Fotografía 1
En Londres: edificio de la BBC, 1960
un grupo de personas sentadas alrededor de una mesa circular de una sala de redacción y capturadas en el instante en que escuchan la grabación de una voz enferma y fatigada que reproduce un magnetofón en un hartazgo de interferencias como si la voz les llegara desde el Valle de los Reyes y como si la voz navegara en el barco de Anubis y como si la voz fuera la voz de un eco de una civilización pasada y extinta
sí crrr la primera vez que vi al doctor Franz Kafha fue en las laderas del Laurenziberg y perdone pero todavía conservo la antigua costumbre austrohúngara de llamar a los lugares y a las calles de Praga por sus nombres alemanes pero si lo prefiere se lo digo en checo que era el monte Petrin y es una de las zonas más altas de la ciudad y allí al raso de la noche aguardábamos la visita del cometa Halley que era una vulgar paparrucha de gitana de feria y eso es posible pero crrr lo creíamos el suceso más importante de nuestras vidas y afectó a nuestro futuro porque significó un punto de inflexión y el inicio de la hecatombe crrr de la debacle del siglo xx y por ende marcó el devenir de nuestra desgracia porque ese
dieciocho de mayo de mil novecientos diez como embobados todos escrutábamos el cielo a la espera de un rayo o de un destello y yo lo calificaría de un instante de fugacidad y el relente nos obligó a levantar los cuellos de las chaquetas y a calar un poco más hondo los sombreros y los más sensibles a los resfriados se taparon la boca con pañuelos porque en ese viento viajaba algo más que el temor a contraer una afección que ya en el aire cabalgaba el pavor a lo que podría traer el cometa y el miedo a las oleadas de furia que desataría con su presencia porque en París y en Budapest y en Viena y en Moscú crrr crrr en la propia Praga y en Londres y en cualquier lugar del mundo se aguardaba un golpe del Mal y el advenimiento de una era de fatalismo que montada a horcajadas en la cola del astro se dirigía a nuestro encuentro y no en vano el viejo Fiala que era un vidente pordiosero y hambriento y un personaje muy conocido en las callejas de Praga nos dio su predicción de que el cometa se estrellaría contra la Tierra y que un enorme Sol Negro porque así lo calificaba crrr crrr porque en lugar de iluminarlo todo de vida sumiría a la humanidad en las tinieblas y que un enorme Sol Negro nos calcinaría a todos crrr crrr a todos sí a todos y daba igual en qué año se avistó antes el cometa porque siempre trajo grandes males y yo unos días antes y con el miedo de una prensa empeñada en alertar a la población me decidí a consultar unos almanaques y relacioné varias llegadas del Halley con sucesos convulsos más o menos inmediatos y el resultado fue escalofriante porque siempre anunció caídas de imperios o de
reyes y terremotos y catástrofes y batallas y sangrientas derrotas que son circunstancias que se agudizaban con el temor al gas venenoso que los científicos ubicaban en su cola y que podría sacudirse encima de la Tierra como cuando un perro se agita para quitarse el agua de encima y yo que entonces era un pisaverdes con apenas veinte años recién cumplidos y aspirante a novelista gótico o de terror y misterio y de ese género de ciencia ficción como ahora gustan denominarlo los estudiosos desde que esos escritores americanos le han dado prestigio que ya es curioso que esos norteamericanos nos hayan salvado como género pero estoy divagando y discúlpeme señorita crrrr lo que quiero decirle es que no necesitaba mucho más para creerme en el umbral del fin del mundo con la llegada del Halley y
sí crrr crrr crrr en efecto crrr yo era un aspirante a novelista y un fiel crrr crrr fidelísimo discípulo de Gustav Meyrink el entonces mi maestro y mentor que vio en mí crrr crrr más por compasión que por encontrarme una verdadera calidad literaria crrr crrr vio en mí a un aprendiz entregado que obedecía como un perrillo fiel que consideraba que su palabra era ley y sus deseos órdenes inmediatas y sus narraciones terroríficas y sus artículos todos ellos un monumental ejercicio de sabiduría y de maestría y que yo leía una y otra vez y un día me dijo eso de que no les hiciera el menor caso y sí así me dijo que no les hiciera ni caso y añadió que el doctor Kafka y su grupo son de esos que se creen hechos de literatura y que su cuerpo en lugar de conformarse por un elevado porcentaje de agua por entero vive y respira literatura ¡y por sus venas corre tinta de escribir y me oye bien he dicho tinta como si fueran