Hemos leído y oído por los medios informativos de la España entera que el ciudadano español Mariano Rajoy tiene previsto realizar un viaje a Guinea para pedirle a Obiang y a otros presidentes corruptos de toda África, el voto para la membresía de España en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pues oída la noticia, hemos decidido creer que no hay ninguna razón para que el citado ciudadano español espere que el referido dictador le satisfaga en sus deseos, porque es noticia pública que entre ellos no hay unas relaciones tan fluidas ni para que haya entre ellos un simple intercambio telefónico. De hecho, es voz también pública que la última vez que tuvieron la ocasión de verse, el ciudadano español, a la sazón presidente del Gobierno de España, buscó excusas, y no la encontró, para no compartir mesa con el arriba mencionado cleptócrata.
Ítem más, nosotros entendemos que actualmente no se dan en España, y en las diversas provincias o territorios que la componen, unas condiciones sociales y políticas que la hacen merecedoras de un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, si es que todavía se defienden en esta organización alguno de los principios que exigieron su creación. Motivos de argumentación: De niño, y pese a haber crecido en una dictadura infernal, nos llegaron las enseñanzas de que la misión de un Estado es la procura incansable del bienestar y la felicidad de los ciudadanos, y en ningún momento, habida alguna falla de la procura de esta felicidad, ningún ciudadano debía ser perseguido o castigado por la emisión de opiniones contrarias a las de la casta dirigente, un hecho que todavía se produce en España, y que es el modus operandi de las autoridades de Guinea Ecuatorial. La libertad de expresión se coarta en España y hay menguas denunciables en la libertad individual cuando uno se enfrenta a la clase dirigente. Y no hay excesivo celo en la búsqueda de la felicidad de los ciudadanos. La concepción clasista del ejercicio del poder se ha adueñado de España, y quizá sea este el motivo por el que las actuales autoridades de este país hagan este llamativo intento de obtener favores de un dictador detestable, a quien no han dudado en dar muestras de aborrecer.
Nos, escritor guineano originario de la isla de Annobón, en nombre propio y en plenitud de facultades intelectuales y sociales, confesamos que nos enfrentaremos siempre a la dictadura de Obiang, y a otras formas de coartar las libertades civiles; animamos, además, a todos los ciudadanos guineanos, y a los del mundo libre, a seguir este camino para conseguir un mínimo de libertad, igualdad y tranquilidad moral para enfrentarse a los desafíos de los tiempos actuales. Manifestamos que no perseguimos ningún beneficio material ni prebenda personal, y en esta lucha no hemos hecho daño a terceros ni hecho ningún intento para menoscabar la valía de nadie. Pese a este reconocimiento, afirmamos que la posibilidad de que un ciudadano desempeñe un oficio público es un derecho humano, no una prebenda, por lo que sabríamos, dado el caso, ajustar nuestras necesidades vitales al hecho de que el destino nos exija un servicio mínimo, por más modesto que sea.
Es una obligación luchar contra la maldad de los hombres del poder, sean del país que sea, y a ello nos abonamos libremente. Si en este empeño nos sobreviniera algún sobresalto que comprometiera nuestra vida, nunca dudaremos en asumirlo como el necesario peaje para alcanzar la libertad, la nuestra y la de los que con nosotros están embarcados en este infausto viaje.
Barcelona, 25 de junio de 2013