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Prevención de conflictos y mediación: dos funciones vitales durante los 75 años de la ONU

“El Acuerdo Final de Paz entre el gobierno de Colombia y las antiguas FARC-EP es considerado como un modelo en la inclusión del enfoque de género y de los derechos de la mujer. Es alentador que casi cuatro años después de la firma del Acuerdo, las mujeres de Colombia sigan siendo una fuerza que impulsa su implementación.”

Estas fueron las palabras del representante especial del Secretario General de las Naciones Unidas para Colombia, Carlos Ruiz Massieu, durante el lanzamiento esta semana del informe sobre la experiencia de la Misión de Verificación de la ONU en ese país con respecto a las mujeres, la paz y la seguridad.

La participación de las mujeres es uno de los elementos fundamentales de todo proceso de paz: incluir las voces de los diversos actores sociales.

La Organización de las Naciones Unidas fue fundada hace 75 años en un mundo devastado por la Segunda Guerra Mundial y prevalece como el máximo organismo encargado de velar por la paz.

Para cumplir con el objetivo de evitar las conflagraciones, la ONU ha contado desde sus inicios con mecanismos de mediación y prevención de conflictos que ha utilizado a lo largo de la historia en numerosas ocasiones y que el complejo mundo de hoy hace más indispensables que nunca.

En su artículo 33, la Carta de las Naciones Unidas establece:

“Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección.”

Ese documento fundacional también prevé el papel del Secretario General, el Consejo de Seguridad y la Asamblea General en la solución pacífica de las disputas. Las resoluciones de la ONU y la experiencia adquirida han contribuido a la función de construcción y mantenimiento de la paz de la Organización.

Al caso del proceso de paz de Colombia, uno de los más exitosos en los años recientes, se suman muchos ejemplos de acciones efectivas de resolución o prevención, entre ellos el observado apenas el fin de semana pasado en Bolivia cuando, tras un año de tensiones, con el apoyo mediador de la ONU se celebraron las postergadas elecciones generales de manera pacífica, ordenada y transparente y cuyos resultados fueron reconocidos por todas las partes.

¿En qué consiste la prevención de conflictos?

El Departamento de Asuntos Políticos y de Construcción de la Paz -integrante de la Secretaría General de la ONU- explica que la prevención de conflictos involucra a los actores que trabajan en tres áreas que son pilares de la ONU: la paz y seguridad, el desarrollo y los derechos humanos.

La experiencia ha mostrado que si bien cada uno de estos pilares funciona de manera distinta, su interconexión y labor conjunta permiten abordar las causas inmediatas y las más profundas de los conflictos violentos.

Esta tarea suele requerir la participación a nivel local, nacional, regional e internacional de las comunidades, la sociedad civil, los gobiernos, las organizaciones regionales y subregionales y otras instituciones internacionales.

El enfoque de la ONU para la prevención de conflictos ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a la realidad cambiante del mundo. Las resoluciones de la Asamblea General A/RES/70/262 y del Consejo de Seguridad S/2282/2016 sobre mantenimiento de la paz, adoptadas en 2016, contemplan una serie de acciones para prevenir el brote, la escalada, la continuación y la recurrencia del conflicto.

Por su parte, el Secretario General António Guterres ha planteado una visión integral sobre el apoyo que las Naciones Unidas pueden brindar a los países para ayudarles a evitar el estallido de crisis que pueden costar muchas vidas y socavar las instituciones y capacidades para lograr la paz y el desarrollo. Según esta perspectiva, la ONU desempeña un papel fundamental en el respaldo a los Estados miembros para prevenir conflictos violentos.

Bajo estos preceptos, la Organización trabaja en una variedad de puntos a lo largo del ciclo del conflicto, abordando cuestiones que presentan riesgos de crisis a largo plazo, dialogando con partes que están al borde de la violencia, y ayudando a negociar el fin de los conflictos ya existentes, así como asistiendo a los países para lograr la reconciliación y construir sociedades resilientes e inclusivas.

Además de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, la Comisión de Consolidación de la Paz y el Consejo de Derechos Humanos desempeñan un papel importante en el asesoramiento, la dirección y el respaldo al trabajo de la ONU para prevenir los conflictos y mantener la paz.

El Departamento de Asuntos Políticos y de Construcción de la Paz -integrante de la Secretaría General de la ONU- explica que la prevención de conflictos involucra a los actores que trabajan en tres áreas que son pilares de la ONU: la paz y seguridad, el desarrollo y los derechos humanos.

