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Países tontos

 Yo no sé si ustedes conocen el libro El coeficiente de inteligencia y la riqueza de las naciones, obra del doctor Richard Lynn, profesor emérito de Psicología en la Universidad del Ulster, y del doctor Tatu Vanhannen, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad de Tampere, en Finlandia. Causó un pequeño revuelo hace unos años al defender la idea de que los países más ricos son aquellos en los que la población es más inteligente. O, dicho de otra forma, que no es una casualidad que haya países ricos y países pobres, y que la explicación del fenómeno se debe, en gran medida, al coeficiente de inteligencia medio de dichos países.

 

Usted, amable lector, querrá saber inmediatamente cómo de listos (o de tontos) somos los españoles, y en que puesto estamos dentro la clasificación general. Puede tranquilizarse.     Los más listos del mundo son los habitantes de Hong Kong (107 de IC), los surcoreanos (106), los japoneses (105), los taiwaneses (104) y los singapureños (103). A continuación vienen Austria, Alemania e Italia (102), luego Suecia y Suiza (101), a continuación Bélgica, China, Nueva Zelanda y el Reino Unido (100) y después Hungría, Polona y España (99). A mis lectores sin duda les agradará saber que los españoles somos más listos con los australianos, los daneses, los mongoles, los noruegos, ¡los norteamericanos! y, atención, sobre todo, ¡los franceses!, que tienen sólo un 98 de coeficiente de inteligencia. En efecto, queridos lectores, somos más inteligentes que los americanos y que los franceses, que se lo tienen tan creído y se creen el ombligo del mundo, y también más listos que los canadienses, que los finlandeses, que los rusos, que los israelíes, que los irlandeses, que los griegos, y no digamos ya que los brasileños, los mexicanos o los cubanos, que están en la segunda columna.

 

Los quince últimos puestos de la lista, con la excepción de Jamaica, los ocupan países africanos. Los tres últimos son Sierra Leona (64), Etiopía (63) y Guinea Ecuatorial (59). En el mapamundi de los CI, en el que los países con CI más alto están pintados más claros, África aparece casi completamente teñido de negro. Efectivamente, a usted ya se le ha ocurrido una broma de mal gusto. Y es que la clasificación de Lynn y de Vanhannen tiene un primer efecto sobre los lectores: que es prácticamente imposible recorrerla y no convertirse, aunque sea durante unos minutos, en un racista.

 

Siempre me ha sorprendido que se mida con tanto ahínco la inteligencia de las personas y no otros parámetros tales como el ingenio, la generosidad, la bondad o la imaginación. ¿Qué significa exactamente “inteligencia”? ¿Saber resolver con rapidez problemas matemáticos? ¿Por qué es eso tan importante? Supongamos que hacemos un estudio del CCC, Coeficiente de Comunicación Corporal, que mida el sentido del ritmo de las personas así como la capacidad de gozar físicamente, de aceptar el propio cuerpo y de expresar sentimientos mediante el cuerpo. Seguramente los países que están a la cabeza de la lista de Lynn y de Vanhannen quedarían en la cola, y viceversa. Se me dirá que la inteligencia es más importante que estar a gusto con el propio cuerpo y ser capaz de usarlo para bailar y expresar los sentimientos. Claro que esto es sólo un punto de vista.

 

Y ¿qué me dicen de la bondad? ¿Cuáles serían los ciudadanos más bondadosos del mundo, los más generosos, los más pacíficos, los más tolerantes? En este caso me dirán que la bondad, al contrario que la inteligencia, no se puede medir.

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