El Premio Casa Amèrica Catalunya a la Libertad de Expresión (y defensa de los derechos humanos) en Iberoamérica es uno de lo mayores reconocimientos al gremio que une a escritores y periodistas en lengua española. Este año se la ha concedido a Sergio González Rodríguez, y antes lo han recibido el diario Página 12 de Argentina y las periodistas Mónica González de Chile y Lydia Cacho de México.
Casa Amèrica Catalunya se ha distinguido por establecer vínculos de gran trascendencia entre la cultura catalana, la Europa mediterránea y América Latina, y ha colaborado a divulgar la literatura, el arte, el cine, la fotografía, la música y el pensamiento comprometido con la defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión.
Para mí, Sergio González Rodríguez, es un honor recibir tan importante premio, que a su vez implica un compromiso: conforme más aciago sea el contexto histórico, el periodismo está obligado a responder con la mayor inteligencia, imaginación y memoria que sea posible, sobre todo, en nombre de aquellos compañeros que fueron asesinados y desparecidos en el cumplimiento de su trabajo.
Esta premiación llega en un punto de quiebre en el contexto histórico. Por una parte, Estados Unidos ha re-redefinido su política hacia América Latina mediante la afirmación, nada azarosa, del secretario de Estado norteamericano acerca de que América Latina es su patio trasero (backyard). Casi al mismo tiempo, ha emitido un Informe sobre las graves violaciones a los derechos humanos en México por parte de las fuerzas armadas (ejército, marina, policía). El informe destaca la completa impunidad de los delitos cometidos por tales agentes institucionales.
En días pasados también, el gobierno estadounidense anunció una nueva etapa de la Iniciativa (o Plan) Mérida, la cual podría incluso cambiar de nombre, si bien redujo los recursos financieros de por medio: 124 millones de dólares menos que en 2012. Al contrario de lo que se afirmó meses atrás acerca de la intención de que tal acuerdo entre Estados Unidos y México enfatizara sus esfuerzos en desarrollo económico y social, y ya no tanto en el combate al narcotráfico, o bien, apoyase la reformas del sistema judicial, ahora las directivas serán: 1) reforma migratoria en Estados Unidos (que parece peligrar por los recientes atentados en Boston); 2) frontera del Siglo XXI (“más dinámica y segura») en el modelo de control y vigilancia; 3) seguridad fronteriza, y, por último, 4) prevención del delito y el crimen organizado transnacional.
Como se observa, las directivas determinan un énfasis unilateral para Estados UnidosU, que se deslinda de las connotaciones político-sociales al interior de México, cada vez más acosado por la violencia, la inseguridad y la insurgencia social.
Mientras el gobierno generaliza ya una campaña de imagen y propaganda que trata de imponer la idea de un “México en paz”, días atrás el periódico Mural de Guadalajara, Jalisco (perteneciente al Grupo Reforma, del que soy columnista y consejero editorial desde 1993), sufrió un ataque del crimen organizado en sus instalaciones. Asimismo, el periodista Alonso de la Colina fue asesinado en Puebla. Entre 2000 y 2013 al menos 80 periodistas en México han sido victimas de asesinato y se estima que 18 han desaparecido en el mismo periodo.
Como parte de aquella campaña, las autoridades mexicanas comienzan a estimular que la idea de México hacia el exterior se base en mensajes y contenidos de contra-información sobre la realidad del país para centrarse en sus aspectos turísticos y de patrimonio histórico, bajo una idea de la cultura sublimada o de bellas artes, distante de la lucha por la supervivencia y las urgencias del presente. Si esta tendencia se impone, se dará la espalda a la sustancia de los preceptos constitucionales (y la defensa de los derechos humanos, la igualdad, la libertad de expresión, etcétera), para favorecer la imagen y propaganda internacional de un México de oropel y mentiras, lo que auxilia a prolongar la carencia de un Estado de derecho y cancela el futuro de una democracia funcional. Hoy más que nunca, se requiere consumar el ejercicio de la crítica como fundamento del periodismo mediático y trans-mediático.
Para mí, es un privilegio compartir el Premio Casa Amèrica Catalunya a la Libertad de Expresión en Iberoamérica 2013 con mis amigos y compañeros de fronterad y sus apreciables lectores.