La experiencia ha mostrado que si bien cada uno de estos pilares funciona de manera distinta, su interconexión y labor conjunta permiten abordar las causas inmediatas y las más profundas de los conflictos violentos.

Esta tarea suele requerir la participación a nivel local, nacional, regional e internacional de las comunidades, la sociedad civil, los gobiernos, las organizaciones regionales y subregionales y otras instituciones internacionales.

El enfoque de la ONU para la prevención de conflictos ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a la realidad cambiante del mundo. Las resoluciones de la Asamblea General A/RES/70/262 y del Consejo de Seguridad S/2282/2016 sobre mantenimiento de la paz, adoptadas en 2016, contemplan una serie de acciones para prevenir el brote, la escalada, la continuación y la recurrencia del conflicto.

Por su parte, el Secretario General António Guterres ha planteado una visión integral sobre el apoyo que las Naciones Unidas pueden brindar a los países para ayudarles a evitar el estallido de crisis que pueden costar muchas vidas y socavar las instituciones y capacidades para lograr la paz y el desarrollo. Según esta perspectiva, la ONU desempeña un papel fundamental en el respaldo a los Estados miembros para prevenir conflictos violentos.

Bajo estos preceptos, la Organización trabaja en una variedad de puntos a lo largo del ciclo del conflicto, abordando cuestiones que presentan riesgos de crisis a largo plazo, dialogando con partes que están al borde de la violencia, y ayudando a negociar el fin de los conflictos ya existentes, así como asistiendo a los países para lograr la reconciliación y construir sociedades resilientes e inclusivas.

Además de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, la Comisión de Consolidación de la Paz y el Consejo de Derechos Humanos desempeñan un papel importante en el asesoramiento, la dirección y el respaldo al trabajo de la ONU para prevenir los conflictos y mantener la paz.

Cinco elementos clave

Los expertos de las Naciones Unidas en el tema señalan que la prevención de conflictos depende básicamente de cinco elementos:

  1. Detectar el pulso político y social, estar cerca del terreno y entender bien la situación. Para eso la ONU tiene más de 35 misiones políticas especiales en el mundo.
  2. Conocer bien a los actores políticos, los oficiales en el gobierno y todas las partes de la sociedad. Transitar por el camino de la política requiere este conocimiento. Los especialistas de las Naciones Unidas monitorean cuidadosamente a los 193 Estados miembros, mantienen contacto con esos actores y analizan los escenarios para apoyar el compromiso político de todos los implicados.
  3. Incluir en las consultas y procesos a muchas voces de la sociedad, como las de las mujeres y las jóvenes.
  4. Crear alianzas con organizaciones regionales e instituciones financieras internacionales y vincular el trabajo político a corto plazo con la construcción de la paz a largo plazo y los esfuerzos de desarrollo.
  5. Contar con la voluntad política de todos los actores para prevenir los conflictos es el factor primordial de todo proceso.

Cuando estos elementos están presentes, la prevención funciona. Cuando los esfuerzos de prevención fallan, los efectos son, generalmente, catastróficos.

En el último año, la prevención se ha quedado corta o ha sido inexistente en algunos casos, dando como resultado violencia, elecciones impugnadas, protestas populares y transiciones políticas.

La ONU sabe que hay mucho trabajo por hacer y está decidida a continuar con su labor de apoyo a los actores nacionales y a los hombres y mujeres en todo el mundo para prevenir los conflictos.

Mediación y diplomacia para la paz

Una de las grandes herramientas para evitar los conflictos es la mediación, una tarea encomendada en la Carta de las Naciones Unidas al Secretario General, el Consejo de Seguridad y la Asamblea General.

Los expertos del Departamento de Asuntos Políticos y Construcción de la Paz señalan que la mediación supone una evolución constante. “Es un reflejo del mundo en el que se aplica y responde al mismo”, afirman los responsables de las políticas de mediación de la Organización.

El papel del Secretario General como actor importante en el establecimiento de la paz ha evolucionado gracias a una amplia práctica que incluye los buenos oficios, la mediación, la facilitación, los procesos de diálogo e incluso el arbitraje.

