selección de poemas
de Tal Nitzán
Traducciones del hebreo:
Florinda F. Goldberg, Gerardo Lewin, Adam Gai y la autora.
*
Ya conoces el camino
llano e inocente de ida
empinado y sinuoso de vuelta
y sin embargo te llevaste allí de la mano
y cruzaste el umbral de la casa donde
los sonidos de gorriones y lluvia no pueden penetrar,
donde cada mañana, ya sabes,
cavarás tu camino de regreso a ti
en un derrumbe de rocas
y vagarás entre las habitaciones rastreando
el gemido débil o la callada
de la bebé transparente, siempre
la misma, diminuta, que tú
no has olvidado y no has
privado y sólo tú
puedes salvar.
(T. N)
*
Una breve historia
Ya no hay quien recuerde entre nosotros
cuánto tiempo estamos esperando
una blanca ola ciega que arrase con eso
cuya mera memoria basta
para oprimir el pecho en la mañana,
la tráquea en la noche
porque los enjambres de hormigas expulsados
vuelven a ennegrecer nuestras casas,
y el agua hirviente salta de las tazas de porcelana
a nuestras caras
y cuchillos hartos de la carne de fresas
buscan nuestros dedos.
Cuándo se calmarán los pedazos de papel
que revolotean por el aire, bajarán al polvo
los trozos del hechizo inútil?
Lo que sonaba a lluvia eran escombros
apilándose en un montón.
Lo que sonaba a llanto era llanto.
Hace ya tiempo que necesitamos un nuevo desastre
que arrase con los restos de nuestro desastre.
(T. N)
*
De los confines de la ciudad sale un camino
y al cabo del camino hay un bosque
y a la orilla del bosque hay una cerca
y detrás de la cerca hay una cabaña
Si viviera la niña en la cabaña
que está detrás de la cerca
a la orilla del bosque
al cabo del camino
que sale de los confines de la ciudad
¿estaría aún más sola?
(T. N)
*
(Nana)
Imagínate, cada vez
que cierras los ojos
eres olvidada.
Imagínate, cada vez
que te duermes, cándida como un niño,
eres olvidada por algún alma.
Imagínate, cada vez
que te duermes sin duda sin miedo
sin guardia, eres olvidada por esa alma
en la cual quisiste ser recordada.
(T. N)
*
La que nació sin lengua materna
caminará toda su vida
en su propio rastro
Su sótano se exhibirá sobre su cabeza
su casa no sabrá
que es su casa
A veces un pájaro muerto
se deslizará bajo su pie
fingiéndose tentadora hoja de otoño
el caramelo de otrora se disuelve sobre su lengua
al clavo oxidado sigue incrustado en su garganta
La que nació sin lengua materna
ya nunca soltará su lengua de niña.
(T. N)
El punto de la ternura
… at the hour when we are
trembling with tenderness
lips that would kiss
form prayers to broken stone.
T. S. Eliot
Aquí reside la ternura.
Aun si al corazón, en su mutismo,
se lo tragó la ciudad como a una piedra,
debes saber: éste es el punto de la ternura.
Dame tu mano en el mundo.
Vi a una madre hablándole rencorosa a su hijo,
asolándolo con palabras;
vi plegarse un edificio hasta el polvo,
con lentitud, un piso dentro de otro.
Cuánto debemos apiadarnos,
cuánto apaciguar.
Cuando se cierra la noche
sobre una nuca no besada
ya no hay remedio:
todo ahogo
en cada garganta,
tiene sólo una cura,
Mira, simplemente, éste es el punto.
(G. L.)
*
Posibilidades
– Supongamos que estás acostado sobre un lado mucho tiempo, ya es casi noviembre y todavía estás sobre el mismo lado, la mejilla ya te duele, la oreja te duele también, tu cuello está torcido, tus costillas aplastadas y todo tu cuerpo grita “basta”.
– Me tornaré al otro lado.
– Supongamos que no tienes otro lado.
(T. N.)
*
Mira
No es un banco verde en la habitación de los niños
es un cocodrilo
No es un cocodrilo
es el futuro:
he aquí el lento giro de sus ojos
el terrible chasqueo de sus mandíbulas
Pero, ¿dónde están los niños?