calamares! y en la burlona advertencia de Meyrink y que rubricó con sus habituales carcajadas insolentes encontré una traza de envidia porque si bien por esa época el doctor Kafka apenas conocía las mieles de la publicación con unos pocos relatos en la revista Hyperion y qué lástima que el gran público se mantenía huérfano de su prosa y sin embargo su inseparable amigo Max Brod ya gozaba de una incipiente reputación y además en las tertulias o en los cafés y en el círculo de Brod cristalizaba toda una ideología que apostaba por un estilo conciso y directo como una manera de presentarse ante la creación literaria que resultaba antagónica con las ampulosas y recargadas ideas de Meyrink por lo que Brod y sus amigos que eran Werfel y
Baum y ese Bergmann y etcétera y en fin y ya sabe de quiénes le hablo y ellos abogaban por un tipo de escritura comprometida y de calidad y si bien Kafka no se prodigaba mucho dado que su naturaleza tímida y apocada lo violentaba sobremanera a la hora de expresar opiniones ante un público de tertulia que lo único que pretendía era derretirse entre elogiosos adjetivos y celebrar con risotadas las burdas ocurrencias del genial interlocutor de turno y si piensa señorita crrr crrr crrr que Meyrink crrr odiaba el círculo de Brod está en lo cierto y que Meyrink cercaba y asediaba y angustiaba con sus soflamas e insultos al doctor Kafka y lo incluía en el mismo ámbito de petimetres engallados crrr que presuponía en sus amigos esos a los que yo no debía hacer caso y mire por dónde crrr crrr lo sabe bien señorita
crrr crrr
ahora siguen diez segundos inaudibles
crrr crrr crrr
que ese grupo pasó a la historia como el Círculo de Praga y con el tiempo quedó bien a las claras el lugar de cada uno en la literatura y que de existir un petimetre y engallado ese era yo porque incluso el propio Meyrink publicaría diez años después la que pasó por ser su obra maestra y me río yo de su obra maestra pero bueno eso es otra historia pero el caso es que Meyrink también accedería a los anales de la literatura pero ya que le hablo de literatura sí era cierto que el doctor Kafka se componía todo él de literatura y respiraba literatura y vivía literatura y no tardé mucho en percatarme de ello y para mí y a despecho de
de Meyrink y de otros detractores del grupo de Brod pues el doctor Kafka era un héroe de la literatura y le permito que luego lo escriba así y tal y como se lo cuento porque de nuevo crrr crrr crrr el tiempo me dio la razón y más aún cuando pude presenciar a ese débil hombrecillo diluirse en toda la grandeza de su agonía y a través de ella encaminarse al panteón de los más ilustres y a la cima de las glorias porque su figura se agigantó en cuanto expiró y nos legó rescatada a empujones y salvada de la destrucción crrr apartada del fuego de su propio creador crrr crrr la más deslumbrante herencia que jamás pueda regalarnos un escritor
crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr
y con un chasquido crrrr crrr chak
finalizó la grabación como si se devorase a sí misma con esos sonidos masticatorios y Victoria miró al grupo de trabajo que aguardaba algunas aclaraciones sentado alrededor de la gran mesa circular del salón de redacción en donde se reunían los responsables de In Search of Writers que era una serie documental de la BBC que cosechaba muy buenas críticas y un más que aceptable seguimiento del público además de un puñado de premios y entre ellos el de mejor programa cultural en el Festival de Televisiones Públicas de Montreux y Victoria era la redactora jefe y el director Kevin a su lado sostenía un English Breakfast Tea y un poco más allá la productora Stella jugueteaba con su bolígrafo mientras Marky el
cámara absorto como casi siempre completaba el equipo y fue el primero en afirmar lo mal que se escuchaba la cinta y dijo cuánto ruido
y Victoria se encogió de hombros como si afirmara un yo no tengo la culpa es la porquería de equipo que nos dan con los recortes de presupuesto y el programa In Search of Writers indagaba y reconstruía y visitaba los lugares de nacimiento y la vida y muerte de las grandes figuras de las letras que a ser posible deberían ser británicas pero también en emisiones especiales dedicó sus esfuerzos a presentar una perspectiva de autores extranjeros como Cervantes y Lope de Vega o Stendhal o Goethe y Schiller y Dostoievski y ahora que cumplirían el programa número cien y eso era motivo de celebración y ya que Shakespeare protagonizó el primer episodio seguido por otros ilustres