El Secretario General puede tomar medidas por sí mismo o puede nombrar representantes especiales y enviados para llevar a cabo buenos oficios y mediación en su nombre. Muchos de sus representantes participan en conversaciones de paz o diplomacia de crisis mientras supervisan las misiones políticas o de mantenimiento de la paz de la ONU sobre el terreno, que también pueden tener mandatos para ayudar a los países y regiones a resolver conflictos y tensiones de forma pacífica.

¿Qué son los buenos oficios?

Buenos oficios es un concepto muy amplio que, en general, implica la asistencia de un tercero a las partes en conflicto para ayudarlas a encontrar la solución a sus problemas.

Esta asistencia se puede manifestar de muchas formas diferentes que incluyen asesorar a las partes en conflicto , aconsejar a los gobiernos, llevar mensajes entre las partes opositoras y tratar de fomentar el contacto o la confianza entre grupos sin implicarse directamente en el proceso.

Algunas veces, los buenos oficios pueden ejercerse brindando los conocimientos sobre distintos aspectos del proceso de paz adquiridos con la experiencia del mediador.

En la ONU, los buenos oficios son una función derivada del papel, el prestigio y la credibilidad del Secretario General. Y es precisamente este papel el que sirve en gran parte como base de la mediación.

El papel del mediador

La mediación se basa en el consentimiento de las partes en conflicto, de otra manera no puede ocurrir. Las partes deben estar de acuerdo en que un tercero se involucre en el proceso.

La mediación se basa en la imparcialidad y las partes deben ser dueñas del proceso, es decir, debe ser una negociación nacional.

El mediador debe tratar de hacer el proceso incluyente para que todos, mujeres y hombres afectados por el proceso, participen en él.

Asimismo, debe respetar el derecho internacional y los diversos marcos de trabajo normativos, sobre todo los que tienen que ver con derechos humanos.

El objetivo de los mediadores debe ser siempre alcanzar una paz justa, incluyente y sostenible.

Fin de la Guerra Fría

El cambio del orden mundial resultado de la Guerra Fría multiplicó la necesidad de procesos de mediación. Fue entonces cuando proliferaron las negociaciones mediadas por instancias diferentes a la ONU, aunque la Organización mantiene un papel líder en la esfera de la prevención de conflictos.

También después de la Guerra Fría, las funciones de la ONU en la construcción de la paz florecieron y en el decenio que siguió a ese parteaguas histórico se puso fin a muchos conflictos armados de larga data mediante la negociación de acuerdos políticos, con frecuencia mediados y ejecutados con una fuerte participación de las Naciones Unidas.

Hoy, no son raras las negociaciones de diplomacia preventiva que ocurren con la mediación de organizaciones regionales o no gubernamentales, gobiernos imparciales en el escenario en cuestión y otros actores nacionales e internacionales. Además, en muchas ocasiones los mediadores pueden ser varios y la ONU puede ser uno de ellos.

Colombia, un caso de mediación de dos países y construcción de la paz de la ONU

El paradigmático caso de Colombia, citado como modelo de proceso de paz en muchos sentidos, comenzó con la mediación de Cuba y Noruega. Las conversaciones entre el gobierno y las FARC-EP duraron cerca de cuatro años y culminaron con la firma del Acuerdo Final de Paz en noviembre de 2016.

Diez meses antes de esa firma, en enero del mismo año, el gobierno y las FARC-EP solicitaron a la ONU que enviara una misión política para verificar el alto el fuego y la eventual implementación del acuerdo, que incluiría la dejación de armas de los integrantes de las FARC-EP.

El Consejo de Seguridad de la ONU autorizó la creación de la misión, que empezó a desplegar a sus observadores en junio.

Unos meses después de concretarse el acuerdo, esa primera misión se reconfiguró dos veces, la segunda de las cuales emitió un nuevo mandato que quedó estipulado en una resolución del Consejo de Seguridad de abril de 2017.

La Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia sigue operando y tiene, entre otras tareas, la de verificar la reincorporación política, económica y social; y las garantías de seguridad para los integrantes de la FARC, sus familias y para las comunidades.

El papel de la ONU en Colombia se ha distinguido por su empeño en la inclusión de todos los actores sociales en el proceso de paz, con gran énfasis en la participación de las mujeres.

“Nuestra misión política especial en Colombia ofrece lecciones únicas y valiosas sobre la construcción de una paz inclusiva”, según ha dicho la secretaria general adjunta de la ONU para Asuntos Políticos, Rosemary DiCarlo.

Producción: Carla García
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