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Obama y el candidato mormón

 

El presidente de los Estados Unidos sigue sin remontar en las encuestas. Tiene un 43% de aprobación, algo que para sí querrían Zapatero o Sarkozy, pero que en Estados Unidos no es totalmente alentador puesto que un 51% de los americanos parece desaprobar su actuación.

 

El presidente ha defraudado a algunos de los que lo votaron en el 2008, lo que es un tanto normal dadas las enormes expectativas que levantó. Ahora bien, él y los que lo rodean, han vendido mal su política. Un caso claro es el tema fiscal. Cuando hace un par de años se aprobó el plan de estímulo para apuntalar la economía y parar la quiebra de las instituciones financieras, un 95% aproximadamente de los estadounidenses vio reducidos sus impuestos. Sin embargo, son más los estadounidenses que creen que Obama ha subido los impuestos que aquellos que se han percatado de que no.

 

Desde hace unos pocos meses se barrunta que un candidato republicano sólido podría derrotar a Obama el año que viene, algo que antes era impensable. Entre los candidatos con más probabilidades emerge Mitt Rommey, antiguo gobernador de Massachussets y persona respetada. Rommey es mormón, un handicap considerable hace años. Ahora parece que no sería un obstáculo insalvable para llegar a la presidencia, a llevar a un mormón a la Casa Blanca. El porcentaje negativo se ha reducido.

 

La situación recuerda un poco la de Kennedy en 1960. Muchos americanos deducían que un católico no podría mover un dedo sin la autorización del Papa. El candidato hizo una declaración en la que rotundamente dio a entender que no dejaría que su fe se interpusiera en sus deberes como presidente. Puede que Rommey tanga que hacer algo parecido. En todo caso está haciendo una labor de difusión de su religión.

 

Los mormones son solo unos seis millones en todo Estados Unidos, algo menos que los judíos, que deben ser unos ocho millones, aunque estos tengan mucha mayor influencia. Son una fe reciente, nació hacia 1822, y durante años permitió la poligamia. Esto contribuyó a desprestigiarlos. Las comunidades mormonas son ricas porque cada creyente está obligado a entregar el 10% de sus ingresos a la congregación, algo que parecer hacer religiosamente el dueño de los hoteles Marriott y otra serie de gente acomodada en los Estados Unidos, amén del mormón medio. No beben ni fuman y son furibundamente contrarios a los matrimonios entre personas del mismo sexo. La sentencia que los permitió hace unos cuatro años en el avanzado estado de California fue repelida por un referendum en el que triunfó el no. El mayor proveedor de fondos para la campaña del no fue la iglesia mormona.

 

Las apuestas empiezan a estar equilibradas entre Obama y el vencedor de las primarias republicanas. Entre los candidatos de éstas, Rommey está bien colocado no solo por ser articulado, sino porque no refleja el radicalismo del “Tea party” hoy de moda o del ala derecha del partido republicano. Es un hecho demostrado que cuando uno de los partidos escoge a un candidato que huela a extremista, los republicanos uno situado claramente a la derecha y los demócratas claramente a la izquierda, el batacazo es seguro.

 

 

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