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Oh, my God!

 

 

La traducción literal por si alguien es peor que yo con las lenguas, es: ¡Oh, Dios mío!

Aunque creo que esto es ocioso explicarlo, pero es por darle a este blog un aire más internacional, porque cosmopolita no lo será nunca.

 

¿Por qué?

 

Pues porque yo soy más del tipo ¡Jesucristo bendito! (¿qué falta hará bendecir a Dios, que ya viene con ello de serie?)

 

O la preferida de mi padre: ¡Virgen del Pilar de Zaragoza!, que era lo más de lo más en sus gritos al cielo.

 

Yo de lo que quería hablaros era de cosas más locales, más africanas, por aquello de ser testigo y dar testimonio de lo que pasa por estas tierras y tratar de contároslo.

 

Un día sí y otro más todavía, se me aparece Dios por todas partes en estas tierras africanas, dejadas de su propia mano.

 

Siempre he sido enemigo de los integristas, y de otros istas: arribistas, belicistas, nacionalistas, incluso periodistas (¡hola, compañeros de Fronterad, por si alguno me lee, no es nada personal, jejeje!) y el mundo parece que se inclina hacia estos istas malignos.

 

Yo me siento más internacionalista que nacionalista, más pacifista que belicista (aunque le daría con gusto una mano de hostias a más de uno) y más progresista que integrista.

 

En todo caso no me siento periodista, cronista como mucho.

 

Y motorista, marxista, leninista para los restos.

Comunista, aunque me esté mal el decirlo.

 

Cada vez veo con más inquietud en el mundo, sobre todo el africano y el tercer mundo en general, la deriva a posiciones más integristas en todo y la religión como soporte fundamental de todo lo que es ignorancia e irracionalidad.

 

La creación del Estado Islámico y su mundo de terror está sustentada en una vuelta a principios de la edad media o anteriores en cuanto a la forma de ver y vivir la religión. Sólo les faltan los sacrificios humanos (algo hacen matando en nombre de Dios).

 

Yo no tengo nada contra la religión en la medida en que quede limitada al ámbito privado y personal de cada uno.

Como si para ti lo más sagrado es el macramé o el encaje de bolillos, pues con tu pan te lo comas.

 

Pero cuando sobre principios absurdos e irracionales se pretende gobernar y sojuzgar a las personas y sus derechos más elementales es cuando me cago en Dios y todos sus acólitos.

 

Estos días se está celebrando en la Islas Canarias el Festival Starmus de Ciencia en el que ha participado una de las mentes (que no cuerpos) más brillantes, en física, de las últimas décadas: Stephen Hawking.

 

Puede que no tenga el tirón mediático, ni la presencia física de George Clooney, que acaba de celebrar su boda en Venecia (¡Felicidades George, ya te dije que no podía ir!), que para mí, sin despreciar en absoluto las increíbles capacidades de George, su opinión y su ejemplo son más de admirar (aunque yo soy más de envidiar a George).

 

Y Stephen se despacha en una entrevista: “No hay ningún Dios. Soy ateo”

 

Clavao, como si me hubiera leído el pensamiento.

Lo mismito, lo mismito que yo pienso y siento.

 

En todo caso, aunque lo hubiera o hubiese, que ya digo yo que no, que cada uno se quede con el suyo y Dios con todos. Aunque para mí que el cachondo ya se ha quedado un montón de veces con todos nosotros.

 

Es curioso que la teoría del Big Bang desarrollada por Georges Lamaître fue rechazada durante muchos años por la comunidad científica porque reforzaba la idea religiosa del momento de la Creación. El punto de partida en que Dios podía haber cortado la cinta y apretado el botón “CREACIÓN”.

 

Lamaître era un religioso católico, amén de genial físico, y eso le llevó a ser rechazado, y sus teorías, por muchos de sus colegas.

 

Hay que reconocer a cada uno lo suyo, a César lo que es de César y a Dios lo suyo, o sea TODO.

 

Pero sin entrar en las cuestiones trágicas de cómo se utiliza la religión por los integristas y la terrible deriva del mundo a los horizontes más negros (no sólo en África, que negros somos todos) os quiero ilustrar con cosas que veo por aquí.

 

Os pego fotos de un informe de una Organización gubernamental de Burkina Faso en la que se muestra cómo en 3 años tan sólo, de 2007 a 2010, las tendencias intolerantes van en aumento.

 

 

No sé dónde vamos a llegar, puede que en 3 años más estemos en el 105% de la población

 

Cada vez se tolara menos que los vecinos sean de otra religión, se ha pasado del 12% al 21%

 

Y que los dirigentes tengan sólidas creencias religiosas, aunque carezcan de ética y sigan robando al pueblo

 

 

 

Pasar del 95 al 99% la gente que cree que la religión es un valor ‘cardinal’, es preocupante.

 

Porque es una tendencia, en los años ’60, los años de las independencias africanas, estos valores eran mucho más bajos.

Después asesinaron a todos los líderes izquierdistas que habían hecho la revolución en sus países y se cargó todo el acento sobre la religión y ganar el cielo como compensación por vivir en el infierno en esta tierra.

 

En Burkina Faso se hace a lo bestia.

Se apoya, por parte del Gobierno, todas las confesiones religiosas como si les fuera la vida en ello. Como así es.

 

Y en la prensa te puedes encontrar cosas tan chuscas como un artículo a media página en que un cura te muestras los caminos inescrutables del Señor, que son infinitos y muchos más.

 

Te vas a preparar una ensalada, cortas el tomate y te encuentras la Sagrada Cruz y te quedas con la duda, ¿me la como o la tengo que poner en un altar?

 

¡Qué hostias!, si me como a Dios en la hostia, en misa, por qué no voy a comer el mobiliario en el tomate…


 

¡Guate, aquí hay tomate…!

Lo increíble es que los periodistas lo saquen en un diario de difusión nacional

 

 

U otro religioso católico que ha creado un sistema de SMS para recibir la palabra de Dios, o como él mismo dice: “El teléfono celular nuevo intermediario entre Dios y los hombres”

 

 

 

No hay que despreciar ninguna tecnología para evangelizar, y si se pueden sacar algunas perrillas…

 

 

Incluso abriendo mercado, que también se pueden apuntar los musulmanes, y se les envían mensajes del Ramadán…

 

 

 

En la entrevista no deja el número de Dios y nos quedamos sin la posibilidad de hacerle una llamada perdida.

 

Yo antes no respondía a las llamadas que me aparecían como Desconocido, pero creo que voy a empezar a hacerlo no vaya a ser que se cabree de no contestarle, que Él sabe que estoy oyendo la llamada y se lo podría tomar a mal.

 

Dios, si lees esto (que ya se que sí, que a todo llegas) cámbiame, cuando me llames, el tono de llamada por el Aleluya de Haendel y ya te cojo, ¿vale?, seguimos en contacto

 

 

 

Aquí los mormomes cantando

 

 

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