Doy e imparto clases de vuelo de mirlo. Hay bastante demanda últimamente. Su uve precisa, larga, marrón y negra y gusaraja interesa a muchos estudiantes. Algunos llegan a las lecciones desde vuelos lejanos. De, por ejemplo, cigüeñas, pigargos, rajibuncos, palomas, gorriones o somormujos.
Los alumnos presenciales van con mascarilla. Solo veo sus ojos, y ellos los míos. Estoy atento al momento en el que beben agua o se suenan la nariz. Completamos sus rostros, tabique, labios, barbas.
Observamos.
Por otra parte, los online no llevan mascarillas gracias a las pantallas (como en las películas antiguas y recientes).
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Les digo que ha llegado el momento de asomarse a la ventana y poner en práctica lo aprendido, estén donde estén.
Algunos preguntan antes.
–¿Debemos suponer que el gusano huye?
–¿No es posible un vuelo entre el marrón y el negro?
–¿Qué hacemos si mirla?
–¿Habríamos alguna possibilidad?
–¿No es mirlas?
Muchos vuelven después.
Al final de la clase vamos a la fuente del Retiro a beber, lugar donde los pájaros y aves hacen un cuenco de manos con las patas y bocas.
Zona y caída de prácticas iniciales