Por primera vez desde su instauración en 1979, el Premio Pritzker de arquitectura de 2020 –el más prestigioso a nivel internacional, una suerte de Oscar de la arquitectura– ha sido otorgado a dos arquitectas: Yvonne Farrell y Shelley McNamara. Se lee en la nota del jurado: “Su enfoque de la arquitectura siempre es honesto, revelando una comprensión de los procesos de diseño y construcción desde estructuras a gran escala hasta los detalles más pequeños. A menudo es en estos detalles, especialmente con presupuestos modestos, donde se puede sentir un gran impacto”. En particular, es posible admirar el trabajo de estas interesantes arquitectas en la estructura equilibrada de líneas rectas que ordenan el espacio de manera a la vez elegante y vagamente perturbadora, representado por la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Lima en Perú, que ganó en Premio Internacional RIBA y que los jueces definieron como “el Machu Picchu moderno”. Yvonne Farrell y Shelley McNamar han estado trabajando juntas durante 40 años, desde las primeras reuniones en el University College de Dublín hasta la creación de su propia firma, Grafton Architects, en 1978 y con sede a Dublín. “Estamos interesadas en ir más allá de lo visual, enfatizando el papel de la arquitectura en la coreografía de la vida cotidiana”, como señala Robin Pogrebin en las páginas de The New York Times. “La arquitectura no se trata solo de diseño, sofisticación y realización, sino también de cómo te hace sentir un extraño. […] Los medios de comunicación apuestan por lo fácil: los dulces visuales. La arquitectura es mucho más. Se infiltra en nuestras vidas de una manera mucho más profunda. Es importante recordar que la Tierra es hermosa y la luz solar es oro líquido […]. Gran parte de la arquitectura excluye los fenómenos naturales: el sol naciente y la puesta del sol, el poder de la primavera subiendo por el suelo”. Sofia Chialobotti
Dónde: UTEC, Lima, Perú