No es la habitación de los niños
es la habitación de la niñez
Mírate a ti parada en ella
con tu vestidito y tu boquita sellada
y todo tu cocodrilo por delante.
(T. N.)
*
Ministra de la soledad
Del cuestionario a la candidata:
¿Te cantas a ti misma en una voz pequeña?
¿Lo bastante pequeña como para silenciar el tumulto del mundo?
Es el tiempo para ti
a. ¿Un ejército de idénticos mercenarios?
b. ¿Un camisón que se estrecha día a día?
c. ¿Un espacio hecho de sombras en el que tú giras invisible?
d. ¿Burbujas grisáceas enviadas una a una desde una fuente oculta?
¿Conoces* la esencia de la soledad,
la soledad dentro de la soledad,
la piedra de los solos?
*conocer significa que la has palpado,
que podrías describir su peso y su color,
su dureza.
¿Ocurre que el espejo
se torna ventana ante tus ojos,
mostrando eterno invierno?
Describe, para concluir,
en qué se parece tu soledad a una mariposa nocturna
y en qué difiere.
(T. N.)
[En 2018 la primera ministra del Reino Unido nombró una ministra de la soledad, para encarar la “peste invisible” que agrede a millones en el reino]
En los tiempos del cólera
Estamos frente a frente,
de espaldas a las desgracias del mundo.
Tras los ojos cerrados
y las cortinas corridas
azotan de repente
el siroco y la guerra.
El siroco se calmará antes,
la leve brisa
no revivirá a los muchachos baleados,
no enfriará
la furia de los vivos
El incendio
aunque demore ha de llegar,
“Hará falta tanta agua” etc.,
nuestros brazos no alcanzan más allá
de nuestro cuerpo:
somos una masa azuzada
a aferrarnos y mordernos,
amurallarnos en la cama
mientras arriba, en el ozono,
se abre una sonrisa burlona.
(F. F. G.)
*
Sosiego
No hay cosa más callada
que los golpes que descienden sobre otros,
ni menor amenaza
al reposo del alma satisfecha.
Muda la derrota en sus ojos,
sus brazos
caídos en silencio.
Qué agradable placidez.
Salvo un sonido sutil, penetrante,
molesto sobre todo en las mañanas
pero fácil de acallar
con el tranquilizante crujido de las hojas del diario.
Antes de cubrirse de escombros
quedarán sepultados bajo la sección espectáculos,
la taza de café a medias,
un portazo
en nuestra casa
que está en pie.
(F. F. G.)
*
Nana mutilada
La bebé que lleva mi nombre cumple hoy un mes y dos días
y sin saber que ha nacido al infierno frunce la naricita
y aprieta los puños como hacen los bebés dondequiera.
Sus cuatro kilos y la torta que no preparó su abuelo
pesan en mi corazón.
Si le mando un osito de peluche, se hundirá como piedra.
La aleta filosa traza sus círculos. Subo,
mi pie en cubierta, susto y vergüenza cubren mi cara.
Mi bebita ha quedado atrás.
A Tal Ashraf Abu Jattab, nacida en Gaza en 1.5.2010
(T. N.)
*
Jan Yunis
El gato será castigado y echado al balcón,
El rasguño en la mano de mi niño será besado,
pero tu hijito conoce pesadillas
que un beso no puede borrar.
¡Orgullo de la familia! Con sólo dos añitos
ya sabe gritarle a su mamá que se agache
cuando vuelan las balas dentro de la casa.
«Si entra el viento, cierra la ventana
y ve a acostarte en la cama»,
citas, pero nuestras balas eficaces
atraviesan puertas, paredes,
cristales. El cartel desplegado en el que,
cándido, advertiste:
שימו לב! כאן גרות משפחות!
!ﺎﻨھ ﻦﻜﺴﺗ تﻼﺋﺎﻋ! اﻮﮭﺒﺘﻧإ
Attention! Families live here!
se mece ahora al viento
y desde las calderas perforadas
corre el agua
por las mejillas de la casa.
(T. N.)
* Jan Yunis – ciudad en la franja de Gaza.
