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Invitándonos a reflexionar, entre plato y plato de la cena, sobre los límites morales y la libertad del hombre que se refleja tanto en la acción dramática de los personajes como en el público invitado a la mesa. Todos estamos invitados a asistir, pero no olviden que sólo pueden ser doce por cada función.

Metiéndose en la piel tanto de papeles masculinos y femeninos, con una interpretación de gran exigencia física -que incluye acrobacias e incluso escenas de esgrima-, los actores demuestran que el rigor técnico y conceptual no está reñido con el humor y el encuentro con el público.

De esta forma, Antonio Laguna y Zo Brinviyer nos desvelan como el sistema de vigilancia y el control de la sociedad castran el talento y el desarrollo de muchos de sus miembros bajo una normalidad unificada.

—"si existe una dramaturgia del yo, ¿por qué no puede existir una dramaturgia del tú?" (y. i.)

Porque Cabaret Palace está encima de unas salas de ensayo míticas que a una servidora le traen buenos recuerdos. Y ya se sabe, si juntamos nostalgia, alcohol y canciones noventeras, la noche puede acabar muy bien… 

cuando se acaba no quieren alejarse del olor a madera nueva que tienen las gradas las puertas de los baños la tarima que hace de cabina de los técnicos pero hay que salir y decir adiós a la taquillera y al pasar la puerta buscan los ojos de los que también estaban dentro

La única persona con la que no trabajaría ni por todo el oro del mundo es José Luis Moreno. Representa lo peor del empresario español. Ya lo hice una vez y fue muy frustrante.

Creo que aparte del teatro hay tantas cosas por leer, y tan interesantes... Y hay gente que se dedica a viajar a París y a Londres, a husmear por las librerías de turno, a ver qué encuentra...