Sin embargo en España ha sido ignorado y poco reconocido. Se dan Premios de príncipe de Asturias, ahora princesa, a numerosas personas de otros países y sin embargo ignoramos a las grandes personas de nuestro país que realizan o han realizado grandes obras en defensa de la vida. Pedro Casaldáliga ha sido otro de los grandes olvidados de nuestra sociedad española pero ha tenido la fortuna y el honor que ser querido por miles de personas en la Amazonía.
En 1970 fue nombrado obispo titular de Sao Félix do Araguaia y el mismo día publicó un extenso documento donde se analizaba detalladamente cada uno de los casos de maltrato y violación de los derechos humanos apuntando a los responsables y causas titulado: “Una iglesia de la Amazonía en conflicto con el latifundio y la marginación social”. Famoso documento que le creó muchos enemigos y desde ese momento ha sido el punto de mira de muchos sicarios, salvándose de varios atentados e incluso teniendo que estar desaparecido durante un mes. Pero no rectificó ninguna coma a pesar de la Dictadura de Brasil y sus amenazas constantes de muerte.
Cuando se tenía que trasladar por razón de su cargo a la capital, lo hacía en autobús que tardaba tres días de viaje y que era el transporte “de su gente”. Cuantas lecciones ha dado a la mayoría de los obispos del mundo que además de su séquito y sus coches disponibles para ellos y privilegios, disponen de amplias casas y cuando se jubilan como el obispo Rouco Varela se traslada del Palacio Obispal a un piso de 400 metros. La casita de Pedro donde vivía aún siendo Obispo era muy pequeña y siempre estaba abierta para dar cobijo a cualquier persona que lo necesitara. Cuanto tiene que cambiar la iglesia en su conjunto para llegar a la humildad de Pedro como seguidor e impulsor de la Teología de la Liberación.
¿No se le cayó la cara de vergüenza a Juan Pablo II hacerle viajar de tan lejos y con tantos gastos? Si al menos hubiera aprendido de su humildad, de su trabajo, de su apostolado. Pero no tuvo la dignidad y la fe de dejarlo todo y seguir a Pedro como en el evangelio.
Además de ponerse al lado de los campesinos sin tierra, Pedro fundó varias Organizaciones Indígenas para que lucharan por sus derechos. Se unió con los Xavantes de Marawatsédé, los Tapirapés y los Carajas enfrentándose a los latifundistas y paramilitares. Escribió más de 50 obras en prosa y en versos. Su legado literario estaba siempre dirigido a los suyos, con llamamientos serios hacia los responsables de tanto dolor. Sus palabras se clavan en el corazón de quien lo lee y muestra la otra cara de Pedro, el gran comunicador de la esperanza teñida de su fe. Su lema como escribe Tom C. Avendaño desde Sau Paulo en los medios digitales era: “No poseer nada, no llevar nada, no pedir nada, no callar nada y de paso no matar nada”. Versos que mostraban su vida y su entrega al pobre.
Ha muerto a los 92 años de su “hermano parkinson”, como él llamaba a su enfermedad, en Sau Paulo y ha sido enterrado como él quería, bajo un árbol a la orilla del río Araguaia de San Félix. La entrega de su vida por los demás, ha sido todo un ejemplo y una lección sin medida para la iglesia estancada en jerarquías y un Vaticano sumido en la ignorancia de la pobreza de las enseñanzas de Jesús. Personas como las de Pedro hacen que la fe cristiana se propague entre los más necesitados con el ejemplo de su humildad y entrega, en contraste con la mayoría de los obispos y jerarquía eclesiástica que viven con los ojos cerrados a sus predicaciones, con el apoyo frecuente a los gobiernos corruptos y dictadores, con un enjambre de cientos de sacerdotes y obispos que viven en el hormiguero del Vaticano.
Es cierto que hay aún sacerdotes como Pedro que trabajan en sus parroquias dando su vida y amor en una sociedad cada vez más necesitada no solo en las selvas, sino también en las colmenas de las ciudades llamadas civilizadas. Pero como la vida de Pedro, las suyas también son olvidadas por la propia jerarquía eclesiástica.
Puede que Pedro haya perdido la batalla contra el terrateniente que aún sigue violando los derechos humanos de los pueblos indígenas y comunidades campesinas sin tierra. Puede que la Soja en el Mato Grosso del Amazonas haya proliferado a punta de pistola y muerte. Puede que la selva talada sea un símbolo de haber sido derrotado y la lucha que tantos años Pedro ha combatido con la palabra no haya servido para cambiar muchas cosas. De todos es sabido que el plomo de las balas mata a la paloma de paz. Pero de lo que no hay duda, es que ha dejado una luz de esperanza en la vida de los más necesitados. Un faro en la selva amazónica de ilusión, de la lucha por los derechos humanos y de la propia Tierra.
Pedro Pozas Terrados
Biografía: algunos datos consultados en:
.- Pedro Casaldáliga: 90 años de vida. 50 del obispo del pueblo”, por Tom C. Avendaño.
.- “Adiós a Don Pedro Casaldáliga, enterrado bajo un árbol a la orilla del río Araguaia”, por Salvador Martí i Puig.
.- “Pedro Casaldáliga: amigo de Dios y defensor del pueblo (I)”, por Juan José Tamayo.