¿De qué nos asombramos?
De lo que vemos
de lo que deseamos
ansiosos de volar
donde un cóndor
que sabe enhebrar
corrientes de aire frío
y nubes que como una tajamar
desfilan ante nuestro rostro
como un filo
azul cobalto
sobre todo ahora
que la noche se ha adueñado
de nuestros resortes
el coraje que teníamos
para decir no
para renunciar a este vértigo
sin el que ya no sabemos morir.
La calle de José
sinuosa
se bifurca en este balcón
entre el plomo ardiente
y el miedo al extravío.
No es fácil descender
desprenderse de las alas
lo que hemos querido
en qué nos hemos convertido
en estos nidos
tan alejados
de las voces
y los gritos.
Aquí el aire es gélido
cristal de roca
casi irrespirable
demasiado lejos
de la calle de José
y de las espaldas aplastadas
por el peso de la historia
para que recordemos
de dónde venimos
cuál es el verdadero sentido
de la vida.
Por qué hacemos lo que hacemos.
Escribe Chantal Maillard
que en quien compadece
“no hay,
no ha de haber
ni un ápice de tristeza”.
No se ve desde aquí.
Los rostros han sido
minuciosamente borrados
por la policía política.
No hay pasos
ni códigos postales
jacintos, zaguanes, fuentes…
Y si llueve
ese repiqueteo
será como el de tu ataúd,
demasiado lejos
de la infancia
y de la tierra.
Estacas
cuñas
miríadas de sombras
que no quieren ser espectros.
No los compadezcas.
Compadécete de ti.
Distrito a distrito
han considerado su tiempo
se han esmerado
han construido una ciudad amurallada
altísima
para que ni Dios
ni sus antepasados
sean necesarios.
La calle de José se bifurca
entre la codicia
y la desdicha
entre la renuncia
y las luces rojas de un cenador social
entre el deseo sin labios
y el silencio.
Yo elijo otro camino
que no pasa por Hong Kong.
Pero tampoco
por un desfiladero
como las Termópilas
del que cuelgan los despojos
de lo que íbamos a ser
y ya seremos para siempre.
Lápidas para los ángeles del cielo.
(Con mi agradecimiento a Adam Zagajewski.
La fotografía fue publicada en la edición internacional del New York Times del fin de semana del 23 y 24 de marzo de este año, obra de Dale de la Rey / Agence France Presse / Getty Images).