Dice el Eclesiastés que hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo, tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar, tiempo para arrancar lo plantado. Si tal como dice el Eclesiastés, hay un tiempo para cada cosa, también hay un tiempo para viajar en el tiempo, para andar y deshacer lo andado, para cuestionarse aquello que pocos quisieron cuestionarse. Porque si hubo un tiempo para la Biblia, el libro de los libros, biblioteca sagrada en la Historia de la Religión cristiana, también hay un tiempo para la Biblia Bastarda, para el Códice Sinaítico, para el Aleph, para el Tav, para los libros que esconden otros libros, otras muchas verdades. Si hay un tiempo para los libros, tiene que haber un tiempo para otra verdad destronada, para un Alfa y Omega oculto. Siempre habrá un tiempo para revivir historias de espinonaje, siempre habrá espacio para rememorar intensos amores prohibidos, siempre habrá memoria para muchas personas que hicieron historia en medio de una Europa agitada, en medio de una España republicana, en medio del caos silenciado. Siempre habrá espaldarazos de relucientes verdades en investigaciones suscitadas por la curiosidad del hombre, por el anhelo de querer saber más, con el fin de pretender ir más allá de lo que nos cuentan.
Emilio Ruiz, el periodista de La Voz; Carrerilla, un Oliver Twist del barrio de Las Latas de Madrid; María, la bibliotecaria; Von Tischendorf, el investigador; Gisbert, un amigo policía, y Catalina, la gran amante de un importante zar. Viajes al monasterio ortodoxo de Santa Catalina, a El Cairo, a París, a San Petersburgo, al alma de España, en Madrid. Una novela escrita por dos autores, hermanos y periodistas, Mario y Fernando Tascón, que se estrenan con una novela que encierra muchas otras novelas en su interior. Periodismo, Historia, personajes con los que identificarse, pensamientos críticos, filosofía y episodios divertidos forman parte de La Biblia Bastarda, una obra bien narrada, con fondo y forma. Una novela para leer entre viajes, entre reencuentros, entre noches estrelladas. Entonces la Biblia se hace libro, pero con otro nombre y otros autores, la Biblia pasa a transformarse de pasajes y parábolas a capítulos salteados en el tiempo y en el espacio, con personajes que van encajando en un inmenso puzzle, el del Códex Sinaíticus, uno de los libros más importantes y más antiguos de la Historia de la Humanidad.