británicos de la talla de Jane Austen o Virginia Woolf o William Blake pues se abrió un pequeño debate para determinar quién debería ocupar las atenciones del centenario con un ¿tal vez Thackeray o Chesterton? o ¿Conan Doyle o De Quincey? y entonces Victoria apostó por quien para ella significaba un enorme colofón a la serie documental y que era la figura literaria por antonomasia si bien no inglesa porque ¿quién exigía que el programa fuera dedicado por obligación a un británico? y ella se refería a un hombre engranaje y motor del cambio de siglo e imagen de modernidad y avance y de innovación y estilo como uno de esos modernos anuncios de automóviles como ese anuncio del Morris 1100 de la British Leyland que pronto llegaría a las carreteras británicas y que decía The mi racolous: It’s the car everyone hoped would
happen por 960 libras que no estaba nada mal y tenía gancho la frase jejeje sí que tenía gancho como gancho tenía la figura ideal para el episodio cien que sería Franz Kafka y un par de sucesos en apariencia inconexos salvo por la amalgama del destino o la casualidad provocaron tiempo atrás el interés de Victoria por Kafka ya que por entonces se encontraba enfrascada en la lectura de un grueso volumen acerca de la llamada Quinta Columna que según el gobierno británico operó en las Islas durante la Segunda Guerra Mundial y para frenar las maquinaciones de espías y otros ciudadanos indeseables y demás agentes provocadores se decidió internar en campos bajo estrecha vigilancia a todos los extranjeros provenientes del flujo de emigrados continentales y así los alemanes y los judíos y los japoneses entre otros muchos y que alcanzaron Inglaterra en su intento de huir de la matanza perpetrada por los nazis se vieron ubicados tras las alambradas de espino en el país que para ellos era el referente de la libertad y en una breve nota a pie de página de su libro Victoria encontró una información sorprendente y era que la mujer que compartió y dio consuelo a Kafha en su último año de vida aparecía consignada en la relación de reclusas de un campamento de la Isla de Man y la anotación además remitía a una película documental que jugueteaba con el nombre del lugar y se titulaba The Woman of Man y retrataba las vicisitudes de la última amante del escritor y su aventura y cómo terminó detenida en el islote y de inmediato Victoria sintió curiosidad por el documental y pudo localizarlo en los archivos de la BBC y fue durante
el proceso de búsqueda cuando surgió la segunda coincidencia ya que destapó el trabajo de un realizador italiano llamado Fernando di Giammatteo que filmó sobre Praga y Kafka y rodado para la RAI y al concluir el visionado de ambos filmes la causa kafkiana ganaba una nueva adepta de forma completa e irreversible porque en el documental se mencionaba que una vez liberada la amante de Kafka y durante su posterior estancia en Londres la mujer frecuentó el Toynbee Hall del barrio de Whitechapel y allí solía reunirse con un club de judíos amantes del yidis entregados a lecturas y recitales y declamaciones cada sábado a las tres de la tarde y Victoria no dudó en acercarse al lugar en donde saboreó un puñado de lecturas en esa lengua hebrea como un néctar extraño que brotaba de la boca de los ancianos y de sus gargantas enfermas y encías desdentadas que enjuagaban todo mal al pronunciar el benéfico elixir de melodías tan deliciosas e incomprensibles para ella y eso era un acicate si es que necesitaba uno más para elaborar un documental de la Praga judía de Kafka al estilo del producido por la RAI aunque era una lástima que la última amante de Kafka muriera en mil novecientos cincuenta y dos pero en ningún caso su grupo de yidis la olvidaba y diríase que incluso su presencia se deslizaba entre rapsodas y lecturas porque al preguntar a los asistentes descubrió el gran cariño y la profunda huella con que la mujer marcó a esa comunidad y no cabía la menor duda de que se encontraba ante dos personajes descomunales y una historia de un interés periodístico innegable protagonizada el
escritor y
Dora Diamant
que intuía que disfrutaron de un amor incondicional postrero y agónico pero pese a elementos tan atractivos no fue una decisión fácil para el equipo del programa y mucho más complicado resultó obtener autorización de la Junta de Dirección de Emisiones porque con el dinero público del contribuyente no se juega que Kafka no era un autor muy conocido y necesitaron vencer la ofuscada reticencia de ciertos directores de la cadena y ese
¿kaf-qué?
