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Mientras tantoPost fiesta, el  Dios de siempre y basura a tutiplén

Post fiesta, el  Dios de siempre y basura a tutiplén


Pero basura física, la que se ve, se toca y se huele, y la metafísica, la que se palpa a veces en el aire. Pues ha ocurrido que he puesto pie en Malabo por enésima vez y he encontrado que las cosas no están bien. Pero esta vez como si planearan nubes maliciosas sobre el país. O sea, que la cosa va a ir a peor. Como en medio ha habido pandemia y muchos se fueron, además de que algunas empresas del sector del petróleo se fueron porque encontraron que lo disponible ya no era rentable, los que se quedaron sin trabajo se entregaron al crimen, directamente.

Bueno, este artículo saldrá como se leerá porque el mismo día en que me bajé del avión vacío que me trajo me encontré con el adulador personal de Obiang que lleva el título honorífico de Primer Ministro. Rodeado de fuerzas llamativamente armadas, el señor estaba en la calle Tres de Agosto dando órdenes de cómo adecentar la ciudad. Entre él y la alcaldesa han declarado la guerra al chabolismo, y a aquella hora estaba urgiendo a ciertos comerciantes a que eligieran otras puertas para sus comercios, que lo que había daba a la ciudad un aire de atraso que no le convenía. Pero el famoso bailarín y cantarín estaba haciendo aquello en una calle importante de la ciudad en la que corrían aguas residuales. Sí, caca. Y me acordé de Masie Me Nguema Biyogo. En todo su mandato vitalicio la ciudad flotaba en la mierda y nos hacía ver que nuestra «revolución» era avanzadísima. Entonces el esfuerzo del bailarín en jefe está participando en el juego de la demagogia y cinismo, porque la caca corriente es muchísimo más peligrosa que el hecho de que un comerciante de Malí tenga su garito protegido por un tipo concreto de reja.

Fue nada más poner el pie en la húmeda pista que supe que la ciudadanía estaba profundamente preocupada por la delincuencia juvenil y adulta, grupos entrambos que, armados de machetes, siembran el terror en los barrios, precisamente la causa de que los comerciantes reforzaran su negocio con verjas «ofuscantes» y afeadoras, algo que no es del agrado del compañero de Obiang que ejerce de… Bueno, Obiang es Jefe del Estado y de Gobierno, así que el puesto del bailarín es para que haya un señor que se manche de las aguas de caca que hay en todo el país y se justifique la general jodienda que sufren los que todavía no se han armado de machete, pero que creen en Dios. Pues resulta que el alto funcionario del que estamos hablando ha declarado su cruzada contra las fachadas actuales de los negocios porque cree que el país es bastante seguro. Como se suele decir que piensa mal y acertarás, podemos concluir este apartado diciendo que los malos hombres macheteadores están siendo animados por gente del régimen para justificar la instalación de sus empresas de seguridad privada. Imaginen la ociosidad en la que deben estar los efectivos de la Policía Nacional, además de la pequeñez de las ciudades guineanas, para que cualquiera justifique la existencia de efectivos de seguridad privada. ¿Es una broma o no lo es?

Nadie piensa en esto y en otros asuntos de su comunidad. Todo el resto, pequeños comerciantes de distintos países y el grueso de guineanos que viven o malviven robando en los ministerios, cree que se merece la vida eterna. Y en la discusión de este asunto de miles de personas que tienen entre ceja y ceja el gozar de la vida eterna hay una foto que nos ahorraría miles de palabras. Ocurrió que como estamos en días pascuales, desde la parroquia de San Fernando el jefe religioso correspondiente organizó una procesión por algunas calles del barrio. La imagen que captamos es de la comitiva doblando una calle, en cuya esquina, donde tenían que tomarla, había un montón de basura de todo tipo, rebasando varios contenedores ahí dispuestos. Como aquí hace calor perpetuo, el contenido biológico de la basura, tripas de pescado y culos de pollo, más los interiores no comestibles de pangolines, cocodrilos y antílopes, evoluciona en su degradación y riega el entorno aledaño con asfixiantes olores. Debieron sufrirlos los cientos de fieles que a aquella hora seguían a un cura a una actividad que no se justifica de ninguna manera. Pero ya saben, para gozar un día venidero de la vida eterna hay que hacer estos sacrificios irracionales, aunque tengas la caca en el cuello.

Bueno, debemos cerrar este apartado, y el artículo, diciendo que en una comunidad en que apenas hay un sistema sanitario, en la que no existe una educación nacional, los ITV sólo existen en rótulos, los jóvenes asaltan con machetes, la comida viene de Vietnam, el arroz, o de Francia, el pollo, pensar en el gozo de la vida eterna debería ser condenable. Es decir, dentro de la lógica de los hechos del hombre en relación con su transcendencia, quienes no se preocupan por su presente no deberían creer en una vida eterna quizá gestionada por otros que no son ellos. O sea, si hubiera una vida eterna no serían merecedores de ella. Si esto se introdujera en la prédica de los cientos de iglesias de todo el país, todo el continente africano cambiaría radicalmente.

Fin. sí, fin. Pero hemos oído en la BBC que en un remoto poblado de Malí cientos de personas acusadas de ser rebeldes fueron ejecutadas con las manos atadas en la espalda por mercenarios rusos. Como es chocante, y porque Rusia está ahora en boca de todos, llamaron al Ministro de Exteriores del país africano para que dijera lo que supiera y dijo que sí había rusos, pero que no eran mercenarios, sino instructores traídos por el Gobierno para… O sea, desde que el país es independiente, y con todo el ruido que hacen contra la presencia de Francia en aquel país, ¿todavía este no tiene capacidad de instruir a su propia tropa? ¿Es de pena o no lo es? Bueno, esto forma parte de todo lo que hemos dicho, de gente que sí cree en Dios, pero que no se preocupa por el presente en que vive, o es injustificadamente malvada. Porque parte de la violencia que existe en África es alimentada por gentes sinceras que quieren que la vida de todos se ajuste a la ley del Islam, la religión verdadera, la que salvaría a los africanos y, porque lo son, a los guineanos. Está claro que si concluyo aquí y no digo que esto es según la creencia de los fanáticos de la religión mahometana, muchos entenderían lo que quisieran, menos la dolorosa ironía.

 

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