Quiero en esta ocasión daros a conocer el prologo que he escrito para el libro titulado “Cosmogénesis en 100 páginas” de mi gran amigo Miguel Galindo Sanchez. Una amistad que con el tiempo se ha ido fortaleciendo. Leer diariamente su blog de El Mirador del periódico digital “La Opinión de Murcia”, es enriquecedor. Su forma de escribir y sus mensajes impactan al lector y aconsejo a seguirle diariamente por todo lo que nos enseña, tanto de la vida como del lenguaje bien escrito.
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https://murciaeconomia.com/art/70382/cosmogenesis-en-100-paginas-el-nuevo-libro-de-miguel-galindo
PROLOGO DEL LIBRO «COSMOGÉNESIS en 100 páginas»
Cuando Miguel me propuso escribir un prólogo para Cosmogénesis y leí el contenido del libro, reconozco que en un principio no sabía por dónde establecer un punto en común de sus reflexiones con mi experiencia. Pero según iba leyendo, mi mente se iba abriendo dando paso a un sinfín de pensamientos coincidentes que me llevaban a situaciones vividas y las notas en mi cuaderno se llenaron de garabatos y de ideas que ahora espero poder ponerlas en orden para una mayor comprensión.
Las religiones o como lo queramos llamar en el mundo, de siempre han existido, mucho antes que Jesucristo, Mahoma o cualquier otra fe de las tantas existentes actualmente en el mundo. Pero todas ellas coinciden en algo muy importante: en un ser o algo superior que nos da la vida, en una fuerza llamada fe y en una conciencia individual que nos hace ser como somos en nuestros actos cotidianos. Tres puntos convergentes que son comunes a todos los dogmas ¿Quién dice que los hombres primitivos no tenían adoración por algo? ¿Quién me puede rebatir que los animales no poseen también a su manera un sentimiento que vaya más allá de su propia existencia?
Me gusta mucho pasear por el campo, observar la naturaleza en todo su esplendor, a sus criaturas pequeñas y grandes, intentar hacer lectura de la huella que cada día nos deja una flor o simplemente una hormiga diminuta que trabaja en comunidad para un fin que beneficia a todo el hormiguero. Pues bien, paseando por un camino vi a lo lejos en medio del mismo a una urraca que emitía de forma constante fuertes graznidos y otra que estaba en la rama de un árbol muy cercana a la del camino que también compaginaba sus graznidos con ella. Era una situación extraña, al menos eso pensé para mí mismo. Conforme me iba a cercando, la que estaba en el camino gritaba con más fuerza. Vi que junto a ella había algo inmóvil en el suelo que en ese momento no acertaba a divisar lo que era. Estaba seguro que era testigo de algo impresionante, pero continué andando para ver lo que hacían. A unos tres metros aproximadamente, la urraca chillando se fue junto a su compañera de la rama. Al llegar a la altura en donde estaba, descubrí que el objeto inmóvil en el suelo y oscuro, era un polluelo de urraca muerto. Me agaché para observarlo mejor y hacer una foto y enseguida las urracas graznaron con más fuerza. Me levanté y seguí mi camino. Al mirar atrás, observé como de nuevo una de ellas había regresado al mismo sitio y seguían con su canto. Y lo comprendí. Estaban llorando por su hijo muerto. Estaban velando su muerte. ¿A quién dirigían ese canto? ¿Qué me estaba diciendo la naturaleza ante esta estampa que tantas veces hemos vivido los humanos con nuestros seres queridos que se han marchado? ¿Qué estaban pensando? ¿Qué mensaje estaba detrás de esse dolor? Tenemos que tener la mente abierta y esa debe ser la máxima de todo hombre de ciencia, de toda persona que aunque tenga fe hacia una religión en concreto, pueda también comprender y respetar otras creencias incluso de otras especies diferentes a la nuestra.
Siguiendo con el mismo argumento anterior… ¿Qué hay detrás de esos elefantes que velan a sus muertos durante horas, o esos delfines que durante días mantienen a flote en la superficie a los heridos o los que han fallecido con la intención de que se recuperen? Tengo gravadas secuencias de unas hormigas que fueron pilladas por la rueda de una bicicleta quedándose en el suelo retorcidas y como otras muy nerviosas después de lo ocurrido, se dirigían a las heridas, se tocaban con sus antenas (la forma de comunicación), intentaban levantarlas. ¿Acaso no es empatía también, no es tener conciencia del sufrimiento del otro?
