Home Mientras tanto Post que no trata sobre nada

Post que no trata sobre nada

Para John Cage

 

Este es el post que no trata sobre nada. Acaba de empezar. No trata sobre nada. No durará mucho, aunque en el curso de su lectura es posible que usted, mi lector, mi lectora, experimente diversas sensaciones o incluso vea en el teatro de su mente ciertas imágenes traídas por las palabras, ya que es propio de las palabras transformarse en sensaciones o en imágenes incluso cuando uno lee un texto que, como este, no trata sobre nada. No es probable que usted aprenda nada al leer este post. Es lógico, puesto que no trata sobre nada. Ahora continúa. No trata sobre nada. No dice nada, ni defiende nada, ni critica nada, ni afirma nada, ni niega nada. Usted no aprenderá nada al leerlo, pero tampoco se sentirá ofendido ni desilusionado al leerlo, ni mucho menos aún irritado o moralmente herido, ya que el post carece por completo de pronunciamientos y está, virtualmente, vacío. Estamos llegando al final del primer párrafo del post que no trata sobre nada.

 

Aquí comienza el segundo párrafo del post que no trata sobre nada. No trata sobre nada. Hay algo enormemente placentero en el hecho de estar escribiendo este texto que no trata sobre nada. No trata sobre nada, y sin embargo existe. Se desenrolla igual que la planta de un espárrago en mitad del bosque. Se desenrolla como la lengua de un camaleón. Hay algo placentero en el hecho de no decir nada, de no intentar nada, de no buscar nada, de no defender nada. Estamos llegando a la mitad del segundo párrafo del post que no trata sobre nada, y de pronto comienza a brotar a mi alrededor, ahora, en el momento en que lo escribo, una curiosa sensación de calma, casi de felicidad. La felicidad es algo, y la calma es algo, y el brotamiento es algo, y también un espárrago y un camaleón son algo, pero este post no trata, en realidad, de nada de eso. No trata de la calma, ni de la felicidad, ni de los espárragos. Ni siquiera trata de la nada, o de lo bueno que resulta no escribir sobre nada. No dice nada. No defiende nada. No habla de nada. Y así termina el segundo párrafo del post que no trata sobre nada.

 

Este es el tercer y último párrafo del post que no trata sobre nada. No trata sobre nada, no dice nada, ni discute nada, ni propone nada, ni polemiza, ni informa. No pretende divertir ni emocionar. No pretende nada en absoluto. Su única pretensión es no pretender nada. Tampoco es un tour de force, ni pretende ser ingenioso. El post que no trata sobre nada no puede ser divertido ni ingenioso porque no trata sobre nada y no dice nada, nada en absoluto. Es un trozo vacío de la realidad. Un lugar de calma. Un templo. Una hornacina vacía. Un espacio desierto. Ahora llegamos a la mitad del último párrafo del post que no trata sobre nada. No trata sobre nada. Y sin embargo uno siente al escribirlo algo que se abre. Una posibilidad. La posibilidad de habitar en este vacío. La posibilidad de vivir en esta nada. Este es el post que no trata sobre nada. Puesto que no trata sobre nada tampoco exige nada de su posible lector. No le pide al lector que esté de acuerdo porque no hay nada con lo que estar de acuerdo o con lo que no estarlo. Ni siquiera que entienda lo que dice puesto que no dice nada y, por tanto, no hay nada que entender. El post que no trata sobre nada está llegando a sus últimas líneas. Dentro de poco terminará y entonces el mundo comenzará de nuevo. Llega hasta aquí. Y aquí termina. 

 

 

Salir de la versión móvil