Había una casa, y en ella ella vivía. La casa tenía solo una ventana, que se abría de par en par, una rendija. Dentro de la cocina, un pequeño frigorífico, dentro del frigorífico, caquis, casquería, caparazones y calendarios. En el interior del cuarto baño, una ducha fría y un radiador encendido noche y día, un cepillo de dientes en pie, gel de baño con sabor a orquídea. Una mesa, otra mesa, once mesas, miles mesas. También una araña, llamada надежда. La telaraña, detrás del televisor, es decir, era el hogar de надежда. También miles de cajas dentro de cajones dentro de armarios dentro de la casa, ella. Aquella casa, descalza, donde era posible comer y tumbados boca abajo, el suelo llena de semillas de frutas y verduras esparcidas por el suelo, y dentro del suelo, la arena de una playa compuesta de arena. Las esquinas, de colores, y en su interior, carreteras. Las paredes, blancas, lisas, completas de aire y sin viento, extendidas. Y un día, en toda aquella casa apareció un dibujo, una creación, el dibujo de una cabeza, una cabeza rosa naranja azul negra que asomaba el cuello. No era una jirafa. No era el dibujo de la cabeza de una jirafa. Era una jirafa, el dibujo de la cabeza de una jirafa que había aparecido y observaba en el interior de la casa, donde ella vivía.
There was a house, and in she (en la casa) she lived. The house had only one window, which opened wide, a crack. Inside the kitchen, a small refrigerator, inside the refrigerator, persimmons (caquis), offal (casquería), shells (caparazones) and calendars. Inside the bathroom, a cold shower and a radiator on night and day, a standing toothbrush, orchid-flavored shower gel. A table, another table, eleven tables, thousands of tables. Also a spider, called надежда. The web, behind the TV, that is, was the home of надежда. Also thousands of boxes (cajas) inside drawers (cajones) inside cabinets inside the house, she. That house, barefoot, where it was possible to eat and lying face down, the floor full of seeds of fruits and vegetables scattered on the floor, and inside the floor, the sand of a beach composed of sand. The corners, colored, and inside, roads. The walls, white, smooth, full of air and windless, extended.
And one day,
all over that house a drawing appeared, a creation, the drawing of a head, a pink orange blue black head sticking out its neck. No body.
It was not a giraffe. It was not the drawing of a giraffe’s head.
It was a giraffe, the drawing of a giraffe’s head that had appeared and was looking inside the house where she lived.
She lives