel post les dije que les daría bibliografía que no hallarían en bibliotecas municipales e hice mención a un libro americano que recopilaba recetas a base de semen. Yo no quería abordar este tema porque sé que puede resultar escabroso, incluso asqueroso para algunos estómagos delicados. Pero mi amigo A.A. de Frontera D ha insistido: me ha dicho que desde que escribí aquel primer post han llegado cienes y cienes, qué digo cienes, miles y miles de cartas a la redacción reclamando las susodichas recetas. “Lucía, hija, que ya no tenemos donde meter las sacas de correo”, me comentó el otro día al teléfono. Así que yo, que me debo a Vds., mis lectores, les voy a deleitar, cual Arguiñano pero sin ser vasca ni tener barba, con dichas recetas. ¿Lo han pedido, no? Pues después no se me quejen…

Natural Harvest a collection semen-based recipes se titula la obra en cuestión. ¿Portada? Un ¿apetitoso? flan que parece decir “cómeme”, como en el libro de Alicia… Ya en las primeras páginas el autor, Paul “Fotie”, avisa de que todas las recetas han sido probadas por él y sus amigos y de que si se organiza una comilona en casa no se debe añadir semen a las comidas sin avisar a los comensales. Que eso es de muy mal gusto, hombre. ¿Te imaginas que invitas a tus suegros a cenar y te pregunta tu suegra: ¿qué le has echado a la bechamel Carmen, que te ha quedado tan suave? Y vas y respondes: “Harina, leche, mantequilla y unas cucharaditas de la corrida de anoche de Germán”. Vamos, como para vomitar, eso no se hace, no…. La primera regla para cocinar con semen es avisar al invitado, ¿vale?

Les aseguro que la obra de Paul no tiene desperdicio y que el tío se ha esmerao de veras, no quiero imaginar cómo habrá dejado sus testículos, porque anda que no hay recetas: mejillones, sopa de pollo, salsas, salmón, café irlandés con extra de crema…  A mi, qué quieren que les diga, me da un poco de repelús lo de cocinar con este ingrediente pero también entiendo a Paul porque lo que te puedas hacer en casa, sea plantar unos tomates o correrte como un toro para hacer la mayonesa, pues eso que te ahorras, que está la cosa mu mala

Además, el tío es un profesional y no sólo de la cocina porque ilustra las recetas con tremendas fotos (los que trabajamos en el sector periodístico sabemos que es bien dificultosa la tarea de fotografiar platos de comida): la fotografía de las ostras con salsita blanca por encima es de lo más evocadora.

Y las recetas son super fáciles y eso es muy de agradecer. Les voy a dar un ejemplo, la del salmón al horno. Ingredientes: salmón, dos cucharadas de miel, una cucharada de zumo de limón, 2 de salsa de soja, otra de aceite de oliva, una cucharadita de mostaza y, entre una y dos cucharas soperas de semen. Sí, han leído bien, así que si sus testículos son rácanos les aconsejo se pongan mejor con la receta del café cremoso que lleva menos cantidad. Sigamos con el salmón: se mezclan todos los ingredientes y con lo resultante se marina el salmón durante media hora. Después, al horno y santas pascuas. De lo más sencillo, ¿no?

A mi lo que me despista es que en algunas recetas habla de “semen fresco” que será como el zumo de limón recién exprimido, digo yo, y en otras simplemente de semen: ¿querrá decir que ese lo tiene congelado o que lleva días en la nevera? Le llamé para preguntárselo pero le pillé improvisando otro plato, con las manos ocupadas, vaya: una en la sartén y la otra en la polla. Así es Paul.

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