Recientemente se ha descubierto por Investigadores del Instituto Max Planck en Leipzig (Alemania), un extraño ritual que los chimpancés de las selvas de Guinea Bissau realizan asiduamente. En el hueco de ciertos árboles los chimpancés que pasan junto al mismo lanzan una piedra a su interior como si fuera un ritual sagrado que hace pensar el inicio de algún tipo de creencia religiosa. Los científicos aún no comprenden este sorprendente comportamiento. Las piedras una vez lanzadas se quedan en el árbol y muchas veces tienen que transportarla desde un lugar apartado. Lo más sorprendente es que también algunas poblaciones humanas de la prehistoria realizaban esta misma práctica y aún hoy existen comunidades indígenas del oeste de África que realizan la misma práctica de colocar piedras en árboles sagrados, a veces como ofrendas y otras como símbolo para identificarlos.
Los grandes simios (chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas), que pertenecen científicamente a los homínidos al igual que el hombre y compartimos el 99% de los genes y numerosas capacidades cognitivas, tenemos junto con los humanos, un mismo ancestro común del cual partimos evolutivamente hasta llegar siendo especies diferentes pero cercanas. La religión cristiana y otras han intentado atacar y rechazar lo que la ciencia demostraba. No solo Galileo paso por la furia del dogma cristiano o dictadura más bien diría yo, también Lucilio Vanini fue detenido por la inquisición romana condenándolo a ser quemado en la hoguera vivo en la ciudad de Toulouse en 1619 por plantear entre otras afirmaciones que los hombres eran descendientes de los monos. Darwin también criticado y ridiculizado por la misma causa y el que suscribe fue igualmente ridiculizado públicamente, atacado con mentiras y falsedades contra mi persona y la organización Proyecto Gran Simio que representaba por presentar en el Congreso de los Diputados en el año 2006, la defensa de los grandes simios y sus derechos básicos. Sectores de la iglesia, partidos de la derecha, medios de comunicación con personas bien conocidas en el ámbito periodístico e incluso Asociaciones de muy diversos ámbitos, levantaron falsos testimonios contra mí, en medio de un debate nacional que llegó a sacar titulares internacionales en los principales medios del mundo, éstos últimos en apoyo de mi intervención. Más tarde en 2008, la Proposición No de Ley fue aprobada en el Congreso ante una Comisión de Medio Ambiente apoyando los derechos de los grandes simios y su legislación para su protección, quedando esto último sin efecto al ser olvidado en los cajones de la Moncloa a pesar de su aprobación. Algo al parecer inaudito y que tiene potestad el Gobierno de cumplir o no cumplir las Proposiciones No de Ley a pesar de ser aprobadas en el Congreso. Así es la democracia que nos quieren hacer creer.
Como vemos, aún hoy la religión en muchos ámbitos de nuestras vidas y en las de la mayoría de las sociedades del mundo, tienen una amplia fuerza en las decisiones políticas, echando tierra a las científicas.
Esto me trae a contaros otro aspecto importante que la gente ignora y que sin embargo para mi es substancial porque nos da a los humanos una lección que deberíamos analizar profundamente. Los bonobos son una especie muy parecida a los chimpancés. Son más delgados, con la cara más oscura y el pelo alborotado. Caminan muchas veces de forma erguida. Fueron descubiertos en 1929 y sus poblaciones a punto de desaparecer. Viven en el interior de la República Democrática del Congo. Los franceses los llamaban los chimpancés de izquierdas, ya que viven en el lado izquierdo del Río Congo y para ellos eran como los hippies porque además de la característica de su pelo, estaban haciendo el amor a todas horas. ¿Curioso verdad? Todos los conflictos del grupo se resuelven con actos sexuales de un mismo sexo o diferente. A penas hay violencia. Quien manda en la sociedad bonobo es una hembra. Se ayudan mutuamente en todos los aspectos. Como sociedad matriarcal las decisiones del grupo las dicta una hembra o varias de ellas. Todos estos aspectos juntos no gustaron para nada a los primatólogos de la época. Había mucho machismo aunque aún hoy perdura. Rompían los esquemas normales del resto de las especies incluida la del hombre donde el macho es el dueño absoluto del grupo. La ciencia no abierta, la que se comporta como una religión extremista, no quisieron estudiar a los bonobos e incluso los ignoraron durante mucho tiempo y aun hoy sus poblaciones son poco estudiadas por estar en una zona de guerra continua por los recursos naturales.