*
Pozos
Nuestras manos no volcaron el agua
nuestras manos no bombardearon las piletas
nuestras manos no agujerearon la tubería
no destruyeron las reservas
las plantas de purificación no
vaciaron los pozos
Y ante la niña
que baja los escalones fantasmas
huérfanos de la casa
que no nosotros demolimos
agarrando al hermanito con una mano
y con la otra un recipiente de plástico vacío
para llenarlo en el sitio de distribución
a 4$ el cubo
nuestra garganta no se abrasa
de una sed ardiente más de toda sed.
*Deuteronomio 21, 7: «y protestarán y dirán: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto».
**Poema escrito en reacción a la exposición “Gaza, agua milagro” del fotógrafo Massimo Berruti.
(A. G.)
Carro con yegua
“Colchones,
tanques de agua bajados del techo,
ropa,
frazadas, puertas y ventanas arrancadas de sus goznes,
partes de armarios,
camas desarmadas,
cuadernos y libros escolares,
planchas de lata y de asbesto,
cochecitos de bebé,
heladeras
y garrafas de gas.
Veían las mujeres sentadas a la entrada de la casa
cómo el carro se iba rodando hacia el norte,
a los barrios alejados de las excavadoras.”
Rafah, Franja de Gaza.
*El poema cita un artículo de Amira Hass acerca de la demolición de casas palestinas por el ejército israelí, publicado en el diario Haaretz, el 17 de mayo de 2004.
**El título es el de una canción hebrea de los años 40.
(A. G.)
*
Ibrahim
Un viento ardiente lame la piel del niño
el niño delgado tendido debajo del árbol
debajo del único árbol
Arrugadas están las lonas de cartón y de lata
Encogido el nailon que yace torcido
Hueso roto parece el tubo
resaltando de un corte en el alambre
Cara abajo está echado el conejito rosado
Desgarrado el colchón no rescatado a tiempo
Las piedras alrededor contemplan en silencio
La belleza del mundo fluye hacia atrás.
Con voz calcinada
vela el perro por lo ausente
por la casa vuelta herida
Lentamente levantase el polvo
borrando una por una
todas las palabras en la garganta.
La belleza del mundo fluye hacia atrás.
Suavemente sube y baja
el pecho del niño
debajo del único árbol.
En mi sueño abrí un grifo y nada más que cenizas
En mi sueño abrí un grifo y nada más que arena
En mi sueño abrí un grifo y nada más que alquitrán
En mi sueño abrí un grifo y nada más que sangre.
Ruinas del pueblo Palestino Fasail, Valle del Jordán, agosto de 2016.
(T. N.)
*
El blanco
Cerraron el ojo que no apunta
y contemplaron el blanco,
eligieron un punto como objetivo
y ajustaron la mirilla en el centro de enfoque
con todas miras calibradas
y ajustada la puntería,
dispararon.
Aun así, erraron.
A pesar de haber matado a Muhamad El Jaik, de 24 años,
de haber herido malamente a su padre Abdala, de 64 años,
todo “según los requerimientos y de acuerdo a las normas”,
no le acertaron a Maisún El Jaik,
no le ocasionaron sino una leve herida
a pesar de su abultado vientre
que constituía justamente un blanco perfecto
(acaso no la habían desnudado antes en el puesto de control
para comprobar si el vientre era real
y las contracciones verdaderas,
antes de que se les ocurriera efectuar
un “procedimiento de detención a sospechosos”)
ni acertaron con su hija embrionaria
para enviarla al otro mundo
antes de que llegue a éste
—se descuidaron, tal vez, con la puntería—
aunque lograron una continuidad inseparable
entre el cumpleaños de la niña y el entierro del padre
para así darle un nuevo sentido al presagio
“parirás con dolor a tus hijos”
—¡ni la más devota madre sentirá tal dolor! —
a partir del momento en que cesaron los disparos
y Maisún llamó a Muhamad y el terror
o el dolor lacerante de las contracciones
deformaron su voz
(“respire profundo, lentamente,
trate de hallar la postura que le resulte más cómoda,
piense en algo alegre, agradable,
pídale a su pareja atenuar las luces,
poner la música que a usted le gusta,
masajearle suavemente la espalda”)
y él, de pronto, ya no contestaba,
pues quien no ha visto la imagen de Maisún
con sus manos revoloteando por sobre
su rosada, pacífica e inocente hija
(como todo recién nacido),
pero si tuvo la suerte
de poder parirla en la cama del hospital
y no en cuclillas como sus hermanas que la precedieron
como bestias salvajes ante los ojos de los soldados
ni marchando luego diez kilómetros
sangrando,
con el hijo muerto como una ofrenda
en sus manos extendidas
quien no abrió el ojo que no apunta
y vio el rostro de Maisún El Jaik,
no vio jamás a una mujer parir con dolor
en toda su vida.
