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Mientras tantoPunto de cruz

Punto de cruz

Cinesporas en el blogo aerostático   el blog de Federico Volpini

 

IN HOC SIGNO VINCES

 

 

Una suerte para la causa de la cristiandad que en su sueño se presentase a Constantino la sugerencia táctica en forma de leyenda y no por boca de ángel: ¿y si el ángel llega a ser español? La cruz del cine patrio es que a tres cuartos y mitad de los actores no se les entiende cuando hablan. “¿Qué ha dicho?”. “Me ha sonado a que Vinicio está en consigna”. “Ya, pero eso no significa nada”. “Pregúntale a Vinicio”. Aunque una buena dicción, de entrada en los colegios, igual lo soluciona, gran parte de la culpa reside en el dinero que se escatima para postproducción, para el sonido: ¿qué más da que lo que dicen se escuche o no se escuche? ¿Qué es el cine, para oírlo, o para verlo?, dicen, digo. Opciones de futuro, como pintar la cruz en los escudos, o decirlo después, que ha sido un sueño. Dedicada a los sueños, la 47 edición del Festival de Cine de Sitges, el Festival de Cataluña, que hoy termina. Y queda el plato del Festival vacío sobre la mesa, la servilleta sucia, el mantel arrugado: manchas de vino, rastros de salsas, migas, el mantel debería ser bandera de los desheredados, para reivindicar que, esta vez, se ha comido.

 

 

Acaba el Festival de Sitges, nueve días intensos en los que la persona acreditada se hace oferta cuando, antes de las sesiones, en la puerta, lee la máquina su código de barras.

 

 

¿A qué ocasión más alta puede aspirar el ser humano hoy que a que lo consideren producto de consumo? La sensación de pasar por caja y llevarte a ti mismo. «¿Quiere bolsa?» «¿Cuánto cuesta la bolsa?» Sin la bolsa. Pero dueño de uno, con el refrendo del Mercado. Eso te da el código de barras.

 

Acaba Sitges hoy, el Festival. El palmarés se puede consultar los escaparates del ramo.

La sorpresa, la cinta ganadora.

 

 

‘I Origins’, de Mike Cahill: con la coartada de un viaje por la ciencia, inmersión baptismal en el etéreo y con frecuencia insulso caldo espiritual: mojar los dedos en la llaga que no vemos y no vamos a ver. ‘In Hoc Signo Vinces’. Y va. Y gana.

 

Dios escribe derecho con renglones torcidos.

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