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Mientras tantoObiang Nguema o la raíz cuadrada de 1

Obiang Nguema o la raíz cuadrada de 1


 

Hace poco el hijo manirroto de Obiang fue a la ONU y cuando oyó su nombre en el altoparlante, salió al estrado y soltó lo que alguien le había preparado. ¿Sobre qué se hablaba para que se requiriera la presencia de tan ínclito miembro del Gobierno guineano? Pues una de las sesiones que tiene la ONU para perder el tiempo y hacerse notar, a la vez que se gasta dinero. Cansado de tanto ir y venir, Obiang mandó a su hijo, quien se hizo con la vicepresidencia del país luego de un cambio en la constitución aceptada por los guineanos civiles, los militares y la oposición en plaza. En un proceso que terminó en un referéndum refrendado con un 99% de los votos. No habiendo ninguna razón para reformar la constitución, el único propósito era situar a su hijo en una posición adecuada para que la sucesión se hiciera sin aspavientos.

 

Pues se produjo el encuentro en la ONU y el elegido por Obiang habló por primera vez. Los palmeros del manirroto se alegraron de manera infinita y lo felicitaron de manera efusiva. Los escasos opositores residentes en el extranjero supieron de la noticia, pero se hicieron los indignados porque, a su juicio, Ban Ki Moon no debía permitir que el responsable de permitir que unos franceses vieran cómo llevaban requisados 11 coches de lujo ante sus narices hablara ante nadie. Los opositores del interior, divididos entre los que alaban a Obiang y los que reciben la presión de sus socios españoles para hacer lo mismo, hicieron como si no hubieran oído ni visto el video del discurso. Pero no por el discurso en sí, sino por lo que implicaba aquello, algo que conocen muy bien. Y es que hasta ahora todos los aspirantes al poder guineano había visto que el régimen estaba en su ocaso. Esta es la razón por la que hicieron como si no vieran la novedad, la confirmación de la perpetuación de una dictadura que arrancó precisamente cuando el cónsul español en Bata irritó a Macías por un exceso de banderas españolas en su edificio. Estos opositores negarían la evidencia de lo que está a punto de suceder.

 

Ahora, y con los ojos cerrados, descubrieron la bondad de las elecciones presidenciales, eso que hace unos años calificaban de “farsa”. No importa que cualquier niño de once años pudiera ponerles la evidencia de su anterior rechazo a las elecciones de Obiang como forma de recuperar la libertad. Ahora creen que la panacea son las elecciones. Y tomarán parte en ellas. ¿Pero qué ha cambiado desde que dijeron que algunos opositores ayudaban a Obiang con la participación en las mismas? Pues el misterio que se esconde detrás de la raíz cuadrada de 1. Es decir, si dices que el resultado de una operación es la unidad, 1, corres el riesgo de ser considerado un simple, así que, conociendo la inalterabilidad del resultado, dices ahora que es la raíz cuadrada de 1. Esta táctica es infalible, y la conocen tanto los avestruces como los políticos, que la convierten en la línea básica de su actuar. Obiang mismo es una gran conocedor de este hecho, de ahí que pasó de llorar y prevenir a los guineanos de los peligros del multipartidismo, al que llamó “ideas importadas”, hasta abonarse al mismo, organizando elecciones en las que siempre gana con un porcentaje mayor que el 90 por ciento. Y Obiang sabe muy bien que los políticos guineanos también son devotos del magnetismo de la raíz cuadrada de 1. Por esto, va a permitir que se dejen llevar.

 

El escenario posible en la política guineana es que muy pronto el dueño de los 11 coches requisados será felicitado por la ONU por su acceso a la presidencia. Si fuera un ciudadano conocedor del resultado de la raíz cuadrada de 1, que no es cualquier cosa para los no-iniciados, dejaría participar a los ambiciosos opositores de ahora y les haría creer que han obtenido el 5 por ciento del sufragio. Entonces, este rotundo porcentaje, el 95% por ciento restante, le permitiría asentarse en el poder con placidez, pasando por ser más demócrata que su padre. Pero entre ellos no hay devotos de secretos matemáticos, y es más probable que el hijo manirroto quiera inaugurar su mandato con un porcentaje rotundo, pues pensará que sería la demostración de un amor de los que gimen bajo sus escandalosos abusos. Mientras tanto, quedará algún opositor clamando en cualquier desierto, mientras el resto habrá pasado a formar parte de la corte del nuevo rey.

 

Si nos hubieran dicho que las matemáticas nos servirían para hacer diagnósticos sobre la dictadura que soportamos, hubiéramos mostrado escepticismo. Y es que el escenario no invita a ello. Ahora ya sabemos la importancia que puede tener la presentación de algunas verdades desde ángulos determinados, sin cambiar su valor. Francamente, creemos que el resultado de la raíz cuadrada de 1 es un misterio que no está al alcance de cualquiera.

 

Barcelona, 7 de octubre de 2015

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