(G. L.)
*
D. golpeó su cabeza contra la piedra
porque a las tres de la mañana
fue arrancada de su sueño
maniatada
D. golpeó su cabeza contra la piedra
porque soldaron la puerta
porque desencajaron la manilla
porque no había puerta
D. golpeó su cabeza contra la piedra
y recibió tres dones
y un grano de arroz envenenado
suficiente para muchos días
D. golpeó su cabeza contra la piedra
porque el carcelero sólo sabía dar
una sola respuesta, porque ella no sabía
que dentro de la piedra había otra piedra
(T. N.)
*
Cuatro chicos, tal vez cinco, zarandean un automóvil,
sus rostros deformados por el goce de destrucción.
Bajo sus ruedas se ahonda un abismo.
Dentro del automóvil está tu hijo.
El automóvil se inclina.
Desolación en torno, desolación
en ti y sin intentarlo, ya sabes,
ninguna voz irrumpirá de tu garganta.
Qué harás.
Cuatro chicos, tal vez cinco, zarandean un automóvil,
bajo sus ruedas se ahonda el abismo.
El joven en el automóvil no es tu hijo.
Tu hijo está afuera con ellos,
su rostro deformado por el goce de destrucción.
Qué harás.
(A. G.)
*
Cada vez que me es posible salir
me dedico a mirar las nubes
porque su color no tiene un nombre que debería recordar
porque no les importa quien comete qué cosa ahí abajo
porque me hacen inclinar la cabeza hacia atrás
y acarician mis sienes con sus bordes
porque se desprenden de sí mismas y una de otra
sin dolor ni culpa
porque no respetan sus propios límites
ni la ficción del cielo
porque no se puede mirar la misma nube dos veces
por tanto
miro las nubes
cada vez que se me permite salir
al patio del gran, gran instituto
que se extiende, según dicen,
hasta los confines de la tierra.
(T. N.)
(Tal Nitzán_fotografía de Gadi Dagon)
Tal Nitzán es poeta, narradora, traductora y editora israelí. Nació en Jaffa, Israel, de padres oriundos de Argentina. Residió en Buenos Aires, Bogotá y Nueva York, y actualmente vive en Tel Aviv.
Nitzán ha publicado siete poemarios, dos novelas, una colección de cuentos, y seis libros para niños. Ha compilado dos antologías de poesía hispanoamericana y una de poesía hebrea protestando la ocupación de Palestina (Con cincel de hierro, publicada también en los Estados Unidos, en Francia, y en España), y adaptó versiones de Don Quijote y de las obras de Shakespeare para lectores juveniles.
Sus poemas han sido traducidos a más de veinte idiomas, y catorce recopilaciones de su poesía se han publicado en francés, inglés, italiano, alemán, lituano, portugués y español.
Con más de ochenta obras traducidas, la mayoría del español, Tal Nitzán es la mayor traductora de literatura hispana al hebreo. Entre los autores de lengua española que ha traducido constan Cervantes, Machado, García Lorca, Vallejo, Neruda, Borges, Paz, Pizarnik, Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa, Hierro, Onetti, Fuentes y Bolaño.
Como poeta, ha sido reconocida con los premios Mujeres Escritoras, Nuevos poetas, Primera Obra, Obra presentada anónimamente, Premio poesía de la asociación de editoriales, premio del Primer Ministro y premios de la Universidad Hebrea y de la Universidad Bar-Ilán. Como traductora, ha merecido el premio de la Creatividad en Traducción del ministerio de cultura (en dos ocasiones), el premio Tchernijovsky para excelencia en traducción y la Medalla de Honor de la Presidencia de Chile, por sus versiones de Neruda.
· página web de la autora: https://talnitzanpoet.wordpress.com
· fotografía de portada: Itzik Canetti
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