–Oye, Pincho.
–¿Qué, papito?
–Ya es de noche y yo soy el que va a las estrellas contigo desde aquí. Y antes de dormir te voy a contar una aventura maravillosa que me ocurrió en los espacios siderales antes de conocerte.
–Cuenta, papi, cuenta.
–Iba en mi astronave sideral cuando de pronto vi a lo lejos una cosa roja que brillaba en el cielo y me dirigí hacia ella. Y cuando me acerqué a la cosa rojita, ¿sabes lo que era?, Pincho.
–No no, ¿qué era?
–La nube de tomate, naturalmente. ¿Tú has estado en la nube de tomate?
–No.
–¿Quieres que te lleve alguna vez?
–Sí sí.
–Y desde la nube de tomate, ¿a qué nube quieres que vayamos los dos?
–A la nube de…
–de…
–A la nube de queso.
–Y daremos vueltas juntos.
–En bicis.
–Y en trineos.
–O en patines.
–Y en la nube de queso, Pincho, ¿de qué son las camitas?
–También de queso.
–¿Vas a dormir en una cama de queso?
–No no, porque la cama de queso se deshace y se cae.
–Pero esta es de un queso muy fuerte y duro. Ya he hablado con él.
–Me gusta.
–Pues dale un beso a papá y hasta mañana.
–Hasta mañana, papá.
*
Hace años fui a veros, os dejé dos bellotas unidas.
Mortal y rosa es uno de los libros que más me ha impresionado.
Ayer vi el documental Anatomía de un dandy.
Os dejo esta canción
de una gota de lluvia
que cae
cuando empiezan a caer más.
*
Y esta otra
de un padre y su hijo
*
Adiós, adéu.