Artículo escrito por Adrián Espallargas
El Banco Central Europeo (BCE) ha aprobado una serie de medidas para que las entidades financieras presten más dinero a los consumidores con el fin de estimular la economía y de aumentar la masa monetaria, es decir, la cantidad de euros en circulación.
Las principales razones son tres:
1. Desempleo en torno al 12 % en la zona euro, un porcentaje considerado muy alto y alarmante en las economías de Portugal, España y Grecia. Hay que fomentar el crecimiento económico para que baje el desempleo.
2. Peligro de deflación. La inflación fue del 0,7 % en abril y en mayo cayó al 0,5 %. Estos porcentajes están por debajo del objetivo del 2 % del BCE. Entrar en un proceso deflacionario es peligroso porque mata la actividad económica.
3. El crecimiento en la eurozona -18 países de la UE- es lento. La economía creció sólo un 0,2 % entre octubre y diciembre.
Así que la institución dirigida por Mario Draghi ha decidido dar un paso al frente para intentar solucionar estos tres problemas con varias políticas económicas entre las que sobresalen tres.
¿Qué ha aprobado el BCE?
1. Reducir el interés que le cobra a los bancos por créditos a corto plazo. El BCE prestará dinero casi regalado (un bajísimo 0,15 %) a las entidades bancarias para que estos concedan créditos a la «economía real», es decir, familias y empresas. La teoría es que esta medida hará qué los bancos pidan más dinero al banco central y prestarán a las personas a un interés más bajo, lo que a su vez aumentará el número de euros en circulación.
2. Reducir el tipo de interés que cobra el BCE a los bancos por depositar dinero en el banco central. Las entidades financieras tienen depositadas grandes cantidades de dinero en el BCE. Pero a partir del 11 de junio les impondrá una tasa del -0,1 % por esos depósitos. Es decir, el regulador quiere que los bancos saquen el dinero que tienen guardado en el BCE y lo muevan. Sino tendrán que pagar un 0,1 % por tenerlo en el banco central.
Esta ha sido la gran sorpresa de las medidas anunciadas por Draghi, ya que se trata de la primera vez que uno de los grandes bancos centrales adopta una medida similar. Existe grandes dudas entre los economistas sobre si esta iniciativa funcionará o no.
3. Crédito a largo plazo (cuatro años) de 400.000 millones de euros a las entidades financieras condicionados a que los bancos presten a las empresas y los hogares. La intención es que el crédito llegue a las PYMES para que puedan crecer, contratar empleados, pagar deudas, evitar un posible cierre, etc. Quedan excluidos los préstamos hipotecarios para evitar que se reavive la burbuja inmobiliaria.
¿Que se quiere conseguir?
El BCE quiere que gastemos; que se concedan préstamos; que la gente consuma; que las empresas aumenten su producción; que contraten; que estos trabajadores gasten…y que «gire la rueda».
Se espera que crezca la inflación y que se sitúe cerca del 2 %, lo que al regulador le gustaría conseguir. Uno de los factores que pesan en la amenaza de deflación es el alto paro en algunos países de la eurozona, lo que presiona los salarios a la baja y provoca que la gente consuma menos y, por ende, que los precios bajen.
Por otro lado, se espera un aumento del número de billetes en circulación, lo que en teoría aumentará la inflación y que, además, puede hacer a los exportadores de la UE más competitivos al reducirse el precio del euro frente a otras divisas. De esta manera los productos comunitarios serán más baratos en el extranjero. Aumentar las exportaciones es también una forma de aumentar el PIB.
¿Funcionaran estas medidas?
Esta es la gran pregunta entre los economistas. Una cosa parece estar clara: «No es la panacea».
Los bancos centrales no pueden arreglar solos la economía. Necesitan también de la colaboración de las entidades financieras, de los Gobiernos y de las personas. Es un paso valiente para intentar estimular la economía en la zona euro, pero no la solución.
Los economistas se muestran cautos frente a la iniciativa más novedosa, la de introducir intereses negativos a los depósitos del BCE. Hay poca experiencia con este tipo de prácticas y es difícil saber qué ocurrirá. El economista Sala i Marti cree que es posible que los bancos saquen sus depósitos del BCE y que los guarden en sus propias entidades, por lo que no lo prestarán a los consumidores.
El programa de 400.000 millones de euros es una buena oportunidad para que el crédito fluya. No obstante, como señala AP, los bancos europeos no están prestando dinero no por que los intereses sean altos, sino porque tienen poca confianza a la hora de dar créditos. La crisis de 2008 está aún muy presente y los bancos temen que las entidades todavía guarden muchos activos tóxicos.
Así que es de esperar que los bancos continúen en su empeño por prestar lo mínimo posible, aunque la medida puede ser un caramelo apetecible para las entidades financieras y no hay duda de que hay posibilidades de que aumente el crédito.
El compromiso de Draghi por evitar la deflación y hacer que la economía crezca es fuerte y llega tras unas elecciones europeas en las que el euroescepticismo salió como el gran vencedor. En la rueda de prensa en la que presentó estas políticas, Draghi matizó que la entidad monetaria «no ha terminado con estas medidas» y que actuará de nuevo si es necesario.
«¿Hemos terminado? La respuesta es no. No hemos acabado», sentenció el presidente.