porque no concebían el número cien del programa dedicado a un extranjero y tras innumerables reuniones y después de un incómodo puñado de discusiones Victoria logró salirse con la suya y el equipo se puso a trabajar y el problema a la hora de empezar con el asunto radicaba en que una de las máximas de la serie era presentar a personajes que tuvieran que ver con el biografiado bien porque lo conocieron personalmente y esa era una circunstancia que en los casos de Shakespeare y otros era obviamente inviable y se subsanaba bien con eruditos y estudiosos del tema, bien porque fueran descendientes o familiares directos pero sin embargo y aunque el caso de Kafka no presentaba la dificultad temporal porque murió apenas cuarenta años atrás pues les resultaba imposible localizar a sus coetáneos y para mayor desgracia Gustav Janouch que era autor de un librito en el que presumía de una serie de conversaciones que mantuvo con Kafka pues vivía bajo arresto domiciliario y vigilado con
mil ojos como un peligroso intelectual para el régimen de la República Checoslovaca y era imposible acercarse a él y todo ello gracias a un trabajo que publicó acerca de la música jazz como vehículo de liberación para quienes eran perseguidos a causa de prejuicios raciales y que en nada agradó a los gerifaltes del Partido Comunista y por si fuera poco mucha gente acusaba a Janouch de inventarse la mayo- ría de las conversaciones sostenidas con Kafha dado que la exactitud con que reproducía largas parrafadas del escritor no dejaba de ser sospechosa o producto de una retentiva que rozaba lo sobrenatural o la más terrenal mentira y por lo tanto parecía que una maldición macabra recaía sobre los amigos y contemporáneos del checo porque no quedaba casi ninguno vivo ni Franz Werfel el escritor con quien compartía editor ni Otto Pick el redactor del Prager Presse con el que coincidió en diferentes viajes ni tampoco
Milena Jesenská
la mujer con la que Kafka mantuvo una relación y que fue asesinada en el campo de concentración de Ravensbrück
y no vivían ya ni el reportero Egon Erwin Kisch ni el extraordinario autor Karel Čapek y su hermano Joseph que fue otra víctima de Hitler o el crítico literario Franz Blei pero sí vivía su albacea literario Max Brod y este Brod era la piedra angular del kafkismo pero con un delicado estado de salud y recluido en Tel Aviv y dedicado por entero a exprimir el rutilante fruto de la herencia intelectual de su
amigo en forma de una biografía rehecha una y otra vez y que se negó a colaborar con ellos escondido tras un eufemístico argumento acerca de cierta diferencia de criterios y eso por no hablar de todos los que si no sucumbieron en la Primera Guerra Mundial lo hicieron en la Segunda o en los pogromos y las matanzas o en las hambrunas y aniquilados de una u otra forma durante el tránsito tortuoso del siglo xx porque estos sesenta años de siglo xx fueron muy duros vaya que sí pensaba Victoria y ya puede usted asegurarlo y así les sucedió a las propias hermanas de Kafka que también fueron asesinadas por los nazis y en verdad si quedaba alguien vivo el equipo de la BBC se mostraba impotente para encontrarlo y por lo tanto las referencias que manejaban eran esas y es decir que no eran ningunas y una y otra vez desembocaban en tumbas y lápidas o en personajes demasiado carcomidos de vejez y soledad para atender con rigor la empresa que se demandaba así que con tales problemas la idea de realizar el episodio de Kafka empezó a correr un serio riesgo y en el momento más crítico la productora Stella entró en el despacho del director con una gran sonrisa y afirmó un lo tenemos y lo tenían y se trataba de un contemporáneo de Kafka y de un escritor que cosechó su éxito en los primeros años de la década de los cincuenta con la publicación de un estremecedor libro que reflejaba su permanencia en los campos de concentración nazis pero a remolque de ese éxito no fue capaz de dar continuidad a su obra tras el salto a la ficción con una novela de género fantástico que fue desastrosa y vapuleado por la crítica intentó el retorno
