«Lo realmente interesante del viaje fotográfico es la idea del reencuentro. Da lo mismo viajar al fin del mundo que a treinta kilómetros de tu casa. Lo importante es la idea de reconocer, no de descubrir. Las imágenes que realmente nos importan están ya dentro de nosotras desde la infancia o desde la juventud. Cuando fotografiamos algo y ese acto fotográfico nos emociona (no visionar el resultado sino la propia toma de la imagen) es como si estuviéramos dando forma a una imagen que ya tenemos dentro. Es algo que tiene que ver con lo vernáculo y, en cierto sentido, con lo telúrico, con la raíz, la vuelta a la tierra, al origen. Simplemente, deambulamos por el mundo buscándolas. Vamos recogiendo esas imágenes desperdigadas para incorporarlas a una caja imaginaria donde guardamos nuestras fotos de familia y nuestros recuerdos» (José Manuel Navia).
Hoy hace dos años que llegué a Chile.
Hoy estreno mi caja imaginaria.