Y visto todo ello, a mi me gustaría vivir sin duda en una sociedad bonoba
¿Quién es Dios? Es la pregunta que nos plantea también Miguel. Para mí sin duda más allá de mi espiritualidad o la certeza de ese universo paralelo en donde se supone nos iremos al dejar este mundo porque según los principios científicos, la energía no se crea ni se destruye sino que se transforma y nosotros somos energía; la naturaleza en sus más bellos coloridos, el mar, los bosques, las selvas, las cascadas, las flores y sus mil colores, su aroma que nos embriaga, las estrellas y planetas del universo, el sol, las especies….todo en su conjunto es el Dios que nos ilumina cada día, en cada huella que dejamos a nuestro paso por los caminos y senderos de nuestra existencia.
Hoy más que nunca hemos comprendido que no somos nadie, que por mucho que queramos sentirnos superiores a todo lo vivo, inteligentes por la capacidad de construir palacios y edificios, máquinas y ordenadores con la tecnología puntera, un simple virus microscópico ha puesto en jaque a toda la humanidad en todo el planeta. Esto nos demuestra la importancia de los ecosistemas de la Tierra que funcionan como verdaderas vacunas protegiéndonos de virus que están latentes en otras especies sin ocasionar ningún mal pero que en cuanto esa especie se encuentra en peligro de extinción, el virus ve peligrar su existencia y salta a la más numerosa como ha ocurrido y ocurre en esta pandemia. La Tierra, ante el egocentrismo del ser humano que destruye todo lo que toca, ha movido ficha y nos ha dado “jaque” en el ajedrez de la vida. Ahora nos toca mover a nosotros pero ¡ojo!, a ver qué jugada y que ficha vamos a mover, porque de seguir sin estar atentos al juego, el próximo movimiento de la Tierra puede ser “jaque y mate” al ser humano.
Espero que esta decadencia intelectual que asola a nuestros políticos y a muchos eslabones de nuestra sociedad que se encuentran absorbidos por máquinas lavadoras de cerebros, sepa corregir sus grandes errores y vean en el árbol de la vida, que todas sus ramas son imprescindibles para forjar un futuro y una sociedad justa para todos y para las generaciones futuras.
¿Dónde está el Edén o el Paraíso en donde el Génesis de la Biblia relata que nos echaron por comer del árbol prohibido? Una metáfora que debemos saber interpretar no al pié de la letra, sino según el conocimiento que cada uno quiera interpretar o creer. Para mi ese Eden está en la Tierra, en las selvas, en nuestros ecosistemas y podemos disfrutar de ellos. Para mí, comer la manzana, es la deforestación que estamos sometiendo a los bosques primarios, la contaminación de nuestros cielos, ríos y mares, es la extinción de especies que estamos originando de forma criminal, es el asesinato de los pueblos indígenas veladores y defensores de los pulmones de nuestro planeta. El Paraíso está en nuestros jardines, en nuestros montes, en nuestra ilusión de vivir y en la empatía hacia todos los seres vivos.
Cierto es lo que Miguel Galindo nos dice sobre los libros Agnósticos que son tan válidos como los reconocidos en el nuevo testamento. Le animo a que continúe con sus enseñanzas sobre esos libros rechazados por la iglesia y que cuentan otra historia que a buen seguro puede ser igual de interesantes como las reconocidas y que todos deberíamos de conocer para después cada uno tomar el rumbo que más le convenza a su fe. Miguel nos abre ventanas apasionantes, reflexiones importantes a tener en cuenta, hacernos pensar y abrir nuestros ojos ante unos hechos en la historia que puede cambiar porque no, el destino de nuestro razonamiento individual. Esta llama que este gran escritor a quien tengo el honor de escribir el prólogo de su libro, espero sea la continuación de otros tratados, de más pensamientos que nos hagan buscar la esencia de nuestras vidas.
El gran léxico de su narrativa, la cantidad de sinónimos que nos muestra en sus líneas, el cómo llegan sus palabras al hilo de sus ideas, hacen que la lectura sea continuada, atenta a cada expresión donde en cada juego de palabras puede sacarse el jugo o la conclusión de una idea. Su lectura amena y humorista hace que sea interesante y no aburrida, nos mantiene la mente despierta en cada punto y aparte, en cada coma y en cada capítulo.
Si el lector no conoce a Miguel, le invito a que visite de forma diaria su blog El Mirador del periódico digital “La Opinión de Murcia”, donde diariamente nos comenta la actualidad, nos hace reflexionar con su característica forma de escribir y donde comencé yo a admirar el corazón de un gran hombre cuyos escritos deberían ser el pan nuestro de cada día.
Sin más les dejo con él. A buen seguro no se arrepentirán
PEDRO POZAS TERRADOS