a los relatos de realidad con su estancia en los campos de
Hitler
con una nueva entrega a destiempo y apresurada y como mal redactada y eso fue su condena y ya nadie quiso volver a publicarlo así que pasaría a los anales de la literatura entre los autores eclipsados por la grandeza de una sola obra pero al menos su currículo le bastó para una vez exiliado en Estados Unidos tras la llegada del comunismo a Checoslovaquia obtener una plaza de profesor y Stella pronunció su nombre que era
Leo Nemec
y mientras como un regalo desenvolvía el nombre del personaje arrojó sobre la mesa un voluminoso ejemplar de la obra a la que el escritor debía todo su crédito literario y eran las mil doscientas páginas de El canto de las mujeres ucranianas considerada una narración clave para entender las atrocidades del genocidio nazi y la introducción del libro escrita por uno de sus prestigiosos editores informaba sobre Nemec y lo situaba afín al grupo de literatos de Praga y lo más importante era que fue amigo de Kafka y se mencionaba que fue testigo de la agonía del genio y puede que tal vez y por qué no sería así unas migajas de excepcionalidad se transmitieron por ósmosis a los presentes en la habitación del enfermo como si tal cosa fuera un aval suficiente para considerar a un escritor de calidad por eso de compartir los estertores de otro aún mejor y en cualquier caso era oportuno averiguar qué existía de cierto en todo ello o si por contra no pasaba de ser una mera maniobra comercial para presentar al autor
aunque del espíritu serio que desprendía la obra parecía que esos tejemanejes publicitarios no eran necesarios ya que trabajo y narrador se justificaban de sobra por la envergadura de lo allí contado porque el libro en su vigésima cuarta edición descubría que Nemec realizaba su labor docente en la Universidad de Akron y adscrito a la cátedra de Literatura Centroeuropea y allí se desplazó Victoria y ¿cómo es ese hombre? le preguntó un compañero de trabajo y la verdad le contestó Victoria que al primer instante me dio la impresión de que necesitaba ocultar algo porque se mostró receloso porque el peso de algo odioso o truculento parecía consumirlo y yo diría que eran el mal o el dolor experimentados muy de cerca porque esa sensación se encontraba allí presente en toda su magnitud y encima de la mesa del despacho y revoloteaba entre los libros y las carpetas y al poco tiempo de empezar la charla le expuse nuestro proyecto documental sobre Kafka y que lo necesitábamos para acudir a Praga y que con su ayuda elegiríamos diversas localizaciones y lo noté más distendido y como superada la desconfianza inicial y entonces Victoria le dijo a Nemec un me he permitido traer esto y le enseñó una novísima edición en inglés de su exitoso libro y con gusto y aprobación abrió la primera página y estampó una rápida dedicatoria y luego cuando ya parecía más tranquilo Victoria se lo jugó el todo por el todo y le dijo que también tengo por aquí un cacharro y ¡zas! colocó el maletín sobre la mesa y lo abrió y le mostró dos bobinas de cinta y era el momento de la verdad y él dio permiso y ella accionó una tecla y los rodillos giraron y así interrogó al profesor y
empezó con la frase hábleme de Kafha y tras un carraspeo y una pequeña duda Nemec comenzó sus declaraciones en un inglés que arrastraba con fuerza las palabras pronunciadas al estilo de esos doblajes burlescos con que solían aparecer los alemanes en las películas y dijo que
la primera vez que vi al doctor Franz Kafka fue en las laderas del Laurenziberg y así inició su historia y ahora Victoria pulsó de nuevo el play y crrr crok crok crrr la voz de Nemec ascendía de las profundidades magnetofónicas y decía que desatendí las advertencias de mi maestro Meyrink la verdad porque me sentía demasiado atraído por el magnetismo que irradiaba el grupo de Kafka y no pude sino acercarme en las tinieblas de la noche del Cometa a las figuras que se recortaban bajo la bóveda celeste y recuerdo que primero extendí la mano a Max Brod y debo decir que en absoluto fui mal recibido y que pronto Brod me introdujo al doctor Kafka que era alto y delgado y su rostro descompuesto asomaba bajo el sombrero como si sufriera un cólico continuo y tosió con fuerza y luego se aclaró la garganta y añadió un afable soy Franz Kafka y antes de que yo pudiera agregar un saludo crrr crrr varios componentes más del grupo me rodearon atentos y cordiales y transcurrida una hora escasa ya me sentía uno de ellos y Meyrink se marchó de allí con ademanes airados y despechado por la ofensa y decidió que no quería saber nada más de mí crrr al menos durante esa noche naturalmente porque su petulancia era tal que siempre necesitaba gente a su alrededor y
admiradores para reforzar su egolatría y de hecho a los pocos días me encontraba de nuevo junto a él porque yo no tenía remedio ya que era un imbécil completo puesto que la mayoría de las veces me trataba peor que a un perro pero yo me mantenía a su lado con la esperanza de atenuar las humillaciones con el aprendizaje del arte literario y ¡qué equivocado estaba! porque ese hombre me utilizaba de recadero crrr para traerle papel de escribir y tinta o unas botellas de cerveza y para llevar a cabo la compra en el mercado de frutas y verduras e incluso asistirlo en sus mascaradas espiritistas que adoraban en los mentideros de la Praga más chic pero de literatura bien poco me decíaaaa
y empieza a ralentizarse la cinta como si la voz llorase
pooor cieeeertoooo queeee uuunoooos meeeseeees despueeeees crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr crrr y ahora se acelara despuésyaenelinviernoMeyrink- actuódeceremonianteomédium
y tras un crock y un grrr y de nuevo un grrr la cinta recupera su velocidad normal
y médium o como quiera calificar señorita a quien sirve de nexo entre el mundo de los muertos y los espíritus y el de los vivos en una velada organizada en el salón de Berta Fanta ¡y se montó allí una buena! porque Meyrink aprovechó para vengarse de mi amistad con el doctor Kafka celoso como estaba de que cada vez le dedicara mayor atención a su grupo y realizó unas siniestras predicciones que al principio creímos pronunciadas para herirnos y para mofarse de nosotros pero unas más tarde y otras más temprano
terminaron todas por resultar espeluznantes y reales grrr grrr es decir que se cumplieron
grrr grrr grrr crock
parecía que la cinta se autodestruiría como esos mensajes de las novelitas de espías que tanto le gustaban a Victoria y sobre todo esas nuevas del tal James Bond y menudo tipo el Bond y crrr y de nuevo crrr y Victoria detuvo aquello ante el riesgo de estropear la grabación y terminó ella por resumir lo que faltaba por escucharse y dijo un Leo Nemec me habló durante un rato de Kafka pero luego derivó a su Gustav Meyrink les aclaró a los miembros del Consejo del Programa y dijo que de verdad ese hombre mantiene aún hoy y después de tanto tiempo una relación de amor y odio con el personaje ese de Meyrink
pero en cualquier caso creo que la prueba resultó satisfactoria y ya tenemos cerradas las fechas para acudir a Praga para elegir las localizaciones y grabar lo que nos pueda contar que sin duda estoy segura de ello nos resultará interesante y ¡estupendo! lo celebró el director que añadió algo así como que el centenario andaba por buen camino pero su satisfacción no duró mucho y se volvió preocupación a causa de un inconveniente del que lo advirtió Victoria cuando le dijo que aún nos enfrentamos a un pequeño problema que Stella debe solucionarnos y Stella preguntó que cuál era ese problema y Victoria le dijo que se trataba de algo de lo que Nemec me avisó y es que la obra de Kafka está prohibida en Checoslovaquia y para ellos es como si el autor no existiera así que al solicitar los
permisos necesarios deberemos mentir en cuanto a nuestro objetivo y diremos que vamos a realizar un documental sobre la Praga histórica o urbanística o lo que se nos ocurra pero nada de hablarles de Kafka porque el Régimen lo aborrece y Marky el cámara preguntó que cómo era eso posible y Victoria le explicó que todo eso era una cuestión de nacionalidad e ideología porque Kafka era un judío burgués de lengua alemana y ese es un perfil intolerable para el régimen checoslovaco que baila al son que le marca la Unión Soviética y las autoridades checas han preferido volcarse en la difusión de autores menos burgueses que son marionetas del régimen de Moscú y ningunean a los estigmatizados y en eso Kafka es el paradigma de lo odioso y se encuentra en el centro de la diana comunista de lo proscrito y antes ya lo fue de Hitler y de sus secuaces por motivos casi idénticos y Marky se sorprendió con un ¡prohibido por los nazis y perse- guido por los rojos! y le divertía la paradoja y el director Kevin intervino y dijo que todo el mundo ha intentado echarle mano a ese Kafka del demonio pero ¡al final seremos nosotros quienes capturaremos un poquito de su esencia para el programa! y por cierto que el tal Nemec es un exiliado y ¿eso nos dará problemas a la hora de solicitar su entrada en el país? y con la pregunta el director pasó de la euforia al temor en un instante y era el turno de que Victoria aclarase algunos aspectos y los aclaró al decir que debemos andar con cuidado pero de momento no es un proscrito porque se marchó muy pronto del país y sus actividades han languidecido en el departamento docente
de Akron y yo creo que ni en Praga ni en Moscú se acuerdan mucho de él ya que al fin y al cabo debe su éxito a novelar el Holocausto nazi que si bien es una circunstancia no del todo querida ni admitida por el Politburó que en cierto modo se niega desde los centros de poder del Kremlin o se intenta presentar de forma no completamente cierta desde luego pero Nemec les resulta menos molesto que si se comportara con maneras de disidente activo de esos que profieren críticas y destapan la porquería y se abalanzan contra el Régimen con soflamas o manifiestos y perpetran escritos o novelas que denuncian el sistema represivo así que afortunadamente bien puede equilibrar ese pequeño inconveniente de que su persona y obra sean paradigmas del Holocausto con su condición de mansedumbre política y el pasar desapercibido los últimos años y hoy en día el aparato del Partido tiene muchos otros elementos hostiles de quienes preocuparse antes que de Leo Nemec o al menos esto mismo y casi con idénticas palabras me reconoció él y entonces intervino el director y dijo que iremos con pies de plomo porque lo último que le interesaría a la BBC es un incidente diplomático y ante el primer contratiempo de producción nos olvidamos de Kafka y nos centramos en otro autor y ya sabéis todos que la Junta de Programación no ve con buenos ojos el asunto y aprovecharán el menor inconveniente para tirarlo por tierra e imponernos un especial sobre ese escritor de aires chulescos y mira que no quiero ni pronunciar su nombre y me refiero a ese tan de moda ahora que no deja de vender libros y más libros sobre ese personaje suyo del 71º de
Highlanders allí en Waterloo y anda que no le da juego al tipo que si en la India y luego en Buenos Aires y en España y en Bélgica y como no queremos hacer un programa sobre ese tipo tan desagradable pues andémonos con cuidado y con la advertencia el director dio por terminada la reunión mientras Stella se lamentaba con un no sé si llegaré a tiempo de tomar el siguiente tren para Hampstead porque la mañana se les escapó por completo
Este fragmento pertenece al inicio del libro Nuevo Kafkarama, publicado por Ediciones del Subsuelo.