A menudo, solo en mi forma de ver el mundo y (sobre todo) las posibilidades. No hay mucho más. Cada uno tiene su historia o el camino, etcétera, esas cosas. Vale. Sin embargo, la alegría de encontrar a alguien que también lee (o se fija en) las tapas de las alcantarillas. Lo imaginaba y presentía, Peter Handke, estoy con él y su lectura desde hace meses, juntos. Te echaba de menos. No os he encontrado mucho y es maravilloso, somos poquitos. Reuniones, obras. Solo en los libros, solo con los libros (donde escribís). No sé qué sería de mí sin la alegría. Adivinaba que a Peter Handke le gustarían también las tapas de las alcantarillas, también las leería en su mirada por el suelo. Hacia abajo. Sí, reconocemos el paso, debajo no hay vías. Copio sus palabras, traducidas del alemán al español. Las leí ayer y le guiñé el ojo. | Especial atención prestaba yo ahora a todas las tapas de acero o hierro que, según la inscripción grabada o fundida, habían sido fabricadas en Picardía. A lo largo de las décadas me había ido encontrado en muchos países europeos esos rótulos o inscripciones con el nombre del fabricante, Norinco. Las tapas del alcantarillado, esas letras estampadas o en relieve que tenía a mis pies, casi se convirtieron en una necesidad para mí, y cada vez que divisaba la palabra tenía brevemente un sentimiento como de estar en casa o simplemente de alegría. | En España la mayoría de las tapas del alcantarillado son de la Fundición Dúctil Benito. Tampoco es muy lejos, nuestra altura, en pies, luz o quilómetros.
Aparece.
Falta una fotografía (mañana la hago).
Semejantes vistas también podían fatigar. Hierro fundido norinqués.
La ladrona de